Apertura 2003

A Central le alcanza para soñar

Sufrió pero ganó bien y es de nuevo escolta

Gustavo Conti / La Capital

A ver: 1)Central justificó ampliamente el triunfo sobre Independiente pero Gaona fue una de las figuras. 2)El equipo de Russo llegó con asiduidad al arco de Albil pero sus delanteros pesaron poco. 3) Vitamina hizo una jugada maradoniana, Ezequiel otra, pero la figura fue Herrón.

Apuntes apenas. Datos que no dejan de llamar la atención por su aparente contradicción. ¿Cómo es que un arquero resalta en una victoria incuestionable? La respuesta devela en parte la realidad canalla en este torneo Apertura. Un equipo que asume el rol protagónico pero que sufre. Que vive en el cielo cuando maneja la pelota y toca las puertas del infierno cuando se la quitan. Pero que evidentemente, desde su convencimiento en lo que hace con lo que poco (o no tanto) que tiene, inclina la balanza hacia el lado de lo que muestra la tabla: un Central arriba, hoy escolta y, ¿por qué no? ya a esta altura candidato.

¿Qué Vitamina no pesó mucho? Poco le importó al hincha que cada vez lo idolatra más. Como muchas veces, hizo la jugada distinta y vital, en este caso para que Central juegue con la serenidad de un gol madrugador. ¿Que Ezequiel empezó todas bien pero las terminó casi todas mal? Sí, pero la tribuna que espera mucho más de él, se deleitó con la brillante maniobra que derivó en el festejo tranquilizador de Belloso. Claro que en el medio hubo un partido de muchos uhhh por contragolpes desperdiciados y de muchos ojos que no quisieron ver las estupendas atajadas de Gaona.

Al desprevenido le parecerá mentira que, ante un rival que venía cacheteado como Independiente y que encima quedó para el KO tras recibir un gol en contra al toque, Central no pudiera liquidarlo. Sin embargo, este equipo de Russo es así. Le falta punch en los últimos metros para ponerle moño a las jugadas que elabora con suficiencia desde la recuperación extraordinaria de Herrón (pensar que estuvo en duda) y la sapiencia del resto de los volantes. Lo mostró en el clásico y lo repitió ayer en mayor proporción, aunque por cómo arrancó el partido esta vez le haya tocado jugar de contragolpe.

Pero claro, Herrón no puede estar todo el partido a full y en algún momento la pelota pasa a los pies del rival. Es allí donde Central se agrieta y muestra vacilaciones defensivas, porque excepto los cuatro del fondo y el volante central, el resto es poco adepto a la marca. Por eso se termina apoyando en el gran nivel de su arquero, que tapó un mano a mano a Caggiano, un cabezazo de pique al suelo de Marioni y, con el pie zurdo, un remate rasante de Olarra con el partido 0-1.

Sí, este Independiente vulnerable por donde se lo mire casi le hace agarrar un dolor de cabeza innecesario, porque el Yerbatero se enredó siempre, porque Herrera se comió un gol imposible (le anularon mal uno, justo es decirlo) y no tuvo tanta presencia de área y porque, como se dijo, Ezequiel fue el colmo de la imprecisión final después de buenas elaboraciones previas.

No fue el partido perfecto pero a Central hoy no le falta cinco para el peso. Le alcanza lo que produce para hacer soñar a su gente y espera que de aquí al final le sea suficiente.

Carbonari lo grita con todo tras marcar de penal.