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 domingo, 03 de julio de 2005  
La estancia San Miguel
Una casona de 150 años invita a atardeceres de ensueño en Santa Isabel, a 200 kilómetros de Rosario

Carlos Walter Barbarich / Gustavo Orellano / La Capital

A pocos kilómetros de Venado Tuerto y a escasos metros de Santa Isabel, está la vieja estancia San Miguel. Fundada en 1857 por don Miguel Rueda, diputado conservador durante los gobiernos de Urquiza y Mitre, la casona estilo francés tenía unos 1500 metros cuadrados diseminados en dos plantas. Su propietario era además poseedor de unas 15 mil hectáreas. Hoy ese lugar es explotado por el cuarto descendiente de los Rueda; su homónimo Miguel Rueda, un rosarino con el corazón en la estancia. La estancia tiene una arboleda añeja, que junto al paisaje de humedales y una fauna ecléctica la vuelven un lugar bucólico para pasar un fin de semana al aire libre.

La estancia San Miguel comenzó a recibir turistas en el año 2000 y la actividad la impulsó a recuperar el esplendor de la vieja casona de fin del siglo XIX. "Invertimos mucho dinero en este lugar -explicó Rueda-. Lo cierto es que aunque parezca un negocio interesante, sólo nos sirve para cubrir los costos de manutención del casco, que es de unas 30 hectáreas".

Al subdividirse la estancia de quince mil hectáreas algunos de los herederos optaron por la explotación agropecuaria, otros decidieron vender sus partes y Miguel aceptó el desafío de mantener vivo el espíritu de sus ancestros. Claro que para ello debió encontrarle una salida al costoso mantenimiento y por eso decidió explotar turísticamente al lugar.

En la amplia casa no falta nada. Salas de lectura, de juegos y un acogedor hogar acentúa el ámbito campestre; ese que todos buscan cuando llegan a San Miguel. Tiene seis habitaciones lujosas con baños y una amplia terraza desde donde se puede divisar la inmensidad del campo.

Contemplar el atardecer desde ese lugar es un espectáculo para los visitantes; muchos de ellos extranjeros.

La excusa de los extranjeros para visitar estancias turísticas argentinas pasa fundamentalmente por la llanura de la Pampa Húmeda. "Los que vienen se van maravillados de ver que hacen kilómetros y kilómetros de llanura. Para ellos ver constantemente el horizonte es una experiencia fascinante que no pueden experimentar en sus países de origen", explicó Miguel Rueda.

El patio que antecede a la casa es otro de los lugares preferidos. Allí practican deportes de origen inglés; el croquet y el minigolf, el preferido por los residentes. "La pileta es otro de los lugares que en verano se disfruta mucho -dijo Rueda- "es un espacio ideal para salir de la rutina y el estrés que impone la ciudad".

Las cabalgatas son casi obligatorias en el lugar. "Se usan mucho los caballos para recorrer la zona y llegar hasta la zona de lagunas desde donde se puede divisar la entrada del sol de una manera privilegiada". Para los más chicos hay petisos o los llamados pony.

Miguel Rueda sabe que su negocio está dirigido a personas que viven en las grandes urbes aunque tampoco faltan visitantes de la zona sur de la provincia. "Básicamente la gente que viene es del exterior o de Buenos Aires pero también recibimos rosarinos y del sur santafesino".

Otro de los atractivos son los paseos en sulky y en lanchas por las lagunas linderas; fundamentalmente la de "El Hinojo".

La cancha de tenis de césped es motivo de orgullo de los propietarios. "No hay muchas canchas de este tipo en la provincia y eso le llama mucho la atención a los visitantes".
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El casco de la estancia, remodelado a principios de este siglo, fue construido en 1857.

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