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 domingo, 11 de enero de 2004

Un muchacho acribillado a tiros en Empalme Graneros salvó su vida por milagro
Tres balazos a la cintura y un enigma

Un joven de 23 años recibió tres disparos en el abdomen y un cuarto en el brazo, por parte de un conocido del barrio. Fue en Empalme Graneros la noche del viernes, en una situación algo confusa que se desprendió de una amenaza de robo. El atacante siguió a la víctima en moto después de amedrentarlo en una estación de servicios, esperó que detuviera su auto y le disparó varias veces. Sólo algunos de los proyectiles alcanzaron al muchacho en el abdomen, sobre la cadera y la ingle. El último lo evitó con el codo. Las heridas le permitieron recibir el alta hospitalaria ayer al mediodía, cuando la policía seguía buscado al agresor, identificado con nombre y apellido.

Damián Núñez salió del Hospital de Emergencias caminando despacio, acompañado de su mamá, dos hermanos y su cuñado. Es un muchacho corpulento, de uno ochenta de estatura. Una mirada incrédula se le escapa por sus inquietos ojos celestes. Habla rápido, con frases cortadas y de un modo algo cerrado, quizá como efecto de los calmantes y la larga noche que pasó entre los análisis y exámenes médicos.

Con frases quebradas contó que su agresor lo cruzó la noche del viernes, pasadas las 21.30, en la estación de servicios de Juan José Paso y Banco Nación y le lanzó una amenaza: "Cuando te vea, te voy a robar" y continuó insultándolo. Núñez no hizo caso de la advertencia, subió al Peugeot 504 de su papá y fue hacia la casa de una amiga que vive en pasaje Reflejos al 3400, a unas 8 cuadras de la estación de servicios.

Al bajarse del auto lo sorprendió la balacera. El chico que lo había amenazado antes lo había seguido en una moto de alta cilindrada, que conducía otro muchacho. Jura que sin decirle nada, el agresor percutó el revolver apuntando a su cintura.

La policía presentó el ataque como un intento de robo, con resistencia por parte del herido, pero Núñez lo negó. Especulaba que podrían haber interpretado que fue un robo por la amenaza que recibió poco antes y que alcanzó a contar antes de ser trasladado en la ambulancia.

La misma versión del robo era la que tenía la hermana mayor de Núñez, Lorena, que se enteró del ataque ayer a la mañana por su madre. Creía que el atacante le había querido robar la billetera a su hermano, que acababa de pagar en la estación de servicios con 100 pesos. Y que el chico respondió al intento con una golpiza que dejó al ladrón ensangrentado. En esa paliza la chica encontraba un motivo para que el presunto asaltante siguiera a su hermano, "por la bronca", más que por el robo frustrado.

Pero al salir del hospital, Núñez aseguró que no existió ni el intento de robo, ni la paliza. "Si hubiera sido un robo, le daba el dinero y listo. No le pegué, ni me robó, ni nada. No se, es muy oscuro todo", dijo el chico. Cierto: bien oscuro.

Núñez recibió tres disparos en el costado derecho del abdomen, uno a la altura de la cintura y otro sobre la cadera. El tercero, más abajo, a la altura de la ingle fue el que más le preocupó a los médicos y estuvo a punto de llevarlo al quirófano, que finalmente evitó. El cuarto estampido lo encontró con el brazo en alto, en un movimiento reflejo para defenderse del proyectil, que sólo le lastimó el codo.

El agresor disparó más veces y siguió percutando el arma cuando la moto lo llevó lejos del sitio donde Núñez quedó tendido en el suelo, inmóvil, y rodeado de vecinos alterados por el ataque.

El chico que disparó es conocido en el barrio. Un vecino lo siguió algunas cuadras y otros, que se quedaron con el herido, también lo identificaron a la policía, que llegó minutos después. Núñez también lo conoce. "De cruzarlo por la calle, cuando vamos a jugar al fútbol, o por ahí", contó.

Aseguran que el muchacho "estaba drogado" y que habitualmente turba sus sentidos con cualquier cosa. "Fuma, aspira, hasta respira nafta si no hay otra cosa", contaron.

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A Damián Núñez lo cruzaron el viernes a las 21.30.

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