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 martes, 22 de noviembre de 2005  
Sólo hay un puñado de psiquiatras en la región devastada
El terremoto de Pakistán dejó a miles con daños psíquicos
Estrés postraumático y depresión afectan a chicos y madres, pero casi nadie recibe tratamiento

Muzaffarabad, Pakistán. - Una mujer solitaria hace una contorsión extraña en su cama en la atestada sala de guardia del hospital aparentemente desconectada de lo que ocurre a su alrededor. Nadie sabe su nombre y en tres días sólo ha pronunciado tres palabras: "Llévenme a casa".

Los médicos dicen que los traumas mentales, que van desde la ansiedad y la depresión a trastornos psiquiátricos agudos, son frecuentes en la zona devastada por el terremoto del pasado octubre en el sector paquistaní de Cachemira, y que sólo hay un puñado de especialistas para atenderlos. Los afectados son más de tres millones.

Como la mayoría de los hospitales y clínicas quedó en ruinas, y hay decenas de millares de heridos que atender, lidiar con los problemas mentales ha sido de escasa prioridad para los equipos internacionales de ayuda.

"Después del terremoto la gente se quedó atontada, insensibilizada, sin hacer nada. Estaban en estado de conmoción. Ahora están empezando a reaccionar y veo que hay casos de estrés postraumático, y el número de casos aumenta", alertó Ghulam Mustafa Awan, uno de dos psiquiatras en esta capital regional.


Depresión en gran escala
Varios sobrevivientes que perdieron sus viviendas o que carecen de familiares que los cuiden vagabundean por los bazares de la ciudad como autómatas, y Awan advirtió que podría producirse una depresión "en gran escala" entre la población en general.

Antes del temblor del 8 de octubre había apenas seis psiquiatras y un psicólogo para esta región de 3,5 millones de habitantes, y por lo general sólo se trataban medicinalmente problemas mentales como esquizofrenia y depresión severa.

Unos pocos psicoterapeutas de la organización francesa Medecins Sans Frontieres (Médicos sin fronteras) están ofreciendo consultas y han empezado a organizar sesiones de grupo para estimular a los cachemires a hablar sobre sus pesares y temores.

"Es un error limitarse a darles medicinas a la gente", comentó Allison Male, una psicoterapeuta británica en una clínica en la ciudad de Bagh. "Nosotros tratamos de normalizar las cosas y decirles qué tipo de reacciones puede experimentar uno después de un terremoto, y que después de un tiempo desaparecen".

Sus pacientes incluían una mujer de 21 años que pasó dos días preguntando insistentemente por su padre, temiendo que hubiese muerto aunque él estaba en Arabia Saudita en el momento del sismo; hombres con problemas sexuales producidos por la ansiedad; y niños temerosos de que cualquier ruidito fuese preludio de otro terremoto.

En Kotramastkhan, un pueblo montañoso de viviendas aplastadas por el terremoto, la española Zaira Bitar, colega de Male, hablaba del sismo y de sus consecuencias con diez mujeres, congregadas en una explanada. "Es bueno para la gente poder expresarse", dijo Bitar. "No obligamos a la gente a hablar, pero si quieren hacerlo les ayuda a enderezar sus mentes".

Una de las mujeres del grupo, Naseera Begum, de 38 años, dijo que los hombres se tornaban furiosos y agresivos cuando no podían mantener a sus familias. Las otras asintieron.


"Llorar es anti-islámico"
Luego Zenat Lal, de 19, empezó a llorar cubriéndose el rostro con su chal de algodón por la pérdida de su hermano, lo que suscitó una discusión acerca de si era o no anti-islámico llorar por un duelo. Fatima Dawood, colega paquistaní de Bitar, les aseguró que no lo era.

Mohsin Shakil, cirujano nacido en Cachemira que trabaja en Gran Bretaña, dijo que el terremoto y la demora en la ayuda han tenido un profundo impacto psicológico en los residentes.

"Al principio la gente era paciente y de buen comportamiento. Pero después que pasaron 72 horas sin recibir ayuda perdieron la fe. Cuando llegó finalmente la arrebataron y crearon una situación anárquica. Ahora han perdido la fe en todo".

Para la mujer traumatizada que pide que la lleven a casa en el único hospital de Muzaffarabad que queda en pie, el Instituto Abbasi de Ciencias Médicas, el proceso de recuperación todavía no ha comenzado. (AP)
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Un grupo de mujeres y sus hijos esperan atención médica.

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