La rosarina Alejandra Rubio, campeona mundial de fitness

Alejandra Rubio encuadra a la perfección en lo que popularmente se conoce como la sensual morocha argentina. Claro que el estricto entrenamiento físico que lleva adelante realza sus curvas y le otorga una silueta atlética que en materia muscular roza la excelencia. La rosarina de 38 años acaba de concretar la proeza de consagrarse campeona mundial de fitness en el torneo que se disputó en Lituania, no sin antes remar contra viento y marea. "Cuando gané el campeonato hacía 10 grados bajo cero y en el festejo se me congelaban las lágrimas. Fue increíble", cuenta, todavía envuelta en la emoción del triunfo. Una coreografía de tango cautivó a los jurados y la depositó en el primer escalón del podio.

El fitness no es uno de los deportes más conocidos en el país. Por esa razón ella explica de qué se trata. "Se busca desarrollar la forma atlética de la mujer sin perder la feminidad. En la competencia sobre la pasarela se usan tacos altos, se hacen coreografías y hay demostraciones de flexibilidad".

La consagración en Lituania tuvo una escala previa en otro campeonato mundial que se disputó en Italia, en la bellísima Marina di Carrara. Allí Alejandra Rubio finalizó en el segundo puesto, en la categoría fitness figura, donde compitieron unas 100 deportistas. El certamen fue de fitness y fisicoculturismo.

A los atletas argentinos siempre les toca superar obstáculos extradeportivos. "Para no perder peso en Italia llegue a comer hamburguesas de caballo, que son ricas en hierro. Además, me habían prestado una casa en la montaña y tenía que ir al gimnasio todos los días en bicicleta. Recordaba la película Rocky IV, donde Sylvester Stallone se entrenaba con todas las adversidades en Siberia. Fue muy sacrificado pero pude llegar a Lituania en condiciones aceptables", narra.

Luego llegó el mayor logro de su carrera. En el Mundial de Lituania ganó en la categoría fitness figura y accedió a la final de todas las campeonas, donde se quedó con la corona master. El torneo fue exclusivamente de fitness y en su categoría fueron de la partida 350 atletas, las mejores de cada país.

Como en la mayoría de los deportes amateurs, su esfuerzo para equiparar chances fue titánico. "La comitiva de cada país estaba integrada por nutricionistas, deportólogos y hasta asistentes psicológicos. Yo, en cambio, fui sola y con una mochila", reconoce. Rubio recibió colaboración de la Municipalidad de Rosario y una empresa de productos de nutrición.

En ambas competencias la rosarina presentó una coreografía inspirada en el tango. "En Lituania viví una experiencia muy particular. Allí no conocían la bandera argentina. Mi pollerita estaba forrada del lado de adentro con los colores celeste y blanco. Entonces, cuando terminé la coreografía me saqué la pollerita y la exhibí como bandera. Incluso la ubiqué en el mástil con las enseñas de los otros países, donde la nuestra no estaba. En Lituania sólo reconocían a Argentina por el nombre de Maradona", relata.

Sobre la competencia y la evaluación de los jurados, cuenta: "En el escenario se realiza una pasada con bikini y tacos altos, donde se hacen las poses reglamentarias que permiten juzgar el nivel de musculación y la calidad de la figura, es decir que tenga la forma de un reloj de arena, donde la cadera no sea más ancha que la clavícula". Después llega el turno de la coreografía, donde el vestuario y la música las elige cada deportista.

La figura de Alejandra no responde a un hecho fortuito. Realiza una hora diaria de gimnasia con aparatos y tres veces por semana hace ejercicios aeróbicos. La coreografía cambia según el torneo en el que se presenta, por ello requiere de actualización constante. "En Rosario hay mucha gente que practica fitness sin saberlo. Hace aparatos, coreografías y come sano, pero no sabe que puede competir", concluye. Ahora, con una campeona mundial en la ciudad, tal vez el deporte tenga más promoción.