Año CXXXVI Nº 48174
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Turismo
Mujer
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Educación 11/10
Campo 11/10
Salud 08/10
Autos 08/10


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 12 de octubre de 2003

"Cuando lo tenés en brazos es tu hijo, no hay diferencia"
Andrea esperó cuatro años hasta que llegó Agustina. "Fue lo mejor que me pasó en mi vida", asegura

Eugenia Langone / La Capital

A principio de la década del 90 y después de buscar por años un hijo biológico, Andrea y su entonces pareja se inscribieron en la lista de espera de los Tribunales de Rosario para futuros padres adoptivos. Pero jamás los llamaron. Recorrieron los juzgados de varias provincias y recién tras cuatro años de espera lograron adoptar en Chaco a Agustina, que hoy tiene ocho años. Andrea recuerda que tomar la decisión no fue fácil: "Siempre surgen dudas, pero cuando tenés al bebé en tus brazos es tu hijo, no hay diferencia. Se sabe que la maternidad biológica no garantiza el lazo afectivo".

"Desde el momento que tomás la decisión hasta que todo se concreta nada es sencillo. Primero tus dudas personales y de todo tipo, afectivas y legales. Siempre me preguntaba si iba a poder querer a ese bebé", cuenta Andrea.

Pero fueron las demoras y los trámites legales lo que llegaron a agotarla. "Te sentís cansada, la espera es angustiosa, pensás que nunca lo vas a lograr y ahí empezás a peregrinar por juzgados de todas las provincias para ver si de una vez te toca", recuerda.

Y claro que en medio de la espera hubo otros ofrecimientos. "En una oportunidad, una enfermera de Pergamino nos dijo que había una mujer que quería dar a su hijo y que todo era legal. Todo iba bien hasta que a un mes de la fecha de nacimiento le pusieron un precio, 5.000 pesos, y es terrible porque se aprovechan de tu desesperación", relata la mujer de 37 años, quien vivió una situación similar meses después.

"Es terrible pensar que alguien puede lucrar con tu angustia -continúa Andrea-. Además, uno dice que «no» porque es consciente de que se trata de un hijo, no es algo que se puede salir a comprar. Pero es una situación donde muchas veces se haría cualquier cosa".

Finalmente, hace ocho años llegó Agustina. La mamá recuerda que "todo fue muy rápido, de un día para otro", pero asegura que "todas las dudas se van cuando se tiene el bebé en brazos, es tu hijo y no hay diferencia".

Y fue en base "a la confianza" que Agustina y Andrea construyeron su lazo de madre e hija. "Es imposible pensar en no decir la verdad porque se supone que los padres son en quienes más confían los hijos. No hay un momento en que la sentás y le decís la verdad. Todo va surgiendo, se dice desde siempre y a medida que a ella le van surgiendo las dudas", dice Andrea.

Así, es la propia Agustina la que cuenta parte de la historia. "A veces pregunto cosas. Le conté a mis mejores amigas que soy adoptada, que no nací de la panza de mi mamá, y me tratan igual que a cualquiera", señala la nena, mientras muestra su pieza rodeada de juguetes.

Es más, Agustina cuenta que muchas veces fantasea con la posibilidad de conocer a "la señora", como ella llama a su madre biológica. "Quisiera verla cuando sea grande y hasta le pregunté a mi mamá si ella me iba a acompañar", dice. Y es Andrea la que inmediatamente asegura: "Ella decidirá cuando sea grande y yo la voy a acompañar, mientras tanto lo vivimos con naturalidad".

Sin embargo, subraya que la gente tiene todavía muchos prejuicios con la adopción. "Una vez escuché con mucha angustia cómo alguien la miraba y se sorprendía de que fuera de tez blanca. Y cuando le decís a alguien que es adoptada te piden disculpas todo el tiempo, cuando no tienen por qué si a mí es lo mejor que me pasó", cuenta.

Y hasta hay normas que establecen la diferencia. Es que Andrea es docente y cuando Agustina llegó no le dieron 90 días de licencia, como a las madres biológicas, sino sólo 70. "Es injusto y creo que ese fue el único momento en que me sentí discriminada. ¿Por qué tenía que tener 20 días menos para estar con mi hija?", pregunta casi con bronca. Pero a pesar de las trabas, reitera: "Es lo mejor que me pasó en mi vida".



enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Andrea y Agustina llevan ocho años juntas.

Notas Relacionadas
Más de 700 parejas esperan para adoptar en los Tribunales


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados