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 domingo, 31 de agosto de 2003

Análisis: Una campaña sucia, mediocre y aburrida

Mauricio Maronna / La Capital

Sucia, mediocre y aburrida. Tres adjetivos alcanzan para definir el tramo final de una campaña que parece cambiarles la vida solamente a los candidatos, a los punteros y a algunos operadores políticos disfrazados de periodistas, que se frotan las manos por las canonjías recibidas y las que están al caer.

Hermes Binner, ese político que sobre la base de gestos austeros, pocas palabras y mucho sentido común llegó a convertirse en uno de los dos referentes santafesinos con más alta imagen positiva, cambió de estrategia durante las últimas semanas y su perfil de fino estilista mutó hasta convertirse en un fighter que va en pos de la corona asestando golpes mediáticos día a día y proponiendo el cuerpo a cuerpo.

"Yo soy Monzón y Reutemann es Nino Benvenutti", se había soltado el socialista tras un locro de mediodía. "Este, que no hablaba nunca, se puso verborrágico para la campaña", lo ignora el gobernador.

Ahora, Binner habla de intento de fraude y pone en la mira al PJ y a la policía provincial. Las acusaciones del candidato son gravísimas y debieran tener, como lógico correlato, una fundamentación sólida y detallada. ¿Quién está detrás del fraude? ¿Cómo se consumará? ¿Cuáles son las pruebas?

Si la sobreabundante oferta electoral, cargada de personajes trasnochados, ridículos y carentes de la mínima dosis de nueva dirigencia que la gente reclama, ya había convertido a las elecciones santafesinas en una caricatura de la política, las denuncias de Binner las transforman en un cóctel explosivo.

En el justicialismo hay más preocupación que la que se muestra públicamente. Y algo debe decirse de una vez: de no ser por Carlos Reutemann, el oficialismo estaría condenado de antemano a una derrota electoral.

El gobernador recorre barrios, asentamientos de emergencia, ciudades y pueblos como un maratonista incansable. La buena imagen del Lole, pese a los pronosticadores de su debacle, crece día a día y todo parece indicar que al momento de irse de la Gobernación se dará cuenta de que estuvo equivocado cuando afirmó que la sociedad no le reconoce los méritos de haber sido austero, transparente y buen administrador. "Hay un gran corte de boletas en Rosario para Binner gobernador y Reutemann senador. También vemos eso en el interior de la provincia", admitió ayer a este diario una calificada fuente del PS, para quien la oposición está "dos puntos arriba del lema PJ" (ver página 3).

Nadie puede constatar seriamente, hoy por hoy, que su alta consideración pública se derrame en su totalidad hacia el PJ para retener la conducción de la Casa Gris. "La elección a gobernador es dificilísima. Hay que ver qué es lo que votan los independientes el 7 de septiembre", dijo el Lole después de un acto en el corazón de uno de los barrios más pobres de Rosario, cuando el frío gélido de la noche taladraba los huesos.

Jorge Obeid, Alberto Hammerly y Héctor Cavallero tienen sobre sus espaldas la difícil tarea de conseguir que el lema justicialista se imponga sobre la frondosa alianza que Binner cerró con sectores que van desde Carlos Favario (PDP) hasta movimientos piqueteros. "Una de las claves será la ciudad de Santa Fe. Es difícil creer lo que dicen algunas encuestas respecto a la mala performance de peronismo", consigna uno de los candidatos que, sin embargo, reconoce que hay un antes y un después de la catástrofe hídrica.

La primera dama, Cristina Kirchner, será mañana la principal espada que mostrará Obeid, mientras que Hammerly seguirá pegado al Lole como una oblea. Cavallero, con enorme vocación de trabajo, recorre departamentos sin medios económicos a su alcance y despotrica contra los encuestadores a sueldo.

¿Qué pasa con Néstor Kirchner, el gran elector nacional? "El presidente apoya a Obeid pero tiene un enorme respeto por el intendente de Rosario", dijo el vocero del jefe del Estado, Miguel Núñez. "¿De qué vale la foto si la novia está en Italia?", decía a sus alumnos un profesor universitario rosarino. Más allá de las instantáneas y las palabras, lo cierto es que el santacruceño no pisó suelo santafesino para levantarle la mano al candidato peronista.

"Está bien que Kirchner apoye a Obeid, y que Lilita Carrió, Tabaré Vázquez, el PT y la Selección del Resto del Mundo a Binner. ¿Pero, sabe qué?, cada voto se cuenta por uno. Por eso camino y camino para ser senador nacional", resume el Lole antes de poner primera. Dice que la relación con el jefe del Estado no es "ni fu ni fa", pero tiene dos obsesiones: ser el candidato más votado el domingo próximo y que el peronismo retenga el poder provincial.


Cuando pase el temblor
Gane Obeid, Binner, Hammerly o quien fuere, lo más seductor de esta campaña sucia, mediocre y aburrida es que apenas faltan cinco días para que se termine. Después del 7 de septiembre de casi nada servirán los avales de los "notables", la mezcla del agua y el aceite y el engrudo derramado en las paredes.

Mantener la gobernabilidad en el Sillón del Brigadier es mucho más difícil que llegar al poder diciendo zonceras.

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