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 domingo, 11 de enero de 2004

Reportaje
Proyectos y desprolijades de Torcuato Di Tella
El secretario de Cultura de la Nación analiza los objetivos que trazo para su cartera y sus dificultades

Julieta Grosso

El secretario de Cultura de la Nación, Torcuato Di Tella, admitió algunas desprolijidades en el proceso que derivó en la renuncia de Amalia Fortabat a la presidencia del Fondo Nacional de las Artes y adelantó que viajará a EEUU para delinear un proyecto destinado a que los tenedores de bonos argentinos donen lo que les adeuda el Estado argentino a cambio de exenciones impositivas.

Lejos del bajo perfil que acompañó los primeros tiempos de su gestión, Di Tella hizo estallar en las últimas semanas varios frentes que no sólo se resolvieron rápidamente en favor de sus objetivos sino que además acabaron con las dos permanencias más emblemáticas de la cultura nacional: la de Jorge Glusberg al frente del Museo Nacional de Bellas Artes y la de Amalia Lacroze de Fortabat como presidenta del Fondo Nacional de las Artes.

Apenas un par de declaraciones enunciadas con un dejo de distracción le bastaron al secretario de Cultura para que Glusberg y luego Fortabat decidieran alejarse de sus cargos, una pretensión que en los últimos años habían alumbrado sin éxito distintos funcionarios del área.

Acusado a veces de ejecutar sus decisiones con un estilo ligero que lo hace parecer desaprensivo, Di Tella ganó estas batallas y va por más: su objetivo, según destacó, es desplegar políticas de corte federal que dejen de exhibir a la cultura como un objeto preciado y distante.

-¿Cuál es su balance como titular de la cartera de Cultura a siete meses de asumido?

-Esta primera etapa de gestión la he concentrado en reordenar un poco las entidades que dependen de la Secretaría, entre ellas el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Decorativo y otros del interior, además de regularizar la situación del Instituto Nacional de Teatro o la Orquesta Sinfónica Nacional.

Sin duda, uno de los cambios más difundidos fue el del Fondo Nacional de las Artes con la renuncia de la señora de Fortabat. En realidad, nunca tomé con firmeza la decisión de removerla del cargo, pero hubo una serie de distorsiones y exageraciones de la prensa que me hicieron aparecer como que ya había tomado la resolución y se la estaba anunciando por los medios, así que ella se enojó y finalmente renunció.

Varias veces fui objeto de malentendidos o interpretaciones fantasiosas por parte de los medios: hace un tiempo, el diario La Nación reprodujo una frase mía en la que vaticinaba que el peronismo iba a desaparecer. Yo había dicho que iba a desaparecer la bipolaridad peronista-radical, y que para que eso ocurriera una posibilidad es que desapareciera el peronismo... algo que, aclaré, no veía para nada viable. Sin embargo, sólo se tomó en cuenta la primera parte de la formulación y yo quedé como un estúpido.

-Usted se queja de la manera en que los medios reflejaron su postura respecto de algunos temas pero, ¿se podría pensar también que la prensa terminó siendo funcional a sus objetivos?

-Sí, efectivamente. A veces es cierto que no tengo demasiado cuidado en las palabras, como cuando dije que si Glusberg no renunciaba lo echaba yo, pero no creo que haya ocurrido lo mismo con el caso de Amalia de Fortabat. Es cierto que yo estaba pensando en hacer un cambio en el Fondo Nacional de las Artes tomando en cuenta su edad y sus problemas de salud.

Hubo desprolijidades en mi accionar, lo admito, pero no creo que haya que preocuparse demasiado porque no tuve ninguna mala intención. Después de todo, cambiar a alguien de un cargo no es una ofensa y no desacredita su gestión.

Creo que la señora de Fortabat quedó un poco ofendida después de todo. Yo estoy esperando que se calme todo para llamarla y aclarar las cosas. Pero yo también estoy un poco molesto con ella, porque dice que se enteró por los diarios de mi intención de reemplazarla en el cargo, pero yo también me enteré por los diarios que ella había renunciado. A mí no me mandó la renuncia.

-¿Pensó alguna manera de vincular su área con la incipiente reactivación económica que señalaron varios analistas?

Sí, en los próximos días voy a viajar a EEUU para interiorizarme más sobre un proyecto que se llama "Deuda por cultura" o "Deuda por ecología" y se aplica ya en varios países.

Esto funcionaría así: si hay un banco que posee títulos de la deuda argentina, se le puede ofrecer la donación de ese monto al país, que a su vez le otorgaría a una entidad no estatal un terreno o un edificio cuyo valor se acerque a esa cifra y que sirviría para montar un empredimiento.

A cambio, el donante recibiría como beneficio la exención de un porcentaje en impuestos. Mi idea es reunirme con representantes del Banco Interamericano de Desarrollo, que es el que está promoviendo una Fundación para Valores Culturales.

-¿Qué aspectos cree que resta profundizar para concretar los objetivos que se trazó ?

-Creo que queda pendiente el avance hacia una política cultural que contribuya a una descentralización del área. Uno de los proyectos en tal sentido es trasladar el Museo de Arte Oriental a Rosario y mudar una colección de arte prehispánico que es patrimonio de Bellas Artes a una ciudad del interior no establecida todavía.

A estas iniciativas se le suma el proyecto de levantar el Museo de la Producción y el Trabajo, en línea con una tendencia mundial que se llama arqueología industrial y que consiste en exhibir cosas antiguas que ayuden a valorar las distintas etapas de producción de una sociedad. Mi idea era montar esto en Jujuy, donde funcionaron los primeros hornos y donde con el tiempo se concentró la industria minera y azucarera.

Otro espacio que me gustaría aprovechar es el edificio de La Boca donde funcionaba la compañía Italo Argentina, que hoy es propiedad del Estado y podría ser utilizado para montar un centro musical, aunque ya me advirtieron que por razones de ruido no es lo más aconsejable. Finalmente, el otro lugar que pensamos destinar a actividades culturales es el Palacio de Correos, en especial una parte que sería usada para exponer obras de artistas del interior del país.

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El funcionario quiere implementar políticas federales.

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