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 domingo, 28 de noviembre de 2004  
Le pesó la presión
Central dejó pasar la chance de forzar a los líderes

José M. Petunchi / La Capital

Qué pasa con los que llegan cerca de la punta? ¿Marea, nubla la cercanía con la cima en este torneo? No hay dudas de eso, ya que como si fuese un mal endémico, cada uno de los sucesivos, repetidos y variados líderes que tuvo el Apertura pueden dar cuenta de esto. Sucedió con Vélez, con Estudiantes, con River y también con Newell's. Cada uno a su tiempo. Y anoche para profundizar la tendencia, como si los ejemplos no abundaran, se sumó Central, que tuvo una levantada notable en el Apertura, pero que por primera vez en lo que va del torneo tenía la chance de forzar a los que están arriba e incomodarlos con su paso arrollador y meterle un poco de presión a los líderes, especialmente a Newell's. Claro que para eso tenía que ganarle a Instituto, sin importar cómo. Pero, como para demostrar que está a tono con el campeonato, no pudo con la presión de tener que ser protagonista.

En los partidos anteriores, este Central increíble que, con la espectacular campaña que redondeó en los últimos partidos, generó la sorpresa de muchos y arrancó elogios de todos, venía bajando pesos pesados y ganando en el torneo por convicción y por necesidad, pero nunca hasta anoche había tenido la necesidad de ganar para mantener despierta la ilusión que ellos mismos generaron en su gente.

Ya se dijo hasta el hartazgo que la campaña que realizó este equipo, de la mano del milagroso Don Angel Y Cuffaro Russo, fue sensacional para un equipo que arrancó despertando desencanto y frustraciones y terminó envuelto en victorias asombrosas. Pero ganándole a Instituto conseguía el derecho a seguir soñando, a seguir ilusionándose con algo más, por mérito propio y por algún tropiezo ajeno. Pero no pudo resolver el pleito y cerró la última puerta que tenía para seguir dando pelea. Se notó que a los más jóvenes les pesó la presión de tener que ganar por obligación. Se evidenció en el nerviosismo, apuro e imprecisiones que mostraron algunos jugadores cuyos rendimientos fueron más bajo de lo habitual. Era la frutilla del postre para demostrar que el equipo sigue creciendo. Pero chocó con su inmadurez, todo un síntoma de juventud, pero también de que no soportó la presión de ir por más en un momento en que no se puede vacilar.
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Marco Ruben le gana a Brone en lo alto.

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