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 domingo, 03 de octubre de 2004

Habló de sus personajes en "El gran regreso" y "Locas de amor"
Alfredo Alcón: "El que está seguro de todo es porque no tiene demasiada imaginación"
El actor dijo que los trabajos con Adrián Suar le dieron la posibilidad de mostrar otras facetas de su profesión

Rodolfo Bella / La Capital

Alfredo Alcón no para y además se diversifica. El actor contó a Escenario cómo es su personaje en la tira "Locas de amor" que se emitirá el martes próximo. También adelantó el perfil del rol que desempeña en la obra "El gran regreso" con la que se presenta junto a Nicolás Cabré el sábado y domingo próximos y aseguró que la locura seguirá presente en su trabajo cuando baje de cartel "El gran regreso" y protagonice "Enrique IV" de Luigi Pirandello.

-¿Qué lo atrajo del argumento de "El gran regreso"?

-Bueno, para contar los argumentos soy terrible. Si contara el argumento de "Hamlet" vos dirías ¡pero qué estupidez...!. Te lo digo para que te des cuenta con quién estás hablando, nada más... (risas). De verdad, yo envidio a esa gente que puede teorizar lo que siente.

-¿Qué le gustó de su personaje?

-Para empezar cuando Adrián (Suar) me preguntó si me gustaría trabajar con Nicolás (Cabré) le dije que sí bailando en una pata porque nos habíamos entendido muy bien en televisión cuando hicimos "Vulnerables". La obra es una historia de las dificultades que tienen todas las relaciones cuando son profundas. No sólo padre e hijo, porque querer a alguien es darle una llave que con una palabra te puede dar la felicidad más grande o hundirte en lo más triste.

-Ve que pudo teorizar...

-¿Vos creés? Yo me escucho hablar y me parece que soy Cantinflas...(risas). El caso es que además me gusta que no es que todo cierra como se supone que debería, entre comillas, sino que hasta último momento los personajes intentan darse señales de vida.

-¿Cómo encaró la interpretación de un actor fracasado?

-Creo que él tiene la utopía de suponer que si no llegó a más en su profesión es porque los demás no le tuvieron confianza. Hay momentos en que se pregunta si es posible que uno tenga vocación de ser algo para lo que no sirve.

-¿A usted le pasó algo así?

-Eso pasa siempre. Aunque a los demás les guste tu trabajo, está esa nostalgia de lo que lo uno hizo y lo que hubiera querido hacer, tanto en el teatro como en la vida. Cuando termine de hablar con vos seguramente voy a decir "qué estúpido tendría que haber dicho esto...". Siempre está esa nostalgia del paraíso perdido. Además el teatro de por sí es un ejercicio de humillación, no tanto por la mirada de los demás, sino por la propia.

-¿Nunca logra estar totalmente seguro?

-Es que no hay seguridades. Creo que el que está seguro de todo es porque no tiene imaginación. Pienso que el que encuentra rápido es porque busca poco. Por ejemplo en teatro, si encontrás ciertas formas de hacer las cosas, ponés la cara número 23 y listo.

-Suena raro en un actor con su trayectoria y su experiencia...

-Lo que pasa es que les sucede a todos, pero cada uno lo disimula como puede. Son cosas de las que no se habla porque nos enseñaron a ser sólidos cuando en realidad somos tan inestables que una palabra puede modificarte, lo cual es buen síntoma porque significa que estás vivo. Creo que la experiencia sirve muy poco en la medida en que uno se apoya en no permitir que aparezca el asombro y la curiosidad. Es más: ese día es cuando empezás a ser un estúpido (risas).

-¿Con la televisión es más fácil equivocarse porque se corta y se vuelve a grabar?

-Sí, se corta y se vuelve a grabar, pero de todas maneras cuando lo ves pensás que habría que haber cortado más veces (risas). Tampoco te dan tanto tiempo para cortar y grabar. Ni en la televisión ni en el cine, en las condiciones económicas en las que se trabaja no hay tanto tiempo para el desafine. Tenés que encontrar con cierta rapidez la nota justa porque no podemos pasarnos todo el día probando. Hay directores que se toman más tiempo que otros, pero tiene que salir muy mal para que se repita porque la industria no lo permite. De todas maneras, la experiencia no te da seguridades en la medida que tengas un poco de imaginación, porque que algo te haya salido bien hoy no es prueba para nada.

-¿Cómo surgió la relación con Adrián Suar?

-Son esas cosas que aparecen por afecto del otro, son regalos. Gente que es clave, que tiene fe en uno. Pero además Adrián se preocupa por todo mientras trabajo. Son regalos y eso es lo que hace Adrián que además me llama para hacer cosas que me gustan con el plus del afecto.

-¿Suar también modificó la imagen que el público se podría haber formado de usted al darle la oportunidad de hacer trabajos diversos?

-Claro, por ejemplo cuando me llamó para "Cohen Vs. Rosi" me dijo: "Me dijeron que me vas a mandar a la miércoles, que me vas a cortar, pero dejame que te explique y primero leé el libro". Cuando lo leí lo primero que sentí fue una gran alegría por pensar que él creía que yo podía hacer eso. A veces uno mismo se va creyendo que es para tal o cual cosa, te reparten los papales y uno se va asfixiando en determinadas miradas que el otro te propone. Por eso fue muy bueno que crea en mí para hacer cosas de humor. Claro que me encanta la comedia cuando apela a la inteligencia y la imaginación, no a eso que se llama comedia y que es como para infradotados.

-¿Existe el prejuicio de que Alcón sólo puede hacer tragedias?

-No ocurre sólo conmigo. Tampoco es prejuicio porque en principio ese tipo de clasificación parece más una comodidad. Si tenés la vida clasificada, te parece que la vas a poder manejar. Pero por suerte la vida siempre se encarga que venga un viento, te abra la ventana y te desordene todo eso que uno se arma para tener menos miedo. En la actuación pasa lo mismo. Son facilidades que tampoco cuesta tanto romper si uno tiene condiciones para este oficio.

-En "Locas de amor" va a interpretar a un tipo que se escapa de la realidad creyéndose Julio César, ¿en países como Argentina hay que ser un poco ese Julio César?

-Claro, al terminar la gira en Mar del Plata con "El gran regreso" voy a empezar a ensayar "Enrique IV" de Pirandello que habla de eso. Un tipo que se queda detenido en el tiempo. Es la historia de cómo ese personaje en todo momento trata de detener el tiempo. Qué se le va a hacer... en esta etapa me ha tocado estar loco...(risas).

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Alcón: "para mí el humor es el punto más alto de la creación humana".

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