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 sábado, 31 de julio de 2004

Para Kirchner, la Argentina todavía sigue siendo "un país muy seguro"
Admitió que quedan vestigios de grandes bandas, pero "están circunscriptas"

El presidente Néstor Kirchner afirmó ayer que "los grandes países del mundo tienen mayor nivel de delito que Argentina", y sostuvo que sigue siendo "un país muy seguro". También se solidarizó con "el dolor de las familias" que han sido víctimas de actos criminales, mientras el gobernador bonaerense Felipe Solá dijo que no cambiará los planes en materia de seguridad.

Pese a los altos índices de delincuencia que se registran, en especial, en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, Kirchner definió a la Argentina como "un país muy seguro" aunque explicó que aún "quedan vestigios de grandes bandas que operaron en el país y están circunscriptas".

"Tenemos problemas de seguridad, pero los grandes países del mundo tienen mayor nivel de delito que Argentina. Lo que sucede es que los argentinos no estamos acostumbrados a este tipo de cosas que nos están pasando y nos conmueven fuertemente, pero estoy convencido que lo vamos a superar", enunció el jefe de Estado desde Rosario.

Por su parte Solá manifestó que "no voy a cambiar los planes" en marcha en materia de seguridad y dijo que la "falta de credibilidad en las instituciones opera contra la Argentina".

Mientras, el ministro de Justicia bonaerense, Eduardo Di Rocco, definió a la ola de secuestros extorsivos como "una tragedia social" de posibles móviles políticos.

"Esto es, de algún modo, sospechable", respondió Di Rocco cuando fue consultado sobre el recrudecimiento de casos de secuestros, en consonancia con la asunción del nuevo ministro de Justicia, Horacio Rosatti, como sucesor del desplazado Gustavo Beliz.

El funcionario bonaerense dijo que "hay que investigar a fondo y a todos, pero es sintomático... siempre pasa algo en alguna reforma o aparece siempre algún rebrote con este tipo de delitos", cuando hay cambios políticos de fuerte impacto.

Si bien hay víctimas de secuestros extorsivos en varios puntos del país, esa modalidad delictiva se concentró en forma dramática en el conurbano bonaerense y, en buena parte de los casos, las sospechas recaen sobre los propios policías.

Ayer Solá dijo que "en la mayoría de los casos en los que se dijo que había policías involucrados, en realidad no lo había, pero eso no significa que pueda haberlos, y de cualquier rango".

Señaló, además, que "tengo un plan de seguridad, se han aprobado leyes y se va a reemplazar a la policía actual. Todos esos planes no voy a cambiarlos porque ocurra un desastre, porque aparezca una bestia que mate a un secuestrado".

"La gente reaccionó de manera afectiva con el caso de Axel (Blumberg, un joven que en marzo fue asesinado por sus secuestradores) pero la gente quiere Estado, gobierno, planes", evaluó Solá, quien dijo que con el presidente Kirchner "seguimos minuto a minuto el tema de la seguridad".

En consonancia, Di Rocco aseveró que "hay voluntad" para trabajar en forma conjunta con la administración Kirchner en el área de Seguridad y opinó que la delincuencia constituye "una verdadera tragedia social. Otros pueblos de América también conocen de estas horribles experiencias que son de sufrimiento individual de las familias, pero que también angustia a todos".

La organización Red Solidaria salió a convocar a Kirchner, a Solá y al obispo de San Isidro, monseñor Jorge Cassareto, a reunirse "en las próximas horas" con vecinos de la zona norte del conurbano para "dar respuestas y contener" a una comunidad que está "espantada" por la ola de secuestros.

Por su parte el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, se reunió ayer con vecinos del partido bonaerense de San Isidro y prometió "saturar las calles para prevenir secuestros", según confiaron habitantes del barrio La Horqueta, donde reside un adolescente que permanece aún en manos de sus secuestradores. (DyN)

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