La ONU reanudó su trabajo en Bagdad tras el atentado

Bagdad. - Una parte del personal de la ONU reanudó ayer su trabajo en el hotel Canal, la sede de la ONU en Irak atacada el martes, pero en condiciones precarias ya que el edificio quedó devastado al estallar un camión bomba cargado de explosivos. El personal trabaja en tiendas de campaña, mientras que los empleados iraquíes y los militares estadounidenses recuperaban de entre los escombros el material que aún se puede utilizar. "El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reanudaron sus operaciones", declaró el jefe interino de la misión de la ONU, Ramiro Lopes da Silva, nombrado recientemente por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, para reemplazar al fallecido Sergio Vieira de Mello. El portugués Lopes da Silva precisó que la ONU funcionará normalmente a partir de hoy, ya que el sábado es el día de descanso semanal.

Sin embargo, la Misión de Asistencia de la ONU en Irak (Unami), el componente político de la organización, que estaba dirigida hasta el martes por Vieira de Mello, muerto en el atentado, quedó completamente destruida y no reanudará sus tareas hasta por lo menos el jueves, añadió el jefe interino.

Las oficinas de las agencias de la ONU en el hotel Canal quedaron totalmente destruidas o inutilizables, por lo que se instalaron carpas en un terreno baldío, a unos metros del edificio devastado. Alrededor y dentro del hotel, varios ingenieros estadounidenses ayudados por empleados iraquíes y personal internacional de la ONU, trabajan para rescatar el material informático, las mesas, sillas y equipos de valor que aún pueden ser utilizados. Otros se encargan de garantizar la seguridad en la zona.

El ejército estadounidense está apostado alrededor del hotel y controla a las personas que entran en el recinto.

Las agencias de la ONU abandonarán el complejo del hotel Canal tan pronto como encuentren un nuevo edificio para instalar sus oficinas. Las banderas blaquiazules ondean a media asta, pero el lugar está repleto de empleados de la ONU, muchos de ellos con vendas por las heridas sufridas en el atentado. (AFP)