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 sábado, 14 de agosto de 2004

La soja argentina tiene cuerda para rato en el mercado externo
Argentina y Brasil aumentan su participación en el mercado oleaginoso y desplazan a Estados Unidos

La soja pasó a ser un producto sudamericano", disparó el titular del Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio local, Rogelio Pontón, durante su exposición en el panel "Mercado global del complejo sojero" que tuvo lugar en el XII Congreso de Aapresid, donde compartió el análisis de la situación con el genetista francés Jean Dayde y el especialista chino Hu Guohua.

La contundente afirmación se sustenta en los números que aporta la realidad del mercado. Entre la campaña 94/95 y la 2004/2005, sólo Argentina y Brasil pasaron del 37% al 64% en la participación del complejo sojero mundial, desplazando a Estados Unidos que en la misma década pasó del 43% al 28%.

Los datos que aportó el economista local no marcan un techo, sino todo lo contrario. Por caso, el especialista Jean Dayde, explicó que en la Unión Europea la importaciones están impulsadas fundamentalmente por las harinas, justamente, un mercado donde la Argentina ocupa el primer lugar como país exportador.

Y explicó que "este crecimiento se debe al uso masivo de proteínas para consumo animal", con lo cual "la Unión Europea depende en gran medida de los pocos exportadores de soja", agregó Dayde, quien pronosticó que esta tendencia se mantendrá en el futuro, especialmente por la incorporación de los nuevos países al bloque comercial, que son fuertes consumidores de carne y leche que demandan a su vez mayor cantidad de proteínas animales.


El gigante asiático
Otro aspecto del escenario para la Argentina lo aportó Hu Guohua, del centro de Investigación para el mejoramiento y recuperación de tierras de Heilongjiang, de China.

El especialista explicó ante el multitudinario auditorio de Aapresid, que "la producción total de China fue muy inferior a la demanda y de ser el país exportador más grande en los años 50 se convirtió en el país importador más grande del mundo en la actualidad".

De todos modos explicó que "en la década del 90, la producción de soja se recuperó, el área sembrada alcanzó a 9,22 millones de hectáreas y 1.619 kilos por hectárea de rendimiento en 1994" y "casi duplicó la producción de los 50 y fue la más alta, ya que aumentó 73% con respecto a esa década en 16 millones de toneladas", agregó Guohua.

Sin embargo aclaró que "la producción no fue suficiente ya que la población aumentó rápidamente".

Ante esto "en el año 2001, la producción total alcanzó a 15,3 millones de toneladas y hubo 9 millones de hectáreas disponibles para cultivar, sin embargo, la importación de soja y sus productos derivados llegaron a 14 millones de toneladas, casi el equivalente a la producción total".

De esta manera, "China se convirtió en el país importador más grande del mundo: en 2002 y 2003, la producción total llegó a 16 millones de toneladas y la importación de soja superó los 10 millones en 2001 y los 20 millones en 2002", agregó el especialista chino.

En materia de subproductos, el nivel de importaciones chinas es significativo. Guohua precisó que "en el 2003 el consumo de aceite de soja en China aumentó un 75% llegando a 7 millones de toneladas (3 millones de toneladas más que el año anterior) y los niveles de consumo de aceite de soja en ese país son equivalentes a los de los países desarrollados, con 5 kg por persona por año".

Por otra parte, "en los últimos años, la cría de animales originó un gran incremento en el consumo de carne y la demanda de harina de soja también aumentó rápidamente, dijo.

Según cálculos aproximados "después de los 90 el consumo de harina de soja en China aumentó en un 30% anual", agregó el especialista.

Según los datos aportados por el especialista chino, en el 2000, la importación de soja superó los 10 millones de toneladas y a partir de 1996, se comenzó a importar grandes cantidades de harina de soja. "En 1998 se importó 1,4 millón de toneladas de harina y a partir de 1999, debido a la recuperación del impuesto al valor agregado, la importación de este subproducto comenzó a disminuir años tras año", dijo Guo-Hua.

En la actualidad, "ya casi no existe importación de harina de soja, de todos modos, antes de 2000, la importación de soja y de harina fue generalmente de 5-6 millones de toneladas, en 2001 de 14 millones de toneladas y en 2003 llegó a los 23 millones de toneladas", aseguró. Con lo cual, "China es el importador de soja y sus derivados más grande del mundo, el consumo de dichos productos llega al 60%", precisó.


Los desafíos futuros
De cara al futuro, las perspectivas para Argentina y Brasil son de aumentar ostensiblemente su participación en el complejo sojero en detrimento de Estados Unidos. Las políticas internacionales muchas veces cuestionadas -como los subsidios o trabas europeas- de alguna manera favorecen a las exportaciones sudamericanas. "La producción de soja no está favorecida por la política común de la Unión Europea, no hay voluntad de modificar este enorme déficit de proteínas, en buena parte porque los precios de las proteínas son bajos", explicó Dayde.

De ese modo, la UE seguirá demandando harinas proteicas para la alimentación animal, un segmento en el que la Argentina está posicionada como número uno.

Ante semejante potencial, los desafíos también son de dimensiones. Para Pontón "los productores deben darle suma importancia a lo que pasa tranqueras afuera, especialmente en materia de logística", ya que el desarrollo de este aspecto dentro del complejo sojero es vital para su desarrollo en el futuro.

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Ferraroti, de Prosoja, presentó el panel que disertó sobre el mercado de la oleaginosa.

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