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 sábado, 13 de noviembre de 2004  
Duelo en Medio oriente. Líderes mundiales acudieron a los funerales de Estado en El Cairo
En medio del caos, los palestinos enterraron a Arafat en la Mukata
Una multitud que quería despedir a su líder desbordó el operativo de seguridad y obligó a acelerar la ceremonia

Ramala, Cisjordania. - Sin lograr su sueño de un Estado independiente, el ícono del pueblo palestino, Yasser Arafat, fue enterrado ayer en su maltrecho cuartel general de Ramala en medio de una escena caótica caracterizada por disparos al aire y la tristeza de sus agitados seguidores. Debido a la multitud que acudió a la Mukata fue imposible exponer el cadáver para que la población desfilara delante de él. Los clérigos musulmanes tomaron rápidamente el féretro a su llegada al recinto, rezaron los versículos sagrados e, instados por la población, se lo llevaron a su lugar de reposo.

Con disparos al aire, hombres de la seguridad palestina trataron de sacar el ataúd de Arafat del helicóptero que lo trasladó desde Egipto. Una agitada multitud rodeó el féretro gritando el nombre de Arafat y tratando de tocar el ataúd como último adiós al hombre que veneraron como el padre del nacionalismo palestino.

Agentes de la seguridad colocaron el ataúd en un vehículo funerario y luego se subieron encima del féretro mientras se desplazaba lentamente entre una densa multitud de dolientes. "Con nuestra sangre y alma te redimimos, Abu Ammar", gritaba la muchedumbre utilizando el nombre de guerra del líder palestino, que luchó durante décadas por lograr un Estado independiente. Al menos cuatro palestinos resultaron heridos, aparentemente por los disparos que se lanzaron al aire.


Tierra de Jerusalén
La tumba de Arafat en la Mukata de Ramala -donde vivió prácticamente preso durante los últimos tres años- fue cubierta con tierra de la mezquita de Al Aksa y el cadáver fue introducido en un sarcófago de cemento, con la intención de algún día trasladarlo a Jerusalén, lugar donde el «rais» (presidente palestino) quería ser enterrado, pero que Israel no ha permitido. Arafat fue envuelto en una sábana blanca y después en una bandera palestina; recostado en su lado derecho y con la cabeza en dirección a La Meca, como establecen los preceptos del Islam.

La escena caótica en Ramala era muy distinta a la de los funerales en la base aérea de El Cairo, donde el féretro se mantuvo alejado del público e incluso de algunos líderes mundiales, que fueron marginados erróneamente por los recelosos guardias de Egipto. Los presidentes y dignatarios de más de 50 países esperaron en una carpa roja en una base aérea de El Cairo el ataúd, envuelto en la bandera negra, roja, verde y blanca palestina. Posteriormente, el féretro recorrió las calles de la capital egipcia cubierto con una bandera palestina y tirado por caballos antes de ser transportado en un avión egipcio desde El Cairo y luego en helicóptero para que se le rindiera homenaje a sus restos en el cuartel general de la Mukata antes del entierro.

Los funerales sucumbieron al desorden debido a la muchedumbre que se concentró en la Mukata para dar su último adiós al presidente desbordó el recinto, ante la impotencia de los guardias de seguridad. Desde la cuarta planta de un edificio en construcción frente al recinto, la sensación era escalofriante: miles de palestinos consiguieron entrar en el que fuera cuartel general de Arafat. Tumbaron las alambradas que había sobre el muro de cemento, se extendieron por todo el complejo y rodearon la tumba.

Sin comer, sin beber y sin fumar por tratarse del último día de Ramadán, miles de hombres -pocas mujeres- clamaron al unísono: "Yasser, Yasser", cuando la nave aterrizó envuelta en una nube de polvo y disparos al aire realizados por las fuerzas de seguridad. Poco antes del aterrizaje del helicóptero, miles de dolientes avanzaron sobre las fuerzas de seguridad palestinas e ingresaron en la zona del cuartel general. Sin embargo, fueron obligados a retroceder antes de que pudieran llegar al lugar donde se encontraban los restos de Arafat. Algunas personas resultaron heridas.

A pocos kilómetros del lugar del entierro, la explosión de un auto mató a dos personas. Esto sirvió de recordatorio de la violencia que existe en la región. Arafat murió el jueves a los 75 años en un hospital militar francés sin poder lograr su acariciado sueño de crear un Estado palestino. El ex presidente de la Autoridad Palestina se convirtió en un ícono del nacionalismo palestino y ganó el premio Nobel de la paz, aunque posteriormente reinició el conflicto con Israel.

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, acompañado por líderes palestinos y árabes, incluido el gobernante de facto de Arabia Saudita, el príncipe Abdullah, heredero de la Corona, y el presidente de Siria, Bashar al-Assad, marcharon al frente de los dolientes en El Cairo. Seis caballos negros tiraron del carruaje durante la procesión, liderada por soldados egipcios vestidos con sus uniformes de ceremonia.

La viuda de Arafat, Suha, quien estuvo separada de él durante los últimos años de su vida, observó la procesión desde un auto negro que marchaba al lado del féretro. Acompañada por su hija de nueve años, Zahwa, Suha lloró en la base aérea. La llegada a último momento de al-Assad fue una sorpresa, porque su padre, Hafez, sostuvo una complicada relación con Arafat por los intentos del líder palestino de liderar el movimiento palestino independiente de los gobiernos árabes. Las autoridades de Egipto mantuvieron al público alejado, por temor a que las emociones pudieran desbordarse fuera de control.


Se quedaron afuera
Varios dignatarios extranjeros no pudieron acceder a la ceremonia debido a que los guardias no los reconocieron, dijo un alto funcionario de occidente. EEUU envió a dicha ceremonia a un funcionario de segunda línea del Departamento de Estado, el secretario adjunto Williams Burns, como un aval de su boicot contra Arafat por considerarlo un "obstáculo para la paz", una acusación que siempre rechazó el líder palestino. Israel, que se halla en estado de alerta máxima de seguridad, no envió a ningún funcionario. "No creo que debamos enviar un representante al funeral de alguien que mató a miles de nuestros compatriotas", dijo el ministro de Justicia, Yosef Lapid. (Reuters y DPA)
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El traslado del féretro sucumbió al desorden.

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