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 martes, 22 de noviembre de 2005  
Maltrato. Una mujer de 48 años fue torturada y salvajemente vejada por su propio marido en barrio Ludueña
Aumentan los pedidos de ayuda de mujeres abusadas sexualmente
Desde el municipio y la Comisaría de la Mujer sostienen que hay un 38% más de denuncias

Laura Vilche / La Capital

La mujer, que tiene 48 años, padece trastornos neurológicos y es vecina de barrio Ludueña, llamó el sábado pasado al Comando Radioeléctrico. Minutos antes su marido de 56 años le había arrojado agua caliente y quemado el pecho; la golpeó, le quitó la ropa, la arrojó en la cama y le introdujo un elemento contundente en la vagina. El marido, con quien convive desde hace 7 años, quedó detenido, y la causa, que se tramita en el Juzgado de Instrucción Nº7 a cargo de Eduardo Suárez, fue caratulada como "abuso sexual agravado por lesiones". El caso de violación dentro del matrimonio no sorprendió a quienes, desde el municipio y la policía, se dedican a dar información y asistencia a las mujeres maltratadas. Las responsables de las áreas que atienden la problemática coinciden en decir que "por suerte" cada vez se denuncian más estos lamentables episodios. Y las víctimas comienzan a cortar el vínculo con sus agresores antes de los 10 años de convivencia.

Desde el Area de la Mujer de la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad proyectan atender en el 2005 un 38 por ciento más de episodios de violencia que hace dos años. El porcentaje es muy similar en el Centro de Atención a la Víctima de la Comisaría de la Mujer (Italia 2153) donde se trabaja con unos 140 casos mensuales, entre los de mujeres maltratadas en su integridad sexual y de violencia familiar.

"El aumento de las denuncias se debe sin dudas a que las mujeres han dejado de naturalizar la agresión y se han animado a pedir ayuda", asegura la coordinadora del Area de la Mujer del municipio, Mariana Alonso.

Falta aún un mes para terminar este año y el registro de atención del Programa de Prevención y Atención de Violencia Familiar ya tiene apuntados 410 casos de agresiones y maltrato.

En el 2004 la cifra fue menor: se trabajó sobre 395 denuncias, mientras que un año antes se habían registrado 287 casos.

El 84 por ciento de esos 410 casos de agresión corresponden a situaciones de violencia familiar. Y los agresores generalmente son maridos, concubinos y en menor medida las ex parejas. De aquí se desprende un dato que ya tiene poco de novedad: es en la propia casa donde estas mujeres se sienten más inseguras e indefensas

"Esta es una constante -remarca Alonso- la pareja conviviente es la que más agrede y sus formas de violencia son mayormente físicas o sexuales sumamente agresivas. En cambio las ex parejas recurren más a las amenazas, persecuciones y el acoso y abuso económico".

A manera de radiografía de las víctimas se constata que la mayoría tiene hijos, que pertenecen a distintas clases sociales y que las edades de las más afectadas por la agresión ha bajado: va de los 21 a los 45 años (aunque el mayor caudal de agredidas en ese segmento se da entre los 21 y los 39 años).

"Este también es un dato donde se demuestra que ha habido avances en el problema ya que el tiempo que las mujeres soportan la relación violenta es menor y el pronóstico de resolución es más alentador", señala Alonso.

El programa se plantea varias estrategias de abordaje de los casos. Una es el Teléfono Verde (0800-444-0420), una línea gratuita de información, asesoramiento y atención interdisciplinaria. También se puede llamar al 480-2446.

Desde el área se brinda asesoramiento psicológico y jurídico que se descentraliza en los seis distritos municipales de la ciudad.

Pero además, cuenta con dos albergues (que en este momento alojan a seis mujeres con sus hijos). El Hogar de Tránsito Alicia Moreau de Justo y Casa Amiga están destinados a mujeres en conflicto familiar grave y que, de no estar aisladas de su agresor, corren peligro de muerte.


Comisaría de la Mujer
A la Comisaría de la Mujer llegan mes a mes unos 70 casos de violencia familiar (que derivan en los juzgados de familia) y una cifra del mismo tenor de delitos contra la integridad sexual (que se tramitan en los juzgados de instrucción).

"Cada vez tenemos más casos porque la mujer se anima a decir «basta». Entre los casos, la violación intramatrimonial no es una novedad, es parte de relaciones conflictivas que nunca comienzan de un día para el otro", sostiene la titular de esa dependencia, Mariel Arévalo.

Para la agente, en general, se trata de situaciones recurrentes y sostenidas en el tiempo entre las parejas, que pueden comenzar con un simple caso de indiferencia y terminar en verdaderas golpizas.

Arévalo subraya la importancia de desterrar varios mitos antes de afrontar la problemática del maltrato. "Está tan internalizada la idea de que la violencia sólo se da a través del golpe, que muchas mujeres manifiestan que el marido las denigra y les dice públicamente que no sirven para nada en la cama y salen con otras mujeres, pero aclaran: «Eso sí, no me pega»".

Además de los abusos en el plano físico y psicológico, se dan abusos a través de un riguroso control económico. "Hay varones que dejan a sus mujeres y a sus hijos con cinco pesos durante todo un día para que no puedan gastar en nada, someten a todo el grupo familiar a la más cruda miseria. Y no dejan a sus mujeres ni ir al súper, ellos quieren manejar todo el dinero", dice Arévalo.

Otro de los mitos en danza es el que se sostiene en el dicho "los trapitos sucios se lavan en casa". Para la agente esta visión no sólo es errada, sino peligrosa.

"Un vecino que escucha cómo le gritan o golpean a una mujer en su casa debe involucrarse. Lamentablemente esto sucede más en las clases marginales que medias y altas. Siempre digo que de ranchito a ranchito se escuchan los gritos, pero también de semipiso a semipiso, pero acá la diferencia es que la gente no se mete", sostiene.

La forma de "involucrarse", según Arévalo, es informando a la víctima dónde recurrir y cómo proceder (ver aparte).

Finalmente, la funcionaria apunta un mito más. "Separarse no es la única solución a la violencia que sufre una mujer; hay casos que son reversibles, pero es importante que las dos partes tengan voluntad de cambiar el panorama de la pareja. La violencia es a partir de conductas aprendidas y siempre se puede reaprender".
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