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 lunes, 01 de septiembre de 2003

El arma, sólo en casos extremos

En los últimos 70 días la policía de Rosario produjo tres muertes muy controvertidas. El jueves pasado un chico de 15 años, Diego Fernández, fue baleado por un policía frente a testigos -sus vecinos- que aseguraron que, además de estar desarmado, era absolutamente ajeno a hecho delictivo alguno. El 22 de junio Lucho Flores, de 26 años, fue muerto por policías que supuestamente investigaban el robo a una pizzería en Ludueña. La conexión de Flores con el robo al comercio no fue hasta el día de hoy siquiera insinuada por un indicio. El 14 de agosto un joven ladrón fue abatido de un tiro en la nuca en Pueyrredón y Gutiérrez. El policía que le disparó no estaba en peligro porque el joven, según testigos, escapaba cargando una balanza con las dos manos.

Es innegable que la conflictividad social en Argentina es mayor a la de Canadá. Pero la rápida vocación de usar el arma aquí parece, en los ejemplos anteriores, incomparablemente trágica. En aquel país el arma es utilizada en situaciones límite, sólo si la vida de un tercero está en peligro y las posibilidades menos violentas fracasaron para evitar el riesgo. Las estadísticas de 2002 indican que los 5.300 hombres que conforman la policía provincial de Ontario dispararon 700 veces sus armas, de las cuales solo en cinco oportunidades apuntaron a personas - 695 veces fueron utilizadas contra animales, ya que cumplen funciones de policía rural-. Usaron 251 veces el gas pimienta y 31 el baritón.

El análisis de los reportes del uso de armas permiten el replanteo de estrategias de acción y de entrenamiento. "Pasan a las oficinas de estándares profesionales , permiten cambiar el entrenamiento si indican que hay áreas problemáticas y fijar nuevas políticas", señaló Know.

Los "disparos intimidatorios al aire" -una práctica corriente e incuestionada en la policía local- sería impensable en la práctica de la policía canadiense.

En el caso de que una persona -policía o civil- resultara muerta en una intervención policial, un forense realiza un análisis que se asimila a un "juicio civil". Las conclusiones sobre esa intervención son incorporadas para mejorar las próximas.

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