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 domingo, 16 de enero de 2005  
Los cuidados del agua

Sergio Emiliozzi

Desde un tiempo a esta parte se puede apreciar un grado creciente de conciencia en la opinión pública mundial acerca de la importancia del problema del agua en relación al futuro de la humanidad. La presencia cada vez mayor del tema en los medios masivos de comunicación ha contribuido a que se instale en la agenda de los gobiernos así como en los foros y eventos internacionales.

El tema no es menor. El agua potable es un recurso cada vez más escaso, que a diferencia de otros recursos -petróleo, gas- no cuenta con sustitutos. La cantidad ascendente de la población mundial hace que la disponibilidad de agua sobre la Tierra se torne un tema conflictivo en un futuro no muy lejano.

Si bien el 70 por ciento de la superficie terrestre es agua, menos del 3 por ciento es agua dulce, apta para el consumo humano y el regado de siembras. De ese 3 por ciento, más de tres cuartas partes -el 77 por ciento- se encuentra en estado sólido y ubicado mayormente en los cascos polares y en los glaciares del mundo. El 22,5% es agua subterránea y el 0,5% corresponde a aguas que fluyen libremente sobre la superficie como los ríos y lagos.

Mas de la mitad de la población mundial se abastece de agua subterránea, una cifra que en Europa alcanza al 70 por ciento de los ciudadanos. Queda clara la importancia que las aguas subterráneas poseen para el abastecimiento humano.

El Acuífero Guaraní es el tercer reservóreo mundial de agua subterránea. Los otros dos se encuentran en Sudán y en el norte del Sahara, en Africa. Su superficie es considerable: se estima en 1,2 millones de kilómetros cuadrados bajo parte de los territorios de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina. Su volumen de agua estimado es de 45 mil kilómetros cúbicos. La real extensión del acuífero y otros detalles de ese reservorio son aún un misterio. No se conocen los límites al oeste en Paraguay y Argentina. Por el norte, se conecta con el Pantanal brasileño, y en el límite sur, en nuestro país, se especulan conexiones con la región pampeana, e, incluso, los lagos patagónicos precordilleranos.

La falta de información sobre el acuífero ya fue advertida más de una década atrás y a instancias de diversas universidades de los países de la región que impulsaban programas de investigaciones conjuntas. Esto derivó en lo que hoy es el Proyecto para la Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní auspiciado por los gobiernos de esos países y financiado casi íntegramente por organismos internacionales. El proyecto se propone esencialmente la expansión y consolidación de la base de conocimiento científico y tecnológico del acuífero, la articulación entre el desarrollo y la implementación de un esquema de gestión, la participación, educación y comunicación pública, desarrollo de un manejo regionalmente adecuado de las aguas subterráneas, la evaluación del potencial de la energía geotermal y la futura coordinación y manejo.

La definición del proyecto y su posterior ejecución, así como el compromiso que los gobiernos de la región asumieron al destinar recursos económicos, humanos y de infraestructura parece un acierto, sobre todo en países en los que la prospección es una carencia cotidiana. Otro acierto es colocar el tema en la agenda del Mercosur. El Grupo del Mercado Común por decisión 25/04, creó un grupo ad hoc de alto nivel que tendrá por función asesorar en lo que compete al Acuífero, al Consejo del Mercado Común, órgano superior del Mercosur, y para lo cual los países ya comprometieron a sus principales especialistas.

No obstante, existen ciertos claroscuros que conviene identificar. En primer lugar, la presencia de organismos internacionales y mas claramente del Banco Mundial en la financiación del Proyecto no es alentadora. Las condiciones de la operatoria habilitan su participación en los lineamientos que debe seguir la Secretaría del Proyecto, así como la supervisión de lo actuado y el acceso a la información obtenida. Tal vez esto no sería grave si el recurso que consideramos no tuviera las características que definimos al comienzo: es imprescindible para la vida, no es renovable ni sustituible.

En segundo lugar, si bien la decisión del Grupo del Mercado Común busca generar un acuerdo que consagre los principios y criterios que mejor garanticen sus derechos sobre el recurso como estados y como subregión, esto debería acompañarse de inmediato con la creación de un órgano de gestión común del recurso, que planifique sobre la base de pautas compartidas y otorgue transparencia a las actuaciones que inciden en este bien perteneciente al dominio público.

Por último, es frecuente observar que las urgencias económicas a las que se encuentran sometidas los países de la región los conducen a permitir inversiones que afectan severamente los recursos naturales. La pregunta es si éste será otro caso más.

El uso racional del acuífero supone un aprovechamiento justo de acuerdo a las necesidades de la población de la región. De la fortaleza de los Estados de la región, pero también de sus sociedades, dependerá que no repitamos una historia conocida con lo último que nos queda: el agua.

Sergio Emiliozzi es profesor e investigador en la UBA, y miembro de la delegación argentina a la Conferencia de Cambio Climático
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