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 domingo, 03 de julio de 2005  
Agro. En el Outlook 2005 organizado por Agropuerto en Rosario se analizó el futuro del sector. Los productos específicos y la bioenergía se consolidan como nichos
El nuevo mapa mundial de los agronegocios
China, Estados Unidos, Brasil, Ucrania y Europa ofrecen diferentes oportunidades para la producción nacional

Sandra Cicaré / Marcos Cicchirillo / La Capital

La Argentina como productor de alimentos y proteínas parece tener resto en el mercado internacional de cara a los próximos diez años. Aunque los desafíos aún siguen siendo la incorporación de mayor valor agregado en las exportaciones, la colocación de commodities, subproductos y carnes -en todas sus variantes y grados de especialización- todavía sigue siendo rentable para el país y cobran fuerza en un escenario donde la bioenergía empieza a pisar fuerte.

Los aires que vienen del exterior son favorables para una Argentina que de todos modos presenta la debilidad de aquellos que dependen de afuera para su crecimiento, el karma que arrastran siempre los proveedores de materias primas.

Aún así, la cosa viene bien. Esa fue la sensación que dejaron las reflexiones del Outlook Global Agribusiness 2005, un seminario de carácter internacional que tuvo lugar la semana pasada en Rosario organizado por la consultora Agropuerto.

Las opiniones surgidas de expositores de China, Europa, Estados Unidos, Brasil y la Argentina, abrió un abanico de oportunidades para el país y especialmente los agronegocios.

Carnes con valor agregado para Estados Unidos, aceites vegetales para proveer a una Europa cada vez más proclive al uso del biodiesel, granos y harinas proteicas -quizás maíz a futuro- para China y un socio como Brasil que seguirá reclamando trigo para su consumo interno y frenará su competencia en materia de oleaginosas. A esto puede sumarse un nuevo jugador como Ucrania que ya empezó a dar que hablar en el mercado de granos y al que la Argentina le puede proveer de tecnología de insumos y proceso como también maquinaria agrícola.

El pronóstico internacional no hace más que corroborar lo que los inversores del sector aceitero de la Argentina ya anticiparon con hechos. Si no ¿cómo se justifican la radicación de nuevas plantas de procesamiento de soja en el Gran Rosario y la ampliación de la capacidad de molienda que promete duplicar el actual nivel crushing en los próximos años?


El eje sur-sur
La respuesta está en ese horizonte de mediano plazo. "La demanda y abastecimiento de productos alimentarios en el mundo seguirá creciendo, aunque a una tasa menor que la registrada en los últimos años. Pero ambos factores serán impulsados por los países en desarrollo, lo cual profundizará el eje comercial sur-sur, más que la vía sur-norte", resumió el representante del Foro Cadena Agroindustrial y directivo de Cargill Argentina, Hugo Krajnc.

Y mucho más auspiciosa fue la rotunda frase de Hanver Liqiang, presidente y consultor de JC Intelligence China, compañía consultora líder en agronegocios de Shangai, quien dijo: "Si Argentina incrementa su producción, en China tiene mercado".

El gigante asiático entró en un nuevo período de desarrollo y se espera un fuerte incremento para el 2020 del consumo de proteínas, al nivel de los países desarrollados. Hoy hay 300 millones de personas que gozan de estos beneficios en el consumo, pero hay otros 800 millones en la cola.

Por eso, las previsiones no están centradas solamente en el tradicional ingreso de soja sino, además, de maíz y de carne. Liqiang señaló que "habrá un incremento de la importación de maíz en los próximos tres a cinco años", una afirmación que genera algunas dudas entre los analistas locales que ya encuentran en esto una "frase repetida", pero nunca cumplida.

Aún así, reconoció que "exigirán calidad", como lo hicieron con la soja. Para los analistas locales como Krajnc, este concepto es muy versátil y muchas veces representa ni más ni menos que "barreras paraarancelarias" como están comenzando a aplicar China e India, copiando un modelo de los principales países desarrollados.


La explosión china
El papel de China es determinante para el escenario internacional. El economista estadounidense y consultor de agronegocios Bill Helming explicó que "China va a ser muy pronto la segunda economía mundial después de Estados Unidos y en algunos rubros la primera. Esto mantendrá firme la curva de demanda de petróleo y por ende el precio de los combustibles", dijo.

La gran economía asiática "es el mayor consumidor del mundo", dijo Helming quien consideró que "las posibilidades de exportar carne a ese mercado son cada vez más importantes".

Sin embargo, para las carnes todavía la Argentina tiene mucho por recorrer en el mercado europeo donde tiene fuerte presencia, pero que sólo consume cortes de alta calidad y también en Estados Unidos, que según expresó Helming -no con poca polémica- donde el consumidor quiere "carne tierna y con sabor, que la Argentina hoy no tiene" pero sí puede lograr con mayor tiempo de alimentación de los animales e intensificando el uso de maíz para el consumo animal. "Ustedes tienen que dejar de exportar maíz y vender carne, que es valor agregado", aconsejó Helming quien recordó además que "hay un nicho en EEUU para los que hagan esto".

