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 domingo, 31 de agosto de 2003

La experiencia de la industria agroalimentaria de Parma
Alimentos: Calidad y trazabilidad, requisitos para ingresar a la UE
El especialista Giuseppe Bonazzi dijo que los productos argentinos deben desarrollar características propias

Patricia Martino / La Capital

Parma, la capital del prosciutto (jamón crudo) y del queso parmigiano reggiano, cabecera de la industria agroalimentaria de Italia, quiere compartir su experiencia con Rosario y la región para que esta zona se convierta en la capital de la industria agroalimentaria de Argentina y lance sus productos a los mercados internacionales cumpliendo con las normas exigidas por la Unión Europea (UE). Garantizar la trazabilidad y la certificación de la calidad de los productos se imponen como requisitos obligatorios para ingresar a Europa.

El desarrollo alcanzado por las empresas de uno de los países más importantes de Europa responde, principalmente, a la reorientación hacia una agricultura de calidad y respetuosa del medio ambiente en detrimento de la producción intensiva. Sobre este modelo italiano habló con La Capital Giuseppe Bonazzi, presidente de la Unión Provincial de Agricultores de Parma y especialista en economía de los agroalimentos.

Los lazos establecidos entre Italia y Argentina gracias a la gran corriente inmigratoria de principios del 1900 hacen que la península iberíca se interese por la situación que vive el país y proponga caminos alternativos para que se recupere de la abrupta caída sufrida tras la devaluación y alcance un desarrollo económico sostenido en el tiempo. Los italianos confían en el país porque saben que la producción argentina es de calidad.

Santa Fe y toda la región centro se caracterizan por su perfil netamente agroalimentario. El especialista italiano visitó la ciudad con el objetivo de que los empresarios locales conozcan el camino que recorrió Italia para alcanzar una mayor rentabilidad del sector. El analista sostiene que el rol que juegan las pymes en la economía es fundamental.

Bonazzi sostiene que los empresarios deben acceder a mayores certificaciones de calidad, trazabilidad y atención al medioambiente para incrementar las relaciones comerciales entre Italia y Argentina, en particular, y con toda la UE, en general, dado que estás son las características solicitadas para el ingreso de productos en la comunidad.

Además destaca que las regiones deben asumir un compromiso con las actividades productivas y desarrollar productos que se diferencien de otras regiones por poseer características propias y ganar en los mercados. "Argentina es un país que naturalmente tiene una producción de calidad, debería valorizar más esta característica", advirtió el especialista. "El consumidor europeo quiere alimentos tipificados (asociados a su origen)", agregó.

En ese sentido, Bonazzi considera que la reforma de la Política Agraria Común (PAC) de la UE favorecerá los lazos comerciales entre Italia y Argentina. "Aunque la UE desarrolló una política de ayuda que responde a las necesidades del mercado, la ampliación hacia los países del Este disminuirá los subsidios que recibe cada productor porque se mantendrá el mismo monto pero para 10 países más", explicó.

El especialista comparte la idea de que este tipo de subvención de la actividad es una barrera para el ingreso de productos del exterior, pero sostiene que el empresario argentino debe encontrar la forma de enfrentar este mercado "rico" que puede "premiar" un producto de calidad. La receta que propone es cultura empresarial y conciencia organizativa. "Hay una reducción implícita de subsidios, un desacoplamiento de la ayuda", aclaró.


Nueva forma para subsidios
A partir de la reforma de la PAC, que se implementará desde el 2007, los subsidios a la agricultura se mantendrán en los mismos niveles presupuestarios, alrededor de 43.000 millones de euros anuales, pero deberán ser repartidos entre los 25 países miembros y no entre 15 como hasta ahora. En el 2004 se incorporarán a la comunidad 10 países del Este de Europa. Hasta el momento los subsidios de la PAC son una de las mayores trabas para el ingreso de productos argentinos.

El riesgo de no tomar el camino del cambio para llegar a los mercados europeos es acceder solamente a mercados en dónde paguen precios bajos por los productos, asegura Bonazzi. Si el productor argentino quiere valorizar su actividad y su producción "debe responder a las características exigidas en el exterior", por ejemplos la preservación del medio ambiente y la implementación de una agricultura biológica. El motivo para acceder a este cambio -advierte Bonazzi- es que el consumidor europeo está dispuesto a pagar por determinadas características y la necesidad de compra es real porque en Italia la producción excede a la demanda.

"Si yo transformo al emprendedor local y los ligo con las empresas italianas y europeas, puede haber una mayor posibilidad de alcanzar un mercado sensato que valoriza esa producción", explicó el especialista. "Es una gran oportunidad para el empresariado del sector agroalimentario porque puede entrar en un mercado en donde el alto poder adquisitivo valoriza la producción. Sino tenés el otro mercado de países pero tu producción no tiene el mejor precio, la rentabilidad es mucho menor".

En tanto, Bonazzi resaltó la posibilidad concreta de las empresas locales de organizarse en consorcios o sociedades con sus pares de la UE. "Argentina tiene por delante un largo camino de transformación, pero hacerlo para explotar al máximo su riqueza natural", precisó.

Como las exportaciones argentinas se caracterizan por ser de commodities, en una primera etapa se pueden acelerar esos procesos, pero en una segunda etapa con la incorporación de tecnología se puede apuntar a la exportación de productos manofacturados, propuso. "Con tecnificación se puede incorporar valor agregado", sostiene el catedrático. Además considera que un buen camino para comenzar es reactivando a las pequeñas y medianas empresas y crear un sistema pyme que favorezca el desarrollo de la economía e incremente la actividad de servicios, de créditos y todos las áreas vinculadas.

La conversación cambió cuando se lo consultó a Bonazzi sobre la situación de los acreedores italianos de la deuda pública argentina. Aunque remarcó que no conoce en profundidad el tema, sí destacó que los italianos confían en que Argentina salga adelante y alcance un desarrollo sostenido para poder pagar a los acreedores. La crisis que atravesó Italia a fines de los 70, la profunda inflación que vivió el país, despierta en los italianos un sentimiento solidario con los argentinos.

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Para Bonazzi, Europa premia productos de calidad.

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