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 domingo, 28 de marzo de 2004

"Me daba pena por el pobre Palito"
Angela Tasca, del Museo de la Refinería, evoca un baile en Rosario Central con el entonces ignoto Ramón Ortega

Entre los rasgos salientes de la década del 60 se encuentra la presencia de jóvenes en la vida cotidiana, entendida como presencia diferenciada del mundo de los adultos, con sus modas y sus gustos propios. La juventud, además, comienza a elegir nuevos géneros musicales difundidos a través de la radio portátil y del combinado para discos en las fiestas.

En 1960, la señorita Angela Tasca cumplió quince años. Para esa ocasión su madre le cosió un vestido de gasa estampada forrada en lila, aunque la mayoría de las chicas preferían los vestidos blancos. Además de los figurines, los modelos se podían ver cada enero en el Baile Blanco del Club Náutico, donde las quinceañeras volvían a lucir el vestido de sus sueños.

Durante esa época, también se organizaban animados "asaltos", fiestas adolescentes en casa de algún amigo con padres tolerantes. En el Wincofón giraba la música de intérpretes variados: los Pick Up (el dúo de Chico Novarro y Palito Ortega), Trini López, Paul Anka, Neil Sedaka o Rita Pavone. Angela Tasca, hoy alma mater del Museo de la Refinería, acude a su memoria: "Acá se bailaba música americana, twist y algo de tango. También escuchábamos folklore, pero lo dejábamos para las guitarreadas de la tarde. En verano íbamos a Central, a los bailes que se hacían en la cancha de básquet. En invierno íbamos al Club Francés o al Centro Navarro de la calle San Luis. También había bailes en clubes, sobre todo en Provincial, Central Córdoba, Unión y Progreso y Echesortu".

Justamente en el Club Francés cierta noche se presentó un grupo ignoto llamado Sandro y los de Fuego. "También vino Palito Ortega a un baile a Central para Navidad. Tampoco era muy famoso en ese momento. Yo lloraba de la emoción porque, de los que estaban en el Club del Clan, era el que a mí me gustaba. Y le decía a mi mamá 'aplaudí, aplaudí' porque la gente bailaba, no le daba pelota y a mí me daba pena por el pobre Palito". Claro, era normal que las chicas fuesen a los bailes juntos a la hermana mayor o la madre.

Angela Tasca sentía entonces que Palito Ortega se parecía a James Dean, de manera que no paró hasta comprarse una campera de cuero roja como la del famoso rebelde sin causa. Y es que la moda de los adolescentes de esa época se nutría también de los ídolos cinematográficos en un escenario donde Dean -fallecido prematuramente en 1956- compartía preferencias con otras estrellas, como Natalie Wood.

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