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 martes, 24 de junio de 2003

El sistema para definir los descensos desata una polémica sin final en la Argentina
Promedios: Los números que duelen en el alma
La Asociación del Fútbol Argentino instauró este método desde 1961 a 1963, y lo reimplementó a partir de 1983 hasta la actualidad

Sergio Faletto / La Capital

"Puede ser que la Argentina sea el único país en el que los descensos sean por promedio, pero aquí somos únicos, porque todos sabemos que acá tratamos de sacar ventaja de cualquier cosa, por eso de esta manera evitamos cualquier suspicacia, además los equipos que no pelean por el título ni por el descenso tienen la necesidad de sumar puntos para el promedio, porque lo que les sobra hoy les puede faltar mañana". Palabras más, palabras menos, esta fue la respuesta tajante que ofreció Julio Grondona en una entrevista televisiva días atrás, defendiendo a rajatabla el sistema que impuso la AFA.

En el fútbol siempre todo es materia opinable, pero con relación al sistema de promedios para determinar las pérdidas de categoría -que adoptó la Asociación del Fútbol Argentino de 1961 a 1963 y que reimplantó en 1983- no quedan dudas de que cuando un equipo desciende no se debe a una eventual mala campaña sino a tres años consecutivos de desaciertos. Y este mecanismo no sólo refleja una paupérrima realidad deportiva sino también la causa de ese presente, que no es otra que la pésima administración institucional en ese período.

Claro que esta metodología despierta polémica porque aquellos que la critican sostienen que está estructurada para beneficiar a los equipos más poderosos, ya que afirman que de esta forma Boca y River jamás perderían la categoría, mientras que por el sistema de puntos tendrían al menos una remota posibilidad.

Cabe aclarar que si en la actualidad millonarios y xeneizes ostentan los mejores promedios se debe a que obtuvieron una importante cosecha de puntos, ya que los guarismos son producto de las unidades conseguidas.

En tanto, los que defienden a los promedios aseguran que constituye un beneficio para los más débiles, ya que les otorga más de una oportunidad para mantenerse y no quedan condenados a lo que puedan hacer en una temporada.

En este sentido, consideran que en un torneo de 38 partidos es más probable que sucumban los de menos capacidad económica, en cambio con 114 cotejos a disputar se incrementa la chance de revertir la situación, y por ende es lógico y hasta justo que los dos clubes que no pudieron cambiar el rumbo concluyan en el descenso.

Claro que cuando las pérdidas de categoría se hacen realidad, es habitual que los hinchas de los clubes amenazados por el descenso comiencen a cuestionar el sistema imperante, aunque en varias ocasiones esos mismos equipos también hubiesen bajado -y seguramente antes- si hubiera sido por la sumatoria de los puntos obtenidos en alguno de los torneos promediados.

La AFA decidió retornar al sistema de los promedios en 1983, temporada en la que descendieron dos equipos, Nueva Chicago y Racing, los que sumaron menos unidades en los torneos Metropolitanos 82 y 83.

Si se hubiese respetado el sistema anterior tendrían que haber descendido por la tabla de posiciones River y Racing de Córdoba, ya que ocuparon los últimos dos puestos del Metropolitano 83. Debido a esto, muchos medios en ese momento cuestionaron la medida porque sostenían que la AFA retornó a los promedios para beneficiar a River y mandar a Racing de Avellaneda a la divisional B, pero está claro que esta opinión no tiene sustento porque la aplicación del nuevo mecanismo se produjo antes del Metropolitano 83, sin saber que los millonarios iban a realizar una campaña tan mala durante el mencionado campeonato.

Con relación al hipotético beneficio a los grandes, en este caso tampoco se cumple, porque se lo condenó a Racing de Avellaneda y terminó salvándose Racing de Córdoba.

Claro que quienes más criticaron este mecanismo fueron los hinchas de Racing y Nueva Chicago, los dos equipos que fueron las primeras víctimas de la reinstauración de los promedios.

A partir de 1984 hasta la actualidad el promedio se calcula dividiendo los puntos obtenidos en las tres últimas temporadas por la cantidad de partidos disputados. Ese año descendió Rosario Central junto a Atlanta por tener el menor coeficiente de puntos entre los Metropolitanos de 1982, 1983 y 1984.

Con relación a los puntos obtenidos en los campeonatos denominados Nacionales, que se disputaron desde 1967 hasta 1985, no se contaban para el descenso ya que solamente se tenían en cuenta los del Metropolitano.

En los últimos 20 años se sigue con el promedio de las últimas tres temporadas y solamente hubo un cambio formal e insignificante a partir de la temporada 1986/87. Desde 1983 hasta 1985/86 inclusive se dividía la cantidad de puntos por la cantidad de torneos, pero desde la temporada 1986/87 se divide el total de los puntos por la cantidad de partidos jugados en Primera A en las últimas tres temporadas.

Lo que sí es indudable es que este sistema complica a los dos equipos que ascienden, ya que están obligados a sumar una considerable cantidad de puntos para no volver enseguida a la categoría de origen. Alcanza con los ejemplos de Olimpo y Arsenal, ya que los bahienses recién aseguraron la permanencia este fin de semana luego de acumular 48 unidades entre los dos torneos, mientras que los de Sarandí ya tienen 45 pero todavía deben seguir luchando.

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Los hinchas de Huracán ya sufrieron el descenso.

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