Por supuesto, para la Argentina los deberes para ingresar a ese mercado incluyen la erradicación total de la aftosa y el avance en sistemas de trazabilidad. "Hay grandes oportunidades para 8 o 9 países de participar en el mercado mundial de carnes y entre ellos está la Argentina", dijo Helming.

Un ejemplo claro en este sentido es Brasil, país en el cual las exportaciones de carne bovina representan el 16% de sus ventas externas totales, y ocupan el segundo lugar después de la soja. El vecino país "produce 8 millones de toneladas de carne, de las cuales 6 consume y dos exporta", dijo Benedito Rosa do Espíritu Santo, director del Instituto Internacional de Cooperación Agrícola (Iica) Buenos Aires y ex funcionario de Brasil.

El directivo explicó que Brasil actualmente tiene un stock de 190 millones de cabezas de ganado y el país está ganando posiciones en las exportaciones de carne de cerdo.

La Unión Europea es el mercado donde la Argentina coloca sus cortes de alta calidad, pero la Hilton no es sólo la meca por la cual todos deberían disputar espacios. El analista de Agropuerto, Juan Martín Rebolini, señaló que en la UE "hay un sostenido crecimiento del consumo de carne, aunque a tasas lentas".

Por caso, la UE "necesitará importar un millón de toneladas de carne vacuna en los próximos años", pero en este aspecto para la Argentina "el mercado europeo está subdesarrollado", dijo Rebolini haciendo de paso, una crítica al papel que hoy cumple el Instituto de Promoción de Carne Vacuna (IPCV).

"Los precios de la carne en Alemania subieron un 20% y esto es así porque se consumen pocos cortes y sí muchos chacinados en función de la faena de toros lecheros de los cuáles sólo se le extraen los cuartos traseros", dijo. Ante esto, instó a "hacer una campaña de concientización del consumidor para enseñarles a cocinar los otros cortes".


Energía por alimentos
En materia de granos también Europa se presenta con buenas perspectivas para la producción argentina, especialmente del segmento oleaginoso. Aunque se trata de un mercado marcado a fuego por los subsidios, el cambio del subsidio por hectárea en lugar de por producción, cambiará el escenario de cara al futuro.

"Se estancará por esto la producción de oleaginosas y ahí hay un nicho para la Argentina en el mercado de aceite de soja para utilización como biodiesel", explicó Rebolini.

"Hoy es más negocio para la UE producir energía que alimentos", afirmó Rebolini.

De todos modos, los límites los pondrán los países de Europa del Este recientemente ingresados a la UE, que si bien suman más bocas para el consumo son tradicionales productores de cereales.


Brasil en problemas
La situación de Brasil es para mirar con lupa ya que se trata del principal competidor de la Argentina en el mercado de soja, pero también el gran demandante de trigo.

El socio del Mercosur está atravesando una "política monetaria restrictiva de combate a la inflación y austera en materia fiscal", explicó Rosa do Espíritu Santo y eso impacta negativamente en el sector agropecuario porque "hay elevadas tasas de interés para los créditos y menor presupuesto para inversiones", dijo el analista del Iica.

Actualmente Brasil necesita invertir en infraestructura ferroviaria unos 4.000 millones de dólares y también requiere una urgente readecuación de la estructura portuaria para evitar colapsos a la hora de sacar la cosecha hacia el exterior.

"Las grandes dificultades que hoy tiene Brasil pasan por la infraestructura de transporte, los puertos y el almacenaje", dijo Rosa do Espíritu Santo y "los 130 millones de toneladas de granos previstas son un desafío logístico para el país", que actualmente y como también ocurre en la Argentina "utiliza los camiones como silos".

Por otra parte, explicó que la carga impositiva en Brasil es del 40% del PBI contra el 27% en la Argentina, un elemento que sumado al alto endeudamiento de los productores agrícolas desalienta las intenciones de siembra.

En este escenario, el analista vaticina un escenario de "menor producción de soja y de área sembrada" debido al aumento de los fertilizantes, la roya y un sustancial avance del crecimiento de superficie sembrada de caña de azúcar para la producción de etanol, hoy uno de los biocombustibles que está en fuerte desarrollo frente a la crisis energética y los altos precios del petróleo.

"A mi juicio, la caña de azúcar avanzará tomando espacio de soja y maíz para abastecer el etanol, que es el gran mercado del futuro", dijo el analista de Iica.

En este caso se abre para Brasil una oportunidad, ya que tradicionalmente la promoción de la producción de etanol fue concebida como un subsidio encubierto hacia el cultivo de caña de azúcar y al de maíz en Estados Unidos.
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La exportación de soja a través de granos y aceites sigue siendo el fuerte de la Argentina.

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