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 domingo, 17 de agosto de 2003

Educación
Escuelas técnicas y vida cotidiana

Marcela Isaias / La Capital

Que quede cerca de la escuela, que ofrezca una terminalidad valorada como "útil", que permita seguir el mismo camino que hicieron los padres o que respete los intereses de los adolescentes. Estos y otros son algunos condicionamientos que se ponen en juego cuando llega el momento de elegir -tal como se la conocía hasta hace poco- una escuela secundaria.

De todos modos, en el pasado también la elección parecía más clara: se era bachiller, perito mercantil o se iba a una escuela técnica. El polimodal -implementado a partir de la ley federal- parece complicar ahora el panorama con sus distintas terminalidades: economía y gestión de las organizaciones; producción de bienes y servicios; comunicación, arte y diseño; ciencias naturales y humanidades, y ciencias sociales. Aunque, a decir verdad, cada escuela ya se las ingenió para acomodar su trayectoria histórica a las nuevas demandas.

Entre tantos cambios de planes de estudios, nombres y reformas de por medio, algunas escuelas han perdido -y no por casualidad- más que otras. Es el caso de las técnicas: "Son el sector más castigado por la reforma educativa, aunque aún no se hayan percibido todas las consecuencias", señala el profesor Fernando Pisani, docente del Politécnico (UNR) y de escuelas técnicas de Rosario. La apreciación de Pisani no es desacertada. Por si valiera recordarlo, el mismo presidente Néstor Kirchner, en su discurso inaugural, dedicó un espacio para esta enseñanza y habló de la necesidad de recuperarla.


La elección
Según recuerda Pisani, el secundario en la Argentina nació con los colegios nacionales, pensados sólo para educar a las clases sociales más pudientes y como un paso previo a la universidad. Las escuelas de oficio llegaron luego para atender a los hijos de obreros. Más tarde serán estas escuelas las que se convertirán en técnicas.

Con el tiempo, el ingreso al secundario se masificó y trajo nuevos planteos internos a la educación. En medio de tales decisiones las escuelas técnicas comenzaron a cambiar de fisonomía aunque conservaron la que le dio identidad, la misma que hace que padres y chicos las sigan mirando como una alternativa de estudio.

¿Y qué se aprende en una escuela técnica que no se aprenda en otra modalidad de enseñanza? "En una escuela técnica, aparte de recibir la formación igual que en cualquier otra escuela (todas son polimodales), los alumnos y alumnas tienen contacto con mecanismos, aparatos, procesos, herramientas, según cuál modalidad elijan", dice Pisani.

Pero hay más, según pone como ejemplo el educador: "El día de mañana, estos alumnos y alumnas no tendrán dudas con un cambio de fusible, un arreglo del velador o al diagnosticar lo que le pasa a un lavarropas. También sabrán de debes, haberes y asientos, y muchos otros conocimientos contables y de gestión".

Según explica, estos conocimientos podrán ser una ayuda para los estudiantes si se deciden en el futuro por una profesión vinculada al manejo de instrumental (odontólogo, mecánico, químico) o a todas las profesiones que tienen que ver con la tecnología. Y, por supuesto, también para la vida cotidiana". Y si bien este es un valor que se atribuye a la formación técnica, Pisani considera que "todas las escuelas del nivel medio, sean técnicas o no, deberían brindar conocimientos útiles y una formación y educación de calidad".

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