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 viernes, 02 de diciembre de 2005  
La asunción. Grupos de piqueteros entonaron cánticos en contra de Lavagna
Clima futbolero en la Casa de Gobierno
Kirchner saludó con un abrazo al ex ministro de Economía e hizo lo propio con los funcionarios salientes

Roberto Lavagna, parado, estático, escuchaba: "Ya lo echamos a Lavagna y a Duhalde también; vamos llegando, compañeros, al poder". Ocurría en el Salón Blanco de la Casa Rosada minutos antes de que comenzara el acto de asunción de los cuatro nuevos ministros del gabinete nacional.

Enseguida entró en escena el presidente Néstor Kirchner, a quien le bastó con una sola y dura mirada a los autores de las consignas para imponer un tenso silencio.

Los que cantaban contra Lavagna eran cerca de 20 militantes de cinco agrupaciones de desocupados diferentes, afines al gobierno, que -según dijeron- habían sido invitados por la propia Casa Rosada. De hecho, ocupaban un lugar privilegiado en un salón repleto de invitados.

A las 11.20, una formación de hombres del gobierno se ubicó alrededor del presidente para comenzar el acto, que duró sólo 10 minutos y que tuvo clima de estadio de fútbol. Las más ovacionadas fueron las mujeres que se integraron al gabinete: Felisa Miceli (Economía) y Nilda Garré (Defensa).

El primero en jurar fue el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana, en reemplazo de Rafael Bielsa. Después lo hicieron las dos mujeres. Garré obvió hacerlo por Dios y sólo juró por la patria.

Después fue el turno de Miceli. En la lectura, el presidente se vio complicado para pronunciar el nombre de pila de la ministra. El inconveniente presidencial superado por una oportuna sonrisa de Felisa. Luego se abrazaron muy fuerte, con cariño.

El último en jurar fue Juan Carlos Nadalich como titular de la cartera de Desarrollo Social, en reemplazo de Alicia Kirchner. A pesar de ser el menos conocido, pudo arrancar risas y aplausos entre los presentes y en el propio presidente cuando, en lugar de ubicar su mano derecha en alto para jurar como lo hicieron los anteriores, optó por hacerlo hacia abajo.

Terminado el trámite, Kirchner se dio vuelta rápido para saludar a quienes dejaban sus lugares. El orden del saludo lo determinó la ubicación de los ex ministros. La primera fue, entonces, su hermana Alicia; un llamativo apretón de mano y abrazo incluido despertó un alud de flashes: era nada más ni nada menos que para Lavagna. También saludó a Bielsa y José Pampuro.

Como es habitual, el primer mandatario se mezcló entre los asistentes, donde resaltaban empresarios y gobernadores. Estaba el vicepresidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Gregorio Chodos; el empresario Benito Roggio; el banquero Carlos Heller, y el titular de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi.

Entre los gobernadores resaltó Felipe Solá, quien llegó tarde y aprovechó la distracción del aplauso por la jura de Taiana para ubicarse en primera fila, pegado a Cristina de Kirchner. También estuvieron los mandatarios de Santa Fe, Jorge Obeid; Corrientes, el radical Ricardo Colombi; Misiones, Carlos Rovira; Córdoba, José Manuel de la Sota; San Juan, José Luis Gioja; Jujuy, Eduardo Fellner, y Tucumán, José Alperovich.
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Kirchner le dio el abrazo de despedida a Lavagna.

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