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 domingo, 16 de mayo de 2004

A un año. Por la conexión vial ya pasó más de un millón de vehículos
Rosario y Victoria se reparten las ganancias de la apertura del puente
En ambas ciudades se abrieron nuevas posibilidades de negocios. Los entrerrianos viven un boom turístico

Carina Bazzoni y Carla Rizzotto / La Capital

Ni Rosario ni Victoria están preparando grandes actos para el próximo sábado cuando se cumpla el primer año de la inauguración del puente Rosario-Victoria. Sin embargo, los 59,6 kilómetros de la conexión impusieron transformaciones en las dos ciudades. Los empresarios locales encontraron en Entre Ríos nuevas posibilidades de inversión, principalmente vinculadas al campo y la construcción, al tiempo que en Rosario los servicios educativos, de salud y esparcimiento vieron crecer su demanda. Pero el impacto en la ciudad de las siete colinas fue más rotundo, a tal punto que muchos juzgan que el boom turístico desatado por el puente marcó "un antes y un después" del 22 de mayo de 2003.

Desde esa fecha, de acuerdo a estadísticas de Puentes del Litoral, 1.247.272 vehículos ya cruzaron la conexión, en un promedio -al 9 de este mes- de 3.544 por día. El número es el esperado por las estimaciones realizadas a la hora de proyectar la traza, que hablaban de una media de entre 3.500 y 4.000 automotores diarios.

Sin embargo, este flujo no fue constante. El gerente de relaciones institucionales de Puentes del Litoral, Sergio Chomnalez, distingue tres momentos particulares: las primeras semanas cuando el flujo de tránsito "excedió" la capacidad de la traza, los últimos meses del año pasado cuando "los valores fueron menores a las expectativas" y un repunte generado a partir de enero de este año "con un promedio positivo".

En cuanto al tipo de vehículos que utilizan la ruta, los automóviles llevan cómodamente la delantera (representando casi el 70 por ciento). Pero la circulación de camiones no fue menor, al punto que desde la apertura del puente los de gran porte (5 o 6 ejes) "superaron los cálculos iniciales", advierte Chomnalez.

Su evaluación coincide con un trabajo realizado en octubre por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que mostraba cómo la conexión vial sustrajo unos 500 camiones diarios a la autopista a Santa Fe y le robó un 17 por ciento de su volumen al túnel subfluvial y un 4 por ciento al puente Zárate-Brazo Largo.

Tanto de un lado como del otro del puente ese tránsito se siente y mucho. "Nosotros decimos que desde que se habilitó la ruta pasamos a ser parte del Gran Rosario", resume Francisco Robles, prior de la Abadía del Niño de Dios, uno de los sitios turísticos de Victoria. La frase no parece una exageración. Si bien hace tiempo que Rosario se presenta a los victorienses como una plaza accesible para cursar estudios superiores o realizar algunas compras, ahora lo es mucho más.

Con la posibilidad de llegar en 50 minutos y no en 4 o 5 horas, los servicios que posee Rosario están ahora mucho más cerca y se pueden disfrutar con mayor frecuencia. Y su oferta no sólo tienta a los habitantes de Victoria, sino a los de todo el sur entrerriano.

Las planillas de inscripción de alumnos en la UNR dan cuenta de este fenómeno. Desde el año pasado la matrícula de nuevos inscriptos entrerrianos creció un 32 por ciento, pasando de 521 a 688 alumnos. "Realmente el incremento es significativo", advierte el secretario de Planeamiento de la UNR, Arsenio Alfieri. Sin embargo, la cifra está lejos de impactar en la matrícula global de la UNR, que tiene en promedio unos 16 mil ingresantes por año.

Las universidades privadas también vieron crecer el porcentaje de alumnos entrerrianos, y algunas facultades hasta comenzaron a pensar en abrir sedes o subsedes en Victoria donde la enseñanza superior se reduce a dos institutos terciarios del profesorado.

En el ámbito de la salud -tanto privada como pública- también se notó en Rosario un leve aumento en el número de pacientes de Entre Ríos. Aunque sea a pequeña escala, hospitales y sanatorios están recibiendo más pacientes de esa provincia, tanto para realizar una interconsulta médica como para someterse a operaciones o tratamientos.

La posibilidad de pasear y hacer compras también es otro de los atractivos que tiene Rosario. En el Ente Turístico local no existen estadísticas sobre la cantidad de entrerrianos que llegan mensualmente. Sin embargo, algunos datos dan cuenta de que su presencia es más que frecuente: algunos supermercados rosarinos distribuyen en Victoria sus ofertas puerta por puerta, dos restaurantes colgaron grandes carteles sobre la cabecera victoriense del puente promocionando sus servicios y los entrerrianos más jóvenes están al tanto de cómo es la movida en cada uno de los boliches locales y de las fechas de los encuentros deportivos o recitales.

Por el centro rosarino, comerciantes y taxistas los conocen bien. "Andan con el termo y el mate por todos lados", dicen.

El transporte acompañó este fenómeno. Antes del puente sólo dos empresas de colectivos unían Rosario y Victoria con 10 frecuencias diarias. Ahora las firmas son 4 y los servicios 20, más los refuerzos de los fines de semana. A esto se suman algunas combis que comenzaron a cubrir el trayecto puerta a puerta.

Con todo, sin lugar a dudas Rosario está lejos de la conmoción que se generó en Victoria a partir de la habilitación de la conexión. "El puente nos cambió", sentencia su intendente, César Garcilazo. Más o menos las mismas palabras que usa cualquier vecino de esa ciudad para ilustrar la sensación de "locura", "aluvión" e "infierno" que significó al principio la masiva presencia de rosarinos los fines de semana.


Inversiones y negocios
Pero no todo es turismo, al compás de la habilitación del puente también crecieron las inversiones rosarinas en campos entrerrianos. "Es imposible determinar qué cantidad de hectáreas cambió de manos, pero mucha gente no sólo de Rosario sino de toda Santa Fe compró o alquiló campos en Entre Ríos", señala Federico Boglione, presidente de la Bolsa de Comercio local. Precisamente, Boglione fue uno de los pioneros en este tipo de iniciativas cuando montó en Nogoyá la usina láctea La Sibila, comprando la planta de la multinacional Nestlé.

Las ventajas de estas transacciones son notables: el precio de las tierras entrerrianas es algo menor que las santafesinas, arrojan una buena productividad y el puente abarató notablemente los gastos de flete para arrimar la producción al puerto.

Además, comerciantes y productores entrerrianos comenzaron a encontrar en Rosario nuevos proveedores de insumos y materias primas. "Cosas que antes comprábamos en Santa Fe o en Buenos Aires ahora las traemos de Rosario porque los costos por transporte son menores", explica Verónica Turchet, directora técnica de la fábrica de productos artesanales Monacal, de la abadía benedictina.

Por ahora, estos negocios parecen mucho más activos que otras inversiones vinculadas con la construcción y anunciadas con bombos y platillos durante la apertura de la conexión vial, como el hotel de cuatro estrellas, el casino, un complejo de cabañas de tiempo compartido y un country privado.

En Victoria comenzó a circular un chiste que ilustra muy bien las ganancias que las dos ciudades sacaron del puente: "Nosotros tenemos que trabajar los domingos para atenderlos a ustedes. Pero ustedes lo tienen que hacer todos los días de la semana".



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El transporte de pasajeros entre ambas orillas se duplicó en empresas y frecuencias.

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