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 sábado, 31 de julio de 2004

El conflicto que selló el fin de 4 imperios e inició el siglo XX
Hace 90 años comenzaba la Primera Guerra Mundial
Las antiguas dinastías de Austria,Turquía y Rusia y la reciente de Alemania pasaron a la historia

Chris Melzer

Hamburgo. - A Conrad von Hoetzendorf se lo consideraba un pesimista. Ya en septiembre de 1914, pocas semanas después de la declaración de hostilidades que conduciría a la Primera Guerra Mundial, la de Austria contra Serbia, el jefe del Estado Mayor austro-húngaro descartaba la posibilidad de conseguir la victoria. Pero los temores del jefe militar iban aún más lejos: "Temo que esta guerra sea el fin de nuestra monarquía".

Von Hoetzendorf tenía razón: el fin de la guerra, en 1918, significó no sólo el acabose para la pluricentenaria monarquía de los Habsburgo; la derrota militar selló también el derrumbe del Imperio Alemán y, un año antes, del imperio zarista en Rusia. También se desintegró el Imperio Otomano. La "Gran Guerra", como se la conoce en Europa aún hoy, fue el inicio catastrófico del siglo XX, cuyas consecuencias se hicieron sentir durante varias décadas.

El 28 de julio de 1914, Austria declaró la guerra a Serbia; el 1º de agosto, Alemania a Rusia; el 3 de agosto, Alemania a Francia y Bélgica; el 4 de agosto, Gran Bretaña a Alemania; el 5 de agosto, Austria a Rusia, y el 11 de agosto, Gran Bretaña y Francia a Austria.

La Primera Guerra Mundial marcó el fin del "largo siglo XIX", tal como el historiador alemán Hans-Ulrich Wehler bautizó la época que comenzó con la Revolución Francesa, en 1789, y que termina con el estallido de la guerra en 1914. En esa época se consolidó la república en Estados Unidos, se tuvieron que marchar dos emperadores en Francia y se impuso la democracia parlamentaria en Inglaterra a expensas del poder del rey. Sólo en Berlín, Viena, San Petersburgo y Estambul el poder seguía en manos de monarcas absolutos.

"Esa contradicción se desenfrenó con la Primera Guerra Mundial, en la que los antiguos poderes, arrinconados desde hacía mucho tiempo por la burguesía, de repente se vieron enfrentados con las odiadas repúblicas", señala Wehler. A diferencia de las monarquías, esas repúblicas tenían cierta estabilidad interna y finalmente aguantaron más.

La Primera Guerra Mundial costó la vida a unos 8,5 millones de personas. Regiones enteras fueron devastadas por la guerra de trincheras y por el fuego incesante de la artillería. La brutal invasión y ocupación alemana de Bélgica constituyeron el primer crimen de guerra a gran escala perpetrado en suelo europeo. El derrumbe de los cuatro imperios alumbró a varios nuevos Estados, desde Finlandia, los países bálticos y Polonia hasta Yugoslavia, Jordania e Irak. La mayoría de esos nuevos Estados eran creaciones artificiales, surgidas del afán de poder de los vencedores.

Sin embargo, los tratados de Versalles, Saint Germain-en-Laye y Trianon, que pusieron fin a la guerra, también llevaban en su seno otra semilla. "Es prácticamente imposible imaginarse el ascenso de Hitler sin la situación creada por los tratados de paz", subraya el historiador Helmut Grieser. "1,8 millones de hombres, que tuvieron que pasar miseria durante cuatro años, sufrieron después de 1918 una humillación tras otra, un agujero sentimental que fue cómodamente aprovechado por Hitler", explica Grieser.

También Wehler está convencido de que la Segunda Guerra Mundial fue la consecuencia directa de la Primera.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, había dos superpotencias que a partir de 1917 habían ido conquistando su supremacía en el concierto internacional: Estados Unidos, que por primera vez en su historia intervino en una guerra alejada de su zona de influencia, y la Unión Soviética, que había comenzado a nacer con la Revolución de Octubre.

"El ascenso de Estados Unidos a una potencia hegemónica mundial era inevitable", asegura Wehler. Grieser cree que la Primera Guerra Mundial fue un catalizador importante para Estados Unidos pero no así para la Unión Soviética. "Si los alemanes durante la guerra no hubiesen llevado a Lenin desde su exilio en Suiza a Rusia, difícilmente hubiera nacido la Unión Soviética como potencia mundial amenazante", sostiene Wehler. (DPA)

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Soldados franceses sufren el fuego aléman en Verdúm, 1916.

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