Año CXXXIV
 Nº 48.970
Rosario,
sábado  16 de
diciembre de 2000
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Exportaciones
Oleaginosas: los malos de la película
Según el informe de la industria aceitera, las protecciones en EEUU, Europa y China distorsionan el mercado internacional. En Latinoamérica también hay problemas

Estados Unidos, el principal jugador del mercado internacional, se lleva uno de los capítulos principales del informe sobre las distorsiones en el mercado de productos del complejo oleaginoso. Es que a través de un rebuscado sistema de subsidios y precios sostén se ha convertido en una amenaza directa para los productores y procesadores sudamericanos.
Una batería de medidas contempladas en la ley agrícola de ese país le quita a los farmers la preocupación de las oscilaciones de precios en el mercado internacional y los alienta a sembrar soja y más soja sin necesidad de pensar a quién se la van a vender y cuánto van a ganar, ya que el Estado paga la diferencia.
Los elevados precios internos ofrecidos por las autoridades estadounidenses estimulan artificialmente la producción, que en una gran proporción termina en los mercados internacionales, con la ayuda de mecanismos promocionales como subsidios, garantía de créditos y programas alimentarios mundiales.
El trabajo resalta que, a pesar de que la ley agrícola estadounidense sancionada en 1996 (y que se extiende hasta 2002) flexibilizó algunos de los beneficios otorgados (se eliminaron los pagos compensatorios y de sostén de ingresos), el paquete principal de incentivos continúa funcionando como en los viejos tiempos.
En los tres primeros años de implementada la ley, los farmers estadounidenses recibieron más subsidio que los que hubieran obtenido en forma previa (unos 7 mil millones de dólares de más en el trienio 96/98), destaca el informe.
Al mismo tiempo la caída de los precios y la pericia de lobby agropecuario, logró obtener del Congreso un paquete de emergencia de casi seis mil millones de dólares