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 viernes, 02 de diciembre de 2005  
Frustrada persecución desde la terminal al microcentro
Roban un depósito, los persiguen y fugan
Un trío de ladrones se llevó algo más de $4.500 de una distribuidora láctea tras reducir a siete personas

Leo Graciarena / La Capital

Norma, secretaria de la distribuidora de lácteos de Castellanos al 600, esperaba en la oficina que regresara el último camión para cerrar la caja del día. Eran las 13.15. Y en ese momento a José, uno de los socios de la firma, un ladrón le puso una pistola en las costillas y le dijo "dame la guita". Así fue como dos ladrones a cara descubierta y a punta de pistolas 9 mm. llevaron a cabo el ritual del robo en un depósito que les reportó algo más de 4.500 pesos y dos celulares. Los delincuentes dejaron a siete personas encerradas en una oficina y huyeron en una moto que los esperaba en manos de un cómplice. Los uniformados los persiguieron durante más de dos kilómetros pero los perdieron en pleno centro.

"Todo duró menos de cinco minutos", comentó José, uno de los socios de Logística 1, una distribuidora de lácteos que trabaja en el rubro desde hace más de dos décadas en el barrio de la terminal de ómnibus. La empresa está ubicada por Castellanos, entre Santa Fe y San Lorenzo. Sus persianas color crema y la carencia de un cartel identificatorio desconciertan al desprevenido. Todo lo que se ve desde la vereda es la puerta de la oficina y el portón del depósito. Por ahí ingresaron dos hombres de gorrita decididos a robar.

Los delincuentes entraron y se dividieron. Uno fue hacia el fondo del depósito, en el que había dos camiones. El otro entró a la oficina por la puerta que la comunica con el patio de descarga donde había un Mercedes Benz 608. "Estaba detrás de uno de los camiones cuando uno de los tipos me puso la pisola en las costillas y me dijo: «No me mirés». Y yo le hice caso", contó con el rostro marcado con la angustia, José, de 67 años.


"Todos al suelo"
El delincuente se llevó al hombre a la oficina donde su compañero ya había reducido a cinco empleados y a Norma, la secretaria. "Alguien entró y dijo: «Todos al suelo». Y no le di mucha bolilla porque pensé que era uno de los muchachos del galpón que siempre hace esa joda. Pero cuando me pegó un golpecito en la cabeza me di cuenta que era en serio", contó la mujer que estaba en su escritorio, de espaldas a la puerta del depósito y de frente al ingreso por calle Castellanos.

"Los ladrones estaban tranquilos, pero apurados", comentó José. Y Norma agregó: "Me llamó la atención que no revolvieron nada. Vinieron a donde tenía la plata y sabían que faltaba un camión por llegar". La mujer estaba sumando las recaudaciones de los vehículos que llegaban tras la ruta de reparto. Los ladrones sabían que la empresa tiene seis camiones que se rotan y que al mediodía comienzan a retornar al depósito tras repartir en almacenes y supermercados. Uno estaba esperando para entrar, pero los delincuentes no lo advirtieron.

Los ladrones se llevaron 4.500 pesos en efectivo, "más una recaudación" que Norma no llegó a computar. Con siete personas reducidas y tiradas en el piso, los ladrones se marcharon. Según los vecinos, a pocos metros del negocio esperaba un tercer hampón en una moto tipo enduro verde y blanca que fue descrita por testigos.

Pero cuando agentes del Comando Radioeléctrico visualizaron la moto en Catamarca y Rodríguez eran sólo dos los delincuentes a bordo. "Fue una locura. El que manejaba era un piloto bárbaro", comentó uno de los pesquisas.

Con el móvil policial comiéndoles los talones, los hampones pilotearon la huida por calle Rodríguez hasta Montevideo, empalmaron Oroño "y cruzaron Pellegrini con el semáforo en rojo sin matarse por milagro", contó un investigador. Después atravesaron el parque y en la zona del monumento a Manuel Belgrano tomaron por Viamonte en contramano. "Les salió al cruce un móvil y lo pasaron. Después agarraron por La Paz hasta Buenos Aires y se metieron en el centro. Ahí, entre el tránsito y la gente, se complicó todo", explicó el oficial. "Los móviles los tenían a unos 50 metros, pero con el caos de tránsito lograron huir. Uno se bajó en peatonal (Córdoba) y Maipú y se metió en un garaje de la zona y se esfumó. El otro siguió con la moto y también desapareció", comentó. "Hoy nos tocó perder", sentenció el uniformado.
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José, dueño del depósito, terminó reducido y tirado en el piso.


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