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 domingo, 20 de marzo de 2005  
Cristina Fernández de Kirchner, o lo que dice una forma de vestir
Protocolo, diplomacia y rédito político
La Primera Dama usa un vestuario cada vez más audaz desde que llegó a la Casa Rosada

Revista PODER

Es linda y tiene una fuerte presencia. Tanto hablaron de su prestancia y figura que ella, poco a poco, fue olvidando aquel desdén con el que se refería a los asesores de imagen, tan importantes en la década del 90 entre la gente del poder. Si bien sigue sin prestarles atención, Cristina Fernández de Kirchner agudiza cada vez más el ojo en su belleza.

Para qué negarlo, siempre fue coqueta. Su espeso maquillaje y la dieta a base de frutas y verduras que la acompañan desde Santa Cruz lo acreditan. Pero tanto, tanto hablan los medios nacionales e internacionales de su belleza que, aunque ella no quiera emitir palabra sobre el tema por temor a ser acusada de frívola, cada día se ocupa más de su cuerpo y su vestuario.


Todo un estilo
Desde que Cristina Fernández de Kirchner empezó su carrera de primera dama (o primera ciudadana, como le gusta autodenominarse) con mucha sutileza fue cambiando su look. Siempre que el protocolo lo permite, usa sus queridos pantalones, pero cada vez más se anima a lucir vestidos, transparencias, escotes y brillos de elegantes texturas.

Poco a poco, Cristina apostó primero a aflojar un poco, sólo un poco, su maquillaje. Luego, a cambiar el corte de pelo. Dejó atrás el flequillo de pocas mechas muy de los ochenta, se lo llevó a un costado y se atrevió a los tonos colorados. El creador de su nuevo cabello fue el estilista Alberto Sanders, quien le agregó extensiones y fue quebrando su pelo para que ganara movimiento. "Le cambié toda la cabeza para que la elegancia partiera de allí y vean a una Cristina diferente, con una imagen más fresca", contó Sanders en una entrevista.

Las caminatas diarias y los ejercicios con técnica Pilates lograron que su figura se estilizara. Con trabajo, pudo quitarse el complejo de caderas anchas y así comenzó a usar transparencias y a dejar cada vez más a un lado los tonos oscuros. Primero sorprendió en la inauguración de la temporada argentina de la nieve 2004. En esa ocasión lució un vestido escote bote negro transparente que dejaba ver su ropa interior. Las finas telas levemente brillantes las eligió para saludarse poco después con Hillary Clinton en un encuentro de dirigentes políticas y empresarias en julio de ese mismo año.

Su punto cúlmine hasta el momento fue su reciente presentación en el Festival de Cine de Mar del Plata. Con un vestido verde en degradé, de escote pronunciado y un rostro rejuvenecido a base de algún moderno tratamiento, Cristina fue la estrella más solicitada.


Hablan los expertos
"En aquellos trajes que usaba cuando recién asumió Néstor Kirchner, Cristina parecía mostrar seguridad. Al atreverse a usar transparencias, da la sensación de que se está atreviendo también más en su actividad", dice Matilde Blanco, creativa de moda y directora de la Escuela Dress, de arte y diseño de indumentaria del Centro Cultural Borges.

"Es una mujer joven, le aconsejaría bajar aún más su maquillaje y que siguiera usando tailleurs. Como tiene un rostro fuerte, no tiene que competir con la ropa, cambiaría los diseños y le pondría tonos pastel", opina Blanco. El reconocido diseñador Benito Fernández coincide con ella: "Es una mujer joven de buena figura y buen porte, le cambiaría el maquillaje y le pondría colores pastel u oscuros, tipo berenjena y bordó. Haría hincapié en cambiar esa imagen fría, creo que Cristina es una mujer más cálida de lo que se muestra. Eso sí, por su investidura no le pondría escotes ni transparencias".

Modas aparte, algo más importante que impactar con su look debe cumplir la señora de Kirchner: con el protocolo que corresponde a toda primera dama.

"El protocolo implica tener buenas costumbres, respeto y no llamar la atención por el vestuario. En el ámbito internacional se debe llevar ropa discreta, tipo tailleurs, faldas ni cortas ni largas y nunca escotes ni transparencias. Me parece que Cristina Kirchner usa atuendos adecuados", explica Andrés Busto, profesor de la Cátedra de Ceremonial y protocolo de la carrera de Relaciones Públicas de la Universidad Argentina de la Empresa.

Por temor a ser catalogada de frívola o que la comparen con las funcionarias menemistas, Cristina nunca habla de sus preferencias del vestuario. Mal que le pese, es innegable que su apariencia le importa. Y mucho.


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