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 viernes, 13 de mayo de 2005  
Reflexiones
Arde la Amazonia

Lelio Merli

El 20 de noviembre de 2003, llegó una noticia desde Brasil informándonos de un proyecto que el Congreso de ese país estaba a punto de aprobar: el desmonte del 50% de la selva amazónica (un área cuatro veces mayor que la de todo Portugal), para destinarla a la agricultura, vendiendo toda la madera como "chips" (astillas) a las grandes compañías multinacionales. Este error de información, en lo que al suelo de la selva concierne, obligó a recordarles que ya hay 160.000 km2 de tierras deforestadas que yacen abandonadas y en proceso de convertirse en desiertos (en realidad, muchos analistas creímos que este proyecto brasileño sonaba más como una amenaza hacia el mundo, para que se les perdonara el 50% de su deuda externa).

Tan grande fue la repercusión de esa información que, inmediatamente, se les advirtió que esa zona es una reserva internacional llamada Prinfa, desde los años 80 responsabilidad de los EEUU y de las Naciones Unidas. No tardaron en aparecer las voces en contra de esos "guardianes", que parecían más bien "expropiadores". Hasta el ministro de Educación y ex gobernador del Distrito Federal del país hermano, Cristoväo Buarque, en una pieza admirable, explicó por qué se oponía a la internacionalización de la inmensa riqueza que representa esa selva, añadiendo que por las mismas razones, antes debiera internacionalizarse el petróleo y el capital financiero de los países ricos. Asimismo afirmaba que, si bien es un crimen quemar los árboles también lo es quemar países enteros con la especulación financiera. Incluso, que se debería internacionalizar los arsenales nucleares, porque si es un riesgo dejar la Amazonia en manos brasileñas, también lo es dejar las armas atómicas en manos estadounidenses.

Estos planteos, involuntariamente, sirvieron para poner al desnudo intenciones ocultas de apropiaciones "geográficas". Se comenzó a sospechar esa intención cuando desde Alemania llegó un informe con los textos de estudio para colegios estadounidenses con el mapa de Brasil amputado -sin el Amazonas ni el Pantanal (otra reserva ecológica)-, a los que se los consideraba una reserva internacional al cuidado de los EEUU. He aquí el texto: "La Amazonia es una extensión de más de tres mil millas cuadradas, a la que se considera la primera reserva internacional, la cual desde los años 80 pasó a ser responsabilidad de EEUU y de las Naciones Unidas. Se llama Prinfa y es una de las regiones más pobres del mundo, cercada por países irresponsables, crueles y autoritarios. Es parte de ocho países que son reinos de la violencia, del tráfico de drogas, de la ignorancia y de un pueblo sin inteligencia y primitivo".

Los expertos militares internacionales consideran que el Amazonas se va a rodear con tropas norteamericanas. He aquí algunos ejemplos: 1º) la operación Colombia (se calcula que las tropas que están dentro del territorio colombiano junto a las que están en Surinam, ex Guayana Holandesa, sumarían ya 80.000 hombres). 2º) Operación Regional Andina, con varias bases, siendo la más importante la de Manta, Ecuador. 3º) El proyecto de instalación en San Pedro de Alcántara, Brasil, de una base para lanzamiento de cohetes. Base que ya tuvo EEUU y que al cerrársela Brasil, antes de entregarla, la volaron ocasionando un tendal de muertos y heridos.

Esos expertos militares estiman que la presencia militar en la Amazonia es una excusa para estar cerca de las cinco fronteras (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela), donde se halla la gigantesca bolsa de petróleo compartida. Es que, desde los 90, EEUU ha tratado de convertir a los ejércitos latinoamericanos en meras fuerzas policiales. Como corresponde a un buen imperio. Esa fue la política militar de Roma, creadora del primer imperio. Los países eran desarmados para convertirlos en satélites, dejándoles una pequeña fuerza para acciones de policía y reservando bajo su mando los grandes ejércitos.

Por suerte, los brasileños conocen esta historia igual que nosotros. Pero: ¿el Brasil reacciona? Al menos, sí lo hacen sus fuerzas armadas. Las agencias internacionales de noticias estallaron cuando una de ellas, Walsh, (que reprodujo IAR-Noticias de España, 17/3/05) publicó el artículo de Mario Augusto Jakobskind, de Brasil, titulado "Aprendiendo de Vietnam". En él, dice textualmente: "Las fuerzas armadas del Brasil se preparan para defender la Amazonia y entre sus planes incluyen el aprendizaje de la resistencia vietnamita a la invasión de Estados Unidos". Este hecho, ignorado a sabiendas por la prensa "seria" del país hermano, es un secreto a voces. Basta con ingresar a la página Web del Ejército para constatarlo.

Pero no sólo Brasil desconfía de EEUU. También Venezuela ha comenzado a tomar sus recaudos porque comparte la Amazonia. Ha comprado aviones militares de transporte y lanchas patrulleras de fabricación española, aviones cazas brasileños, 50 helicópteros de ataque; 30 jets Mig y 100.000 fusiles AK-47 rusos. Asimismo, está formando una "reserva armada" de un millón de civiles y ha roto la alianza militar de 35 años con EEUU (El País, España, 26/4/05).


La política pendular de Lula
Venezuela tiene muchos petrodólares propios para gastar en armas. En cambio Brasil crece a fuerza de créditos. En estos días, Lula anunció el abandono de los programas del FMI y nos lo contó como un triunfo. Pero como siempre, estos anuncios tienen doble lectura. Sabemos que Brasil no obtuvo la aceptación de un programa de desarrollo porque los intereses de su deuda externa le absorben el 9 % de su PBI (La Nación 17/4/05-Morales Solá). Comparado con el 2% de Argentina (que tanto nos duele) ese porcentaje es una exageración y el FMI no le permite más endeudamiento; considerando además que el desarrollo comenzaría en el Amazonas, donde EEUU ya ha puesto sus ojos.

El pasado 19 de abril, nos enteramos de que Lula creó rápidamente cinco nuevas reservas indígenas en el Amazonas, en un área de 6.000 km2. Entonces, como si fuera un boomerang, vuelve al principio el problema, cuando se amenazó con desmontar el 50% de la selva para hacer astillas. Si esa amenaza fue sólo un juego de política económica, evidentemente los resultados no son los esperados.

Por ahora, Lula mantiene una política zigzagueante frente a EEUU. Apoya a Venezuela el día que recibe a Condoleezza Rice y al día siguiente envía a su ministro Dirceu a ese país para aconsejar a Hugo Chávez que modere sus ataques diplomáticos a EEUU. Quizás este cambio tiene algo que ver con la obtención del crédito mencionado más arriba. Por de pronto, hace unos días, el secretario norteamericano Noriega lo ha felicitado. La Cancillería argentina ya no sabe qué posición tomar con este político aliado, que desea tener el liderazgo de América latina.

Pero nuestros hermanos brasileños sí saben que el Brasil sin el Amazonas dejaría de ser Brasil, como le ocurrió a México cuando perdió California. Sepamos ahora nosotros, los argentinos, que Amazonia es una palabrita muy parecida a California y que (toco madera) también se parece a Patagonia.


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