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 lunes, 06 de septiembre de 2004

Debaten sobre el número de muertos mientras la ciudad entierra a sus hijos
Hasta ahora, son al menos 155 los chicos asesinados. Ancianos y religiosos pidieron que no haya represalias

Beslán, Rusia. - El llanto de las madres que perdieron a sus hijos e hijas en la masacre de la escuela de esta pequeña ciudad del sur de Rusia se escuchaba ayer desde los interiores de las casas, mientras comenzaban los primeros entierros de algunas de las 338 víctimas oficiales. Sin embargo, el Ministerio de Salud de Ostetia del Norte, la república rusa donde ocurrió la matanza, estimó en 460 los muertos y fuentes extraoficiales elevan la cifra a 600. Moscú sólo admite 338, de los cuales 155 son niños, mientras por ahora suman 184 los cuerpos identificados.

En lo que fue el primer signo de asunción de responsabilidades tras el baño de sangre, el ministro de Interior de Osetia del Norte, Kazbek Dzantiyev ofreció su renuncia, aunque no fue aceptada. "Después de lo que pasó en Beslán no tengo derecho a seguir en este puesto, como autoridad y como caballero", dijo Dzantiyev.

Las versiones oficiales y periodísticas dicen que las fuerzas entraron en el gimnasio de la escuela el viernes después de que los separatistas chechenos que retenían a unas 1.200 personas comenzaron a disparar contra los niños que se escapaban aterrorizados por dos explosiones. Este ha sido el final más sangriento de una crisis de rehenes en décadas. La mitad de los muertos eran niños. El resto eran profesores, padres y familiares que acudían a las festividades del primer día de clases.

El portavoz de Osetia del Norte, Lev Dzugayev, dijo que 428 personas seguían en los hospitales locales y que 260 estaban desaparecidas. Algunos heridos graves fueron trasladados a Moscú y otras ciudades. Un funcionario del Consejo de la Federación Rusa, Oleg Teziyev, afirmó que son 191 las personas desaparecidas, la mayoría de las cuales serían niños, según citó la agencia rusa Interfax. No obstante, el Ministerio de Salud de Osetia del Norte, difundió que las víctimas fatales del secuestro fueron 460, según se publicó en la página on line gazeta.ru.

Por su parte, el director del Centro Kavkaz (Cáucaso) -una fuente alternativa a la información oficial-, Visami Tutuyev, señaló que se había producido una verdadera "catástrofe", con unos 600 muertos. De los heridos, 234 son niños y 58 se hallaban en estado crítico, dijeron fuentes médicas.

La diferencia en las cifras se da en el marco de la enorme confusión reinante tras el trágico desenlace del secuestro perpetrado por un grupo armado checheno y la reticencia del gobierno ruso a proporcionar datos precisos. La notoria distancia entre realidad y versión oficial quedó demostrada cuando el día del desenlace se supo que dentro de la escuela, que celebraba el primer día de clases, había 1.180 rehenes, cuando en las primeras 48 horas del secuestro el gobierno habló de unos 350.


Una comunidad desgarrada
Más allá de esta tenebrosa batalla de cifras, ayer la pequeña comunidad de Beslán comenzó a enterrar a sus niños. Entre lágrimas, los padres llevaron los primeros ataúdes al cementerio donde previamente grupos de voluntarios habían excavado filas de fosas. Los familiares afligidos dejaron las puertas y ventanas de sus casas abiertas, según una costumbre local. Las ceremonias religiosas, casi todas según el rito cristiano ortodoxo, religión mayoritaria en Osetia del Norte, fueron oficiadas en la ciudad, donde 22 víctimas fueron inhumadas durante el día.

Tumbas improvisadas, coronadas con estacas de madera blanca, fueron cavadas en un campo preparado apresuradamente. Por grupos, de hombres y mujeres separados, familias o clanes enteros asistieron a las exequias. "Los osetios son un pueblo pacífico que siempre ha vivido en armonía con sus vecinos; no hay que ceder a la provocación o esto no terminará nunca", advirtió un anciano durante las ceremonias. La masacre ha reavivado viejos rencores entre osetios e ingushetios y chechenos y se temen nuevos actos violentos en el Cáucaso.

El patriarca ruso Alexis II hizo alusión a la "cara de Satán" y pidió que se celebren misas fúnebres en todas las iglesias de Rusia.

Rimma Butueva, una doctora, pasó días buscando a su prima Rosa, desaparecida junto a su hijo de nueve años. "No perdimos la esperanza hasta el final", dijo. "Pero cuando vi su cuerpo comprendimos que no encontraríamos a su hijo mayor. Lo peor fue tener que reconocerlo sólo por sus ropas".

El presidente Vladimir Putin, que viajó a Beslán el sábado, dijo después a los rusos que las fuerzas de seguridad necesitaban reconsiderar sus estrategias ante este tipo de emergencias. Putin declaró hoy y mañana días de luto nacional.

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La madre de dos chicas de 12 y 13 años muestra sus fotos mientras las vela.

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