Año CXXXVIII Nº 48731
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Escenario
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Salud
Autos


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 24/04
Mujer 24/04
Economía 24/04
Señales 24/04
Educación 23/04
Salud 20/04
Autos 20/04

contacto
servicios
Institucional

 miércoles, 27 de abril de 2005  
Emblema guaraní. Roa Bastos estuvo en Filosofía y Letras en 1981
Una charla secreta en el Rosario de la dictadura
Unas 30 personas pudieron reunirse con el escritor antes de que Stroessner lo desterrara del Paraguay

"Está Roa Bastos". El teléfono de la vieja Información General de La Capital sonó un lejano sábado de principios de la década del 80, en plena dictadura, y uno de los organizadores de la charla casi secreta le avisó al jefe para hacer una entrevista con el reconocido escritor paraguayo.

"¿Y quién es Roa Bastos?", se quejó, sin suerte, el cronista de municipales, que partió a regañadientes desde la desolada Redacción hacia la ignota charla en la Facultad de Filosofía y Letras, ante unas 30 personas.

Roa Bastos habló en Rosario poco tiempo antes de ser desterrado del Paraguay por el dictador Alfredo Stroessner.

"Finalmente, la paciencia del paraguayo y el oficio del periodista redondearon una buena nota", se apiada ahora el ex jefe de la sección.

Un par de décadas más tarde, a los 84 años Roa Bastos volvió a dar una charla en Rosario, el jueves 25 de octubre de 2001, cuando habló sobre "Realismo y ficción" ante una sala colmada en la Fundación Italia, después de ganar el premio Cervantes en 1989.


"Un aficionado de la escritura"
Roa Bastos se ha definido como "un aficionado de la escritura, en el sentido más noble de la palabra afición, que es amor a una cosa". "Asumí la función del peregrino sobre la tierra, ya que el exilio fue una realidad con la que iba a tener que convivir", dijo en "El portón de los sueños", un telefilme sobre su vida.

Su primera vocación fue el periodismo, que le sirvió para "conocer la realidad humana y salir de esa especie de tufillo literario que tienen los que son solamente escritores", sostuvo en una extensa entrevista. "También me ayudó a conseguir un lenguaje más llano, más accesible", abundó el narrador.

Nacido el 13 de junio de 1917 en Asunción, pero criado en el pueblito de Iturbe, situado a unos 200 kilómetros de la capital paraguaya, Roa Bastos sólo cursó la escuela primaria, pero su notable capacidad y su constancia a prueba de destierros le permitieron erigirse en el mayor escritor paraguayo y de darse el lujo de enseñar literatura latinoamericana y guaraní en la universidad de Toulouse, durante su exilio en Francia, mientras continuaba sus denuncias sobre abusos a los derechos humanos en su país. Y siempre se quejaba de que su obra fuera conocida en el mundo, pero prohibida en su Paraguay querido.

Hijo de un brasileño de ascendencia francesa que trabajaba en un ingenio azucarero y de una paraguaya, Roa Bastos abandonó la escuela para trabajar como empleado bancario y comenzar su carrera periodística y literaria como colaborador del diario El País de Asunción, donde llegó a ser jefe de Redacción y enviado a la Segunda Guerra Mundial.

Roa Bastos consideró siempre a la Argentina como su segunda patria y tuvo particular afecto por Buenos Aires, donde escribió la mayor parte de su obra literaria. "En Buenos Aires estaba atrapado por la necesidad: tuve que trabajar en varios oficios, desde empleado administrativo en una compañía de seguros hasta vendedor de baratijas en la calle", admitió en una conversación con Alejandro Maciel, un médico argentino que lo acompañó en los últimos años de su vida.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Notas Relacionadas
Murió Roa Bastos, un baluarte de la literatura latinoamericana



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados