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 jueves, 12 de mayo de 2005  
No hubo peleas entre los dos muertos en el museo porteño

La autopsia realizada a los cadáveres del ex director del Museo Metropolitano y del administrador de la institución, muertos anteayer en una de las oficinas del Palacio Anchorena, determinó que se trató de un homicidio seguido de suicidio sin pelea ni forcejeo, informaron fuentes judiciales.

Un investigador dijo que el cadáver del administrador Rafael Saiegh presentaba un balazo "entre el abdomen y el tórax y había afectado el hígado, el páncreas y la aorta abdominal. El proyectil quedó alojado en la undécima vertebra dorsal".

Respecto al ex director Roberto Nakkache, cuñado de Saiegh, la fuente explicó que presentaba "un balazo en la boca, cuyo plomo quedó alojado en el cráneo".

Para los peritos, quedó establecido que no existió pelea ni forcejeo entre ambos, ya que no se encontraron rasguños ni hematomas en ninguno de los cuerpos.

En el marco de la investigación, la sospecha de los pesquisas es que Nakkache planificó el hecho con anticipación, ya que, de acuerdo a los testimonios de los familiares y de otros testigos, el ex director del museo jamás estaba armado.

"Se cree que llevó su arma especialmente para concretar el crimen y luego suicidarse", dijo un jefe policial que participa de la investigación.

Para los detectives, es clave lo que ocurrió el 7 de agosto del 2004, fecha en que murió Lidia Nakkache, hermana de Roberto y marido de Rafael Saiegh.


Tirante relación
Según declararon algunos testigos, Nakkache y Saiegh mantenían una relación tirante y meramente formal, apenas sostenida por la presencia de Lidia. Desde la muerte de la mujer, ambos hombres registraron varios cruces por problemas familiares y económicos.

Semanas después de esa muerte, Saiegh le anticipó a Nakkache que pensaba desplazarlo de su cargo como director del Museo Metropolitano y los roces ya fueron insostenibles.

En diciembre, Nakkache recibió la noticia de que la comisión directiva de la institución (uno de sus miembros era Saiegh) decidió formalmente desplazarlo de su cargo y nombró en su lugar a Ignacio Smith.

Nakkache no acató la orden y permaneció en su puesto, para lo cual ocupó una oficina del primer piso del exclusivo Palacio Anchorena, desde donde seguía manteniendo sus contactos con personajes del ambiente del arte y la cultura.

Anteayer por la tarde, Nakkache y Saiegh se reunieron en la oficina del ex director para limar asperezas. Una de las hipótesis es que allí el administrador le pidió que abandonara de una vez por todas la oficina, lo que habría enfurecido al ex director.

La policía informó que Nakkache extrajo un revólver calibre 38 y disparó un balazo en el pecho a su cuñado y luego apuntó el arma en su boca y se descerrajó un balazo.

Según los investigadores policiales, los estudios de dermotest determinaron que el ex director del museo tenía restos de pólvora en su mano derecha.

Con los elementos reunidos, el juez de instrucción que investiga el caso, Ricardo Warley, está en condiciones de confirmar que se trató de un "homicidio seguido de suicidio", lo que determinará el archivo de la causa ya que, ante la muerte del autor del hecho, la acción penal se extingue. (Télam)
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