Año CXXXIV
 Nº 49.210
Rosario,
jueves  16 de
agosto de 2001
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Más de 30 imputados y muy pocos condenados

Jorge Salum

En los tribunales de Rosario hay cerca de 100 causas judiciales contra unos 30 sujetos identificados como barrabravas, la mayoría de ellos de Rosario Central. Algunas tienen sentencia firme, otras están apeladas y por lo tanto están sujetas a revisión y la mayoría todavía permanece en etapa investigativa, es decir que formalmente aún están en trámite aunque en la práctica aparezcan como virtualmente paralizadas.
Estos datos están en un dossier reservado elaborado por el fiscal José María Peña y sus colaboradores. Se trata de un borrador que los sabuesos de Peña confeccionaron mediante un verdadero trabajo de hormiga y que actualizan cada vez que pueden. Tiene el valor de sistematizar datos que los juzgados no tienen, y de poner en evidencia la insólita repetición de hechos y protagonistas que a pesar de todo siempre están en condiciones de seguir delinquiendo.
De todos los barrabravas investigados por la Justicia, sólo dos están detenidos. Uno de ellos es Oscar Alberto Ferreyra, alias Paquito o Paco Mono. Ferreyra sería hoy un aliado de Andrés Pillín Bracamonte, líder de un sector de la barra brava con buenos contactos en la presidencia del club, y la más hegemónica de todas las bandas que componen la hinchada auriazul. Cumple actualmente una condena a 4 años y medio de prisión como autor material del incendio a la sede de Central, episodio que ocurrió el 2 de febrero de 1994. También tiene causas por amenazas, lesiones y otros delitos. Algunas están prescriptas y otras todavía siguen en trámite.
El otro barrabrava que purga prisión es Mario Lartigau, aunque la condena no tiene nada que ver con esa condición. Lo sentenciaron a 10 años por el homicidio de un bebé de 9 meses. Estará preso hasta el 9 de febrero de 2008.
De los que están libres, uno de los que cuenta con más antecedentes es Pillín Bracamonte. Tiene antecedentes por amenazas coactivas y extorsión, y causas judiciales por resistencia a la autoridad y lesiones. En algunas fue sobreseído y en otras tiene falta de mérito (significa que no hay pruebas para imputarle un delito, aunque se lo sigue investigando). Nunca fue condenado.
El 26 de septiembre de 1999 lo detuvieron junto a dos de sus coroneles bajo sospecha de ser quien disparó contra su archienemigo Juan Alberto Chaperito Bustos en plena calle. Pero esto jamás se probó y Pillín quedó libre de culpa y cargo.

  

Uno que se retiró
Chaperito también fue imputado en varias causas por amenazas, robo, abuso de armas y lesiones. En septiembre de 1999 lo absolvieron por beneficio de la duda. En esa época él mismo declaró a este diario que se retiraba de la actividad como barrabrava, pero admitió que sus ex compañeros de ruta no lo harían. Sus seguidores de entonces son los que hoy conforman el grupo conocido como Chaperitos, que está enfrentado a los Pillines y mantiene una relación fría y distante con los Chaperos de Bustos padre.
El hermano de Chaperito, César Javier Bustos, también estuvo involucrado en causas donde se investigaban delitos graves como violación, abuso de armas, robo y hasta un homicidio. Como Pillín y tantos otros, jamás fue condenado porque nunca hubo pruebas suficientes.
Dos de los barrabravas más pesados murieron asesinados: Sergio Enriotti (Cabezón) y Hugo Taborda (Sapo). Enriotti es quien tenía un cheque firmado por el presidente Víctor Vesco y el ahora ex tesorero Roberto Muñoz. Lo mataron con su propia arma, una pistola 9 milímetros robada a algún policía. Taborda era mano derecha de Bracamonte y murió en un ajuste de cuentas que aparentemente no tenía relación con sus actividades como barrabrava.
Daniel Paz (Dani) lideró su propio sector y llegó a ser un referente de peso. Luego pasó por una situación límite -recibió un balazo y perdió una pierna- y se retiró. Antes quedó pegado en causas por lesiones, tentativa de hurto, estafa, amenazas, extorsión y lesiones graves. Una vez lo procesaron, pero después la Cámara modificó el fallo y lo sobreseyó.
Pero la mayoría de los más conocidos barrabravas continúa en actividad mientras las causas en las que aparecen imputados siguen su lenta marcha hacia la absolución o el archivo. Parece extraño que entre tanta cantidad de causas y de sospechosos nunca nadie haya sido condenado. ¿Quién no se sentiría impune ante semejante prueba de ineficiencia por parte de quienes deben perseguirlos?


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