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 domingo, 11 de enero de 2004

Editorial
Defender la producción nacional

Durante la década en que reinó el sistema de convertibilidad, la Argentina se convirtió en un país de consumidores. Gracias al "pase mágico" ideado por Domingo Cavallo que permitió que el peso y el dólar mantuvieran un valor idéntico, la moneda artificialmente fuerte de la que disfrutó la Nación por largos años les permitió a muchos de sus habitantes no sólo viajar por el mundo tal cual nunca lo habían hecho antes sino también adquirir desde los más refinados componentes electrónicos hasta electrodomésticos, alimentos e indumentaria importados. Las consecuencias de ese furor se comenzaron a notar de manera paulatina pero inexorable: sencillamente, la producción nacional se convirtió en tierra arrasada. Y de allí al auge del desempleo había un solo paso.

Después de la devaluación, que ahondó inicialmente la crisis hasta niveles casi intolerables, comenzaron a notarse los primeros signos de repunte de la industria argentina. Uno de los sectores que se vieron favorecidos por el tipo de cambio alto fue el de los fabricantes de calzado, quienes tras un largo ciclo de depresión lograron crecer de manera vertiginosa. En términos técnicos, este fenómeno se define con tres palabras: sustitución de importaciones.

Sin embargo, ese beneficioso impulso se ha detenido. Productores argentinos de zapatos salieron a denunciar en los últimos días que el ingreso de calzado de origen brasileño les está causando severos perjuicios. Las cifras que brindaron justifican sobradamente el indignado tenor de sus quejas: las importaciones provenientes del vecino país crecieron en el 2003 nada menos que un 348 por ciento respecto del año anterior.

Los industriales aseguran que la invasión no se debe a que los productos brasileños sean más competitivos sino a que se ven favorecidos por la política de ayuda al sector implementada por su gobierno. Uno de ellos lanzó una frase contundente, que incluye una aguda crítica a los planes sociales: "Mientras nosotros subsidiamos el desempleo, ellos subsidian el empleo, y encima el Mercosur está hecho a su medida".

La luz de alerta ya está encendida. Ahora resta que las autoridades económicas brinden la correspondiente respuesta.

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