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 sábado, 14 de agosto de 2004

Los Juegos Olímpicos de Atenas quedaron oficialmente inaugurados con una ceremonia extraordinaria
Génesis y presente
El estadio olímpico Spyridon Louis lució repleto con 72 mil almas que vibraron con la presentación de los primeros Juegos del siglo

La ceremonia inaugural de los primeros Juegos Olímpicos del siglo XXI tuvo todo el colorido y la coordinación imaginables, pero además convocó al asombro con efectos sonoros y tecnológicos que por momentos parecieron desafiar las leyes de la física, para admiración de los 72 mil espectadores que colmaron el estadio olímpico Spyridon Louis y a millones que lo siguieron por televisión.

Buena parte de los 10.000 atletas de los cinco continentes, que competirán durante 17 días, desfilaron por la pista olímpica, precedidos por las banderas de los países participantes y se instalaron en el centro del estadio formando una esfera multicolor.

Minutos antes del desfile, en ese mismo centro del estadio había un lago artificial, sobre el que se armaron y desarmaron mágicamente una cantidad de imágenes y esculturas que recorrieron la milenaria historia de Grecia.

Exactamente, a las 20.45 hora local y al son de una danza rítmica griega, un niño surcó las aguas del lago en un barco semejante a los de papel y ya en la arena le entregó una bandera griega al presidente del COI, Jacques Rogge y saludó al presidente de Grecia, Kostic Stefanopoulos y al titular del Comité Organizador, Gianna Angelopulos Daskolaki.

El griego Dimitri Papaioannou fue el creador y guionista de este espectáculo, mientras que la puesta en escena correspondió a David Zockwer y tomaron parte 4.000 personas.

La síntesis de la fiesta fue evocar la génesis de los Juegos, nacidos hace 2.766 años en Grecia y el latido de un corazón humano al ritmo de una carrera pedestre, origen del deporte, fue el primer símbolo en escena.

También hicieron su aparición en medio del asombro y la admiración de los privilegiados espectadores y de los atletas, centauros, gigantescas estatuas de los dioses de la mitología helénica, símbolos universales como el caballo de Troya y el mar (Grecia está rodeada por el Egeo, el Jónico y el Mediterráneo) dominaron la fiesta.

Otras figuras gigantes de la mitología también surcaron los cielos, en trucos de avanzada realización.

Para dar paso a un viaje por la historia que comenzó más de 2000 años atrás y que terminó en 1896, año de los Primeros Juegos Olímpicos de la era moderna y en el que participaron 14 países, donde se rememoraron con distintas figuras a los lanzadores de bala y disco, a los velocistas y también al ganador de la primera maratón, Spyridon Louis.

A continuación y ante el delirio del público se escucho la voz de María Callas, un ícono de la opera entonando el tercer acto de Aida.

Y para cerrar la primera parte asomó sobre el agua la figura de una mujer embarazada, simbolizando el futuro y a la diosa de la fertilidad y dando vueltas a su alrededor a Eros, el dios del amor.

Luego comenzó el desfile, de acuerdo al alfabeto griego y la primera delegación en hacerlo fue la de Santa Lucia, seguida por San Vincent y Granandine, mientras que en el 17º lugar lo hizo la de Argentina, encabezada por un orgulloso Carlos Espínola que portaba la bandera argentina.

Los atletas, entre los que se contaban Emanuel Ginóbili y David Nalbandian, vestían impecable camisa blanca y pantalón de color caqui.

Las que más ovaciones recibieron fueron las delegaciones de Estados Unidos, Alemania, España e Irak y por supuesto Grecia, que cerró el desfile, que se extendió durante casi dos horas.

Un despliegue de luces impactante, efectos sonoros y pirotécnicos complementaron una puesta en escena con cierta connotación mediterránea, similar a la de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

Entre los distinguidos asistentes a la fiesta y que se ubicaron en un palco VIP, se encontraban el ex presidente de los Estados Unidos, George Bush, padre del actual mandatario de ese país; el primer ministro inglés Tony Blair; el presidente de Rusia, Vladimir Putin; la reina Sofía de España y el rey Abdullah II, de Jordania.

Otro elemento llamativo que participó de la fiesta fue una cámara hidráulica de 25 metros de diámetro, enterrada a 23 metros del suelo, de la que salieron distintos objetos en varios momentos del acto.

El velerista Nikolas Kaklamanakis (reemplazó al velocista Nikolas Kenteris, quien no se sometió a controles antidoping por sufrir un accidente de moto), quien le ganó la medalla dorada en Sydney 2000 a Carlos Espínola, fue el encargado de hacer arder el pebetero olímpico, en medio del emocionado silencio de los aficionados.

La música de la pop rock islandesa Bjork y composiciones de Mikis Theodorakis aportaron acordes al maravilloso espectáculo.

Kostis Stefanopulos, presidente de Grecia, fue el encargado de declarar inaugurados oficialmente los 28º Juegos Olímpicos. También disertaron el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge y fueron tomados los simbólicos juramentos a los atletas y jueces.

Tras tres horas y media de un espectáculo excepcional, Atenas 2004 se puso en marcha e impactó a todos los presentes y al mundo, que contó con un gran operativo de seguridad de 70.000 efectivos y será desde hoy, cuando comenzarán a ponerse en marcha las ilusiones de 10.000 atletas; unos para alcanzar la gloria y otros, de sentirse conformes con sólo participar. (Télam)

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Con un marco imponente se inauguraron los primreos Juegos Olímpicos del milenio en Grecia.

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