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 domingo, 18 de enero de 2004

Lecturas: Susan Sontag y el valor ético de las imágenes
"Ante el dolor de los demás", ensayo, Buenos Aires, 2003

Rubén A. Chababo

Hacia mediados de la década del 70 Susan Sontag dio a conocer "Una historia de la fotografía", libro de carácter ensayístico que con el paso del tiempo habría de convertirse en referencia insustituible para aquellos interesados en conocer el desarrollo y alcance de una manifestación estética central en la historia del siglo XX. Junto a los ensayos de Walter Benjamin, Roland Barthes, Raúl Beceyro, Serge Gruzinsky y John Berger entre tantos otros, el libro de Sontag diseñó un territorio de consulta y reflexión permanente en torno al impacto que las imágenes, en especial, las fotográficas, tuvieron y tienen en el espacio social contemporáneo.

A veinticinco años de publicado ese primer libro, Sontag da a conocer "Ante el dolor de los demás", texto que puede ser leído como una ampliación de aquellas primeras indagaciones a la vez que como un ajuste de ideas o corrección de algunas tesis allí planteadas: "En el primero de los seis ensayos de «Sobre la fotografía» sostuve que si bien un acontecimiento conocido por fotografías sin dudas se vuelve más real que si éstas no se hubiesen visto nunca, luego de una exposición reiterada el acontecimiento también se vuelve menos real. De igual modo que generan simpatía, escribí, las fotografías se debilitan. ¿Es cierto? Lo creía cuando lo escribí. Ya no estoy tan segura. ¿Cuál es la prueba de que el impacto de las fotografías se atenúa, de que nuestra cultura de espectador neutraliza la fuerza moral de las fotografías de atrocidades?"

Si en las páginas de su primer libro de ensayos la mirada de Sontag intentaba atrapar la singularidad de la experiencia fotográfica a través de la obra de los principales fotógrafos de la historia (sin hacer centro específicamente en un género fotográfico por sobre otro), ahora su preocupación trata de develar el efecto de algunas de aquellas producciones en la sensibilidad pública, más precisamente las de las fotografías que retratan el dolor humano. Sontag percibe que el transcurrir del siglo ha ampliado equivocadamente la afirmación de un lugar común, aquel que dice que la visión de las imágenes del dolor humano -las fotografías obtenidas en los frentes de guerra, los rostros de los refugiados, las imágenes de las víctimas del terrorismo de estado, entre otras- lejos de provocar la movilización y la toma de conciencia por parte de quien las ven, termina adormeciendo la conciencia pública.

Si bien para Sontag es cierto que la visión reiterada de estas imágenes puede terminar neutralizando el espesor dramático que ellas encarnan, eso no es razón para desacreditar en su conjunto su efecto sobre la conciencia humana. "Las imágenes han sido denostadas como medio a través del cual se mira el sufrimiento a distancia, como si hubiera otra manera de mirar (...) El hecho de que no seamos transformados por completo, de que podamos apartarnos, volver la página, cambiar de canal, no impugna el valor ético de un asalto de imágenes. No es un defecto que no seamos abrasados, que no suframos lo suficiente cuando las vemos. Tales imágenes no pueden ser más que una invitación a prestar atención, a reflexionar, a aprender, a examinar las racionalizaciones que sobre el sufrimiento de las masas nos ofrecen los poderes establecidos", dice Sontag tratando de articular una respuesta hacia aquellos defensores a ultranza de la idea de una progresiva insensibilidad en el alma de los espectadores.

La visión de los ultrajes a la condición humana proyectados por la pantalla televisiva o aparecidos en las páginas de revistas y periódicos de circulación masiva no necesariamente endurecen -según Sontag- nuestra capacidad de asombro ni normalizan nuestra percepción acerca de la brutalidad de la capacidad humana en su carácter depredador hacia la propia especie. "La frustración de no poder hacer algo relativo a lo que muestran las imágenes -dice- quizá pueda traducirse en la acusación de que es indecente contemplarlas o de que es indecente el modo en que se difunden: acompañadas como es el caso, de anuncios de emolientes, analgésicos y todoterrenos. Si pudiéramos hacer algo al respecto de lo que muestran las imágenes, tal vez estas cuestiones nos importarían mucho menos".

Con el telón de fondo de conflictos internacionales como la guerra en la ex Yugoslavia, la revuelta palestina en Medio Oriente, la caída de las torres gemelas y la invasión norteamericana a Irak, estos ensayos abrevan para su análisis en las múltiples imágenes captadas por los reporteros gráficos en los mismos escenarios ajustando la reflexión acerca del uso político de las mismas en la prensa diaria o en la televisión.

"Ante el dolor de los demás" es un libro escrito a contrapelo de las ideas y conceptos que con facilidad se enuncian acerca de las imágenes y su lugar en la escena contemporánea, incómodo para aquellos que gustan de justificar la razón de la pasividad generalizada ante el mal, luminoso para aquellos que saben que sobre el efecto de las imágenes sobre nuestras vidas estamos recién subiendo los primeros peldaños de la historia.

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