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 domingo, 09 de mayo de 2004

Misiones: Dos culturas, una ciudad
Visita a los escenarios donde los aborígenes convivían con los sacerdotes jesuitas

En distintos puntos de la provincia de Misiones viven y palpitan las señales de una increíble aventura humana. San Ignacio, Loreto, Santa Ana y Santa María constituyen el testimonio de lo que fueron los pueblos de las Misiones Jesuíticas Guaraníes. En cada una de sus piedras rojizas habita el espíritu de una unión de culturas que deslumbró al mundo.

Con el objetivo de preservar el patrimonio histórico y cultural de las misiones jesuitas, la provincia de Misiones dio comienzo a las obras de restauración de la reducción de San Ignacio Miní, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Como parte de los trabajos se restaurarán los muros laterales del templo mayor y los pisos originales, además del apuntalamiento y reparación en la zona de talleres.

Hoy es posible recorrer desde la ciudad de Posadas, capital de la provincia, los escenarios donde los aborígenes convivieron junto a los sacerdotes jesuitas. Son cuatro escalas imperdibles donde los muros testifican la organización social alcanzada por los aborígenes.


San Ignacio Miní
Las ruinas de la misión de San Ignacio Miní están en pleno centro de la localidad de San Ignacio, a 60 kilómetros de la ciudad de Posadas, por la ruta nacional 12.

La reducción jesuítica fue fundada en 1610 en el Guayrá, por los padres José Cataldino y Simón Masseta. En 1655, como consecuencia de las invasiones de los mamelucos, se trasladó a Paranaimá. En mayo de 1695 fue nuevamente trasladada al actual lugar. Se la denominó San Ignacio Miní para distinguirla de la de San Ignacio Guazú, fundada con anterioridad. Actualmente es la que se mantiene en mejor estado de conservación gracias a los trabajos de restauración que se llevan a cabo en el lugar.

El trazado urbano es similar al de las demás reducciones. Cuenta con una plaza central, iglesia, la casa del padre jesuita, cementerio, viviendas, cabildo y capilla. Esta distribución se aprecia aún hoy en los restos de gruesos muros de asperón rojo.

En la época de mayor apogeo, la misión llegó a albergar a más de 3.300 habitantes. La estrecha relación con el río Paraná les permitió mantener un intercambio constante con las otras reducciones.

Junto a las ruinas funciona el Centro de Interpretación de la Cultura Jesuíta-Guaraní, una especie de museo que recrea la vida en las misiones desde sus inicios hasta la expulsión en 1768.


Reducción de Santa Ana
Las tropelías de los bandeirantes tuvieron un efecto beneficioso para Argentina. Debido al asedio de tribus del sur brasileño los jesuitas se adentraron en el país, y Santa Ana fue uno de los sitios elegidos. Las ruinas se encuentran en la localidad de Santa Ana, a 700 metros por la ruta nacional Nº 12, y a 40 kilómetros de Posadas.

En la sierra del Tapé, sobre la cabecera del Yacuy, en el actual territorio riograndense (Brasil), fue fundada en 1633 la primera reducción de Santa Ana. Como consecuencia de la acción arrasadora de los bandeirantes, en 1637 debieron emigrar 2.000 guaraníes de la primitiva reducción, junto con los religiosos Romero y Agustín Contreras. Después de unos años de temporario asentamiento en el Alto Paraná, sus pobladores se afincaron definitivamente en el actual emplazamiento, en 1660.

A pesar del avance de la selva, se puede apreciar la plaza central, la iglesia, las viviendas, los talleres y el cementerio, sitio que luego fue utilizado por los primeros pobladores de la localidad de Santa Ana.

También se observa lo que fue la estructura productiva de la reducción, sus aguadas, solares, huerto y sistema de riego escalonado.


Santa María La Mayor
Las ruinas de la misión de Santa María La Mayor están ubicadas en la Colonia Santa María, en el departamento de Concepción. Para llegar hay que recorrer aproximadamente 130 kilómetros desde Posadas.

La reducción fue fundada en 1636 durante el proceso de destrucción de los pueblos por las malocas paulistas, lo que provocó que el asentamiento se traslade a su actual asentamiento en el 1637. Se trataba de uno de los núcleos más pequeños y estaba en plena etapa de consolidación cuando sobrevino la expulsión de los jesuitas en el 1767.

Los muros de la residencia de los religiosos, los talleres artesanales y el colegio están bastante conservados a pesar del paso de los años, el avance de selva y la caída de varios árboles. La existencia de una secuencia de plazas y plazoletas es una particularidad única con relación al modelo urbano de las demás reducciones.


Nuestra Señora de Loreto
Las ruinas de la misión de Nuestra Señora de Loreto se encuentran en la localidad de Loreto, a dos kilómetros de la ruta nacional 12 y a unos 50 kilómetros de Posadas.

La misión fue fundada en 1632 por los padres José Cataldino y Simón Masseta, pero tomó su última ubicación en 1686. Fue uno de los pueblos jesuíticos más importantes por la producción de lienzos y yerba mate y por haber contado con la primera imprenta de la época, en la cual se imprimieron numerosos libros, muchos de ellos en idioma guaraní.

Luego de la expulsión de los jesuitas se sucedieron varios saqueos e incendios, lo que produjo la migración de sus habitantes y el avance de la selva. En la actualidad queda poco testimonio de esta reducción.

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Las ruinas de San Ignacio Miní.

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