Año CXXXVIII Nº 48746
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 08/05
Mujer 08/05
Economía 08/05
Señales 08/05
Educación 07/05
Salud 04/05
Autos 04/05

contacto

servicios
Institucional

 viernes, 13 de mayo de 2005  
Editorial
La conflictiva relación con Brasil

Un nuevo episodio de tensión con el poderoso vecino -cuya economía triplica en volumen a la Argentina- volvió a poner de manifiesto las dificultades que enfrenta el Mercosur. La fluida relación entre los presidentes de ambos países permitió la superación momentánea de los obstáculos, que son de índole estructural.

Los cortocircuitos entre las autoridades argentinas y sus pares de la principal potencia sudamericana, Brasil, han pasado a convertirse de un tiempo a esta parte en rutinarios. Las razones son siempre las mismas y las esgrimen, también, casi siempre los mismos: los empresarios -fundamentalmente los argentinos- suelen poner el grito en el cielo por los desequilibrios que se producen entre una economía y la otra, causantes de fuertes desacuerdos que han llegado a poner en riesgo la estabilidad del Mercosur.

No son pocas las voces especializadas, en efecto, que han afirmado que el mercado común tal como está planteado no le resulta útil a la Argentina. El propio presidente Néstor Kirchner ha sido quien lanzara oportunamente el alerta en torno de los riesgos que se corren en la confrontación directa con el poderoso vecino, cuyo desarrollo industrial supera con holgura al de un país que padeció durante largo tiempo -que incluye épocas dictatoriales y democráticas- un modelo económico que atentó contra el aparato productivo. Durante un acto realizado un mes atrás en una planta automotriz bonaerense, el jefe del Estado fue claro al afirmar que el gobierno no está "para mirar cómo se producen las asimetrías. No puede ser que el país se inunde de productos importados". Lo hizo antes de anunciar que no se iba a liberalizar el sector en 2006, tal como estaba planeado y pautado.

Durante los últimos días se sucedieron picos de tensión en una relación bilateral acostumbrada a los remezones. Nuevamente el primer mandatario fue quien protagonizó el episodio principal, después de las fricciones diplomáticas: viajó personalmente a Brasilia para resolver con su par Lula da Silva las diferencias. No se obtuvo poco -al menos en el terreno de las intenciones- si se piensa que fue el propio presidente brasileño quien sorprendió al declarar: "Muchas veces, la Argentina tiene razón". Antes, Kirchner había aseverado: "Brasil entendió con toda claridad que no puede haber en América del Sur un país con industrias y otros países sin industrias".

Pero no será sencillo y así se lo entiende desde el Ejecutivo. La economía brasileña triplica a la argentina, que paga un alto precio por sus errores del pasado. La defensa del interés nacional -es decir, de la gente- es el primer deber del gobierno, por encima de principios de índole general. Por fortuna, así parece habérselo entendido.


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados