Cartas de lectores
 
Año CXXXVII Nº 48341
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 27/03
Campo 27/03
Salud 24/03
Autos 24/03


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 28 de marzo de 2004

Rosario sí tiene historia

La perplejidad provocada por un juicio reproducido recientemente en este diario por un funcionario provincial, quien afirmó que "Rosario no tiene historia" podría ser canalizada en dos dimensiones. La primera, referida al plano teórico, que alude al concepto de la historia en cuanto saber y registro del acontecer humano. Tal el sentido que se le atribuye al nombrarla genéricamente sin establecer límite calificativo alguno, como aparece en el mencionado juicio. De donde surge la sorpresiva incógnita acerca del mecanismo que puede haber excluido a Rosario del saber "oceánico" de la historia en la mente de su autor. Al cabo de milenios de la existencia de un conocimiento universal que le ha aportado a la humanidad la identidad de su ser, distinguiéndola de la ciega naturaleza, ya que el hombre es historia o no lo es; y de más de dos siglos de la existencia de una historiografía urbana construida laboriosamente por estudiosos de todo nivel, asombra la hiriente negación de la identidad local, configurado su universo por los habitantes de la segunda ciudad argentina, la mayor en el orden provincial. Quizás se trate de una concepción elitista de la historia, perimida a esta altura de los tiempos y discriminatoria, aún para los mismos ciudadanos capitalinos. La historiografía de Rosario siempre superó la estrechez de la misma, en virtud de la amplitud de visión derivada de su nacimiento espontáneo, sin diplomas, sin cabildo, ni pompas protocolares. No obstante, el núcleo originario de familias patriarcales propietarias de la tierra no careció de ilustres genealogías que se remontan a la Edad Media, discretamente conservadas en el seno familiar, desde que provenían de la misma corriente hispánica colonizadora del este que pobló Santa Fe y Buenos Aires, radicadas en el Pago de los Arroyos por el éxodo del siglo XVIII. Aunque el desarrollo de la ciudad sólo es comprensible por el tesón de pioneros y hacedores del más amplio espectro social, procedentes de posteriores oleadas migratorias, de aquí la mencionada amplitud y riqueza de la historia rosarina. Al descender a la dimensión "real" de la existencia de la ciudad que data de la segunda mitad del siglo XVIII, cuyo poblado o caserío fue registrado por primera vez en 1763, cabe observar una trayectoria que cobró un siglo después un ritmo acelerado de crecimiento urbano. Consecuente éste a la inmigración masiva y al rol fundamental de su puerto en el movimiento económico generado por tal fenómeno demográfico centrado en Rosario, que lo ubicara en el primer sitial del país en la exportación cerealera hacia 1937, generando paralelamente el que hoy ocupa Rosario. De la excepcional pujanza del cuerpo social de la urbe emporio comercial-industrial emergieron las luces de una cultura cosmopolita y refinada que puede envanecerse de nombres ilustres del pensamiento y el arte cuya mención excede este espacio y a cuyo conocimiento se accede transitando los voluminosos anales celosamente conservados en la ciudad, que dan pie a nuestra aserción.

Marta Frutos de Prieto, presidenta de la Junta de Historia de Rosario



enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados