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 miércoles, 13 de octubre de 2004

María Barsola: "Me sentí siempre muy sola; hubiera querido que me dieran más afecto"

María Laura Cicerchia / La Capital

"Yo les apunté y les disparé a las nenas". María Elisa Bársola, la mujer que mató a sus hijas de 5 y 9 años el miércoles pasado, reconoció haberlas baleado pero dio muestras de ignorar que estaban muertas: preguntó por ellas y quiso saber cómo estaban. Eso es lo que relató la mujer de 28 años, en medio de una crisis de llanto aunque en un discurso bien encadenado, a los investigadores que la interrogaron el lunes en el hospital donde está internada. Bársola remarcó haber sufrido tempranas carencias afectivas. Dijo que estuvo más de tres días buscando el arma con la idea de matarse y que cuando la encontró redactó una carta explicando lo que haría. Recién llegada la noche ejecutó los disparos -tres de ellos impactaron en sus hijas- hasta quedarse sin balas e intentar suicidarse con un cuchillo. A partir de ahora un grupo de psicólogos deberá distinguir un punto clave en el caso: el límite entre lo que la mujer quiso y no quiso hacer.

La declaración que prestó Bársola desde una cama del Hospital Centenario es un interrogatorio policial. El jefe de Homicidios, Daniel Corbellini, y el fiscal Ismael Manfrín le hicieron una serie de preguntas generales en relación a lo ocurrido a las 21.30 del miércoles en su departamento Fonavi de Cerrito 5566. A grandes rasgos admitió el hecho, pero evidenció tener "lagunas" en algunos tramos.

Bársola dijo que durante tres o cuatro días revisó la casa hasta dar con el revólver calibre 22 largo que su marido escondía en un placard. Lo halló el miércoles a la mañana. Entonces, dijo, se sentó a escribir una carta confusa, en la que culpaba a su pareja de la decisión que tomaría y recomendaba que cuidaran de sus hijas "si lograban sobrevivir a la tragedia". Lo que planeaba, señaló, era quitarse la vida.

Pero a la noche, cuando su esposo se fue en bicicleta a trabajar como vigilador privado, disparó unas seis o siete veces el arma. Un balazo en la cabeza terminó con la vida de su nena de 5 años, Daniela. Otros dos atravesaron el cráneo de la nena más grande, María Orán, de 9 y fruto de una relación anterior.

La mujer reconoció haberles apuntado con el arma y disparado. Luego, dijo, se colocó el arma en la boca pero el tiro no salió. Entonces, probó el revólver efectuando un disparo al aire. Pero cuando volvió a gatillar en su boca comprobó que el revólver se había quedado sin balas. Por eso, relató, tomó un cuchillo y se provocó varios cortes en los brazos, las muñecas y una herida en el abdomen que no puso en riesgo su embarazo de tres meses.

Aunque admitió los disparos, se mostró ajena al resultado de los mismos. Parecía no saber que la nena más chica murió en el acto y la más grande el lunes, cuando sus familiares decidieron donar sus órganos.

"Me sentí siempre muy sola, hubiera querido que me den más afecto. Me siento sola desde los 7 años", expresó en medio de un llanto entecortado. Si bien no aclaró qué la impulsó a dispararles a sus hijas, resaltó que sentía una falta de cariño en su vida. "Dijo que su problema no era material. No le faltaba nada económico sino afectivo", reveló una fuente.

Bársola también habló de situaciones violentas: dijo que su primera hija fue fruto de una violación. Sin embargo, el padre biológico de la nena, residente en Paraná, estuvo en Rosario el lunes para autorizar la ablación de los órganos de su hija. Tampoco se halló denuncia de tal cosa en la provincia de Entre Ríos. La mujer mencionó además que tiene un hermano con problemas de adicción.

Ante el drama ocurrido en la casa que Eli compartía con el ex policía entrerriano Alberto Velázquez, de 51 años, muchos vecinos señalaron que la mujer era víctima de malos tratos, y hasta que ella misma mostraba dos caras: esmero excesivo por sus hijas hacia afuera y agresiones puertas adentro. Nada de eso mencionó en el diálogo con los investigadores. No habló mal de su marido ni lo culpó de nada, a pesar de que antes lo había responsabilizado de su decisión en la carta que dio a los médicos que la asistieron tras los crímenes.

"Apenas terminó todo llamé a la policía", indicó. A pesar de que su relato fue coherente, los investigadores no pudieron avanzar en cuanto a las motivaciones de la mujer. Tampoco se constató que algún suceso o noticia en particular haya detonado su ataque.

Ahora la médica forense Alicia Cadierno fue convocada para determinar, junto a un colega de Medicina Legal, si Bársola realmente ignora que sus hijas murieron. Si lo desconoce, los profesionales deberán recomendar cómo y cuándo informárselo para que le resulte menos gravoso. Es que esta semana el juez pretende tomarle declaración indagatoria. Para eso, deben imputarle en voz alta los hechos de los que la acusan: el asesinato de sus dos hijas. Y si la mujer se entera en ese momento de las muertes, temen que la noticia le provoque un shock que afecte su salud.

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El Fonavi de Cerrito al 5500.

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