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 sábado, 31 de julio de 2004

Despegue. El presidente respondió al público tirando besos y recibiendo cartas
Fiesta con Kirchner como figura estelar
La gente recorrió las obras y disfrutó del espectáculo que protagonizaron aviones y paracaidistas

Eugenia Langone / La Capital

"Nunca viajé en avión y nunca vine al aeropuerto, me parece un lugar muy lindo. Pero también quiero ver a Kirchner". La confesión de Soledad, de 10 años, resume quizás lo que fueron a buscar muchos rosarinos a una fiesta que tuvo sin dudas a dos estrellas: el renovado aeropuerto y el presidente de la Nación.

Es que la figura del primer mandatario fue el centro de los actos de inauguración del ahora llamado Aeropuerto Internacional Rosario Islas Malvinas, sobre todo para los miles de rosarinos que se concentraron desde muy temprano frente al nuevo edificio sólo para verlo. Familias enteras escucharon a grupos folclóricos y recorrieron las obras de la terminal aérea mientras esperaban al presidente, que aunque estuvo menos de una hora en suelo rosarino, respondió saludos, tiró besos y recibió cartitas de la multitud. Terminado el acto, la mayoría se retiró y pocos quedaron disfrutando del espectáculo.

Los colectivos gratuitos que salieron desde la plaza Sarmiento (Entre Ríos y San Juan) les facilitaron a muchos la llegada al aeropuerto, pero hubo que hacer cola para conseguir lugar, ya que a los coches se los vio repletos desde las primeras horas.

Aunque estaba previsto que el presidente llegaría sobre las 13, apenas entrado el mediodía, el estacionamiento del aeropuerto ya estaba plagado de gente, mientras en el escenario sonaban algunos de los grupos folclóricos que estaban incluidos en el programa.

Al mismo tiempo, los ex combatientes de Malvinas servían mate cocido y palmeritas a la gente. Y como no podía ser de otro modo en un multitudinario acto, se instalaron los vendedores ambulantes: choripanes a dos pesos, banderas argentinas grandes a 10 pesos y a dos pesos las chiquitas. También aparecieron quienes vendían vinchas con el escudo del Partido Justicialista y las imágenes de Evita y Juan Perón. Hasta un vendedor de empanadas turcas se dio el lujo de instalar su puestito en el medio del hall de flamante aeropuerto.

Algunos colegios decidieron participar del acto, como los alumnos de la Escuela Nº456 Carlos Pellegrini. "Nos pareció importante que los chicos vengan a ver al presidente y el aeropuerto", aseguró María, mamá de un alumno de la escuela, quien dejó aclarado así que para muchos era la primera vez que pisaban la terminal aérea.

Unas 200 personas de la agrupación Barrios de Pie fueron las primeras en ocupar el espacio frente al palco oficial para "hacerle el aguante al presidente" y más tarde se sumó otra columna de la Federación Tierra y Vivienda (FTV).

Todos lo querían ver, saludar y algunos hasta le llevaron cartitas. Incluso, se vieron pancartas donde se leía "fuerza presidente, fuerza gobernador" y el cartel se cerraba con un gran "OK".

Todo el clima era de fervor. Por eso, cuando pasadas las 13.30 anunciaron que el avión que transportaba al presidente acababa de tocar suelo rosarino, explotaron los aplausos y se hicieron escuchar los bombos y redoblantes.

Ya en el escenario le tiraron besos y le gritaron "te quiero" como si fuera una estrella del espectáculo. Pero también ligó el gobernador. "Obeid, querido, el pueblo está contigo", se escuchó cantar.

El presidente respondió con saludos y besos. Una vez terminados los discursos, bajó del escenario y se abalanzó sobre las vallas que lo separaban de la gente. Así, como es habitual, se dirigió hacia el lugar donde tenía que cortar las cintas saludando a la gente una por una, recibiendo cartas y escuchando lo que decía. Mientras tanto, sus guardaespaldas le seguían los pasos de cerca y desde el techo del aeropuerto, un efectivo de la Policía Federal no le sacaba los ojos de encima a través de sus binoculares.

Apenas terminado el acto, un escuadrón de la Fuerza Aérea pasó varias veces sobre el escenario e hizo que todos levantaran sus cabezas. Los chicos miraban con la boca abierta y muchos esperaban a los paracaidistas.

"Me gusta todo, pero quiero ver saltar a los señores de los paracaídas", dijo Santiago, de siete años, mientras miraba el cielo. En ese momento aparecieron cuatro figuras de colores que comenzaron a descender de a poco. "Ahí están", gritó el nene. Eran cuatro paracaidistas que bajaron con las banderas argentina y de Santa Fe, y aterrizaron a pocos metros del escenario central.

Aunque muchos se retiraron apenas el presidente salió de escena, para algunas familias la recorrida por las nuevas instalaciones fue el paseo obligado.

Y otros, que fueron unos pocos, se quedaron escuchando el espectáculo folclórico del que participaron grupos de localidades vecinas y el trío rosarino integrado por Luis Quiroga, Alberto Giraudo y Alberto Buono, que tuvo como figura central a Antonio Tarragó Ross. Es más, el propio gobernador Obeid se acercó a escuchar unos temas luego de despedir al presidente y se animó a una calificación: "muy bueno, espectacular".

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Puro folclores de la mano de Antonio Tarragó Ross.

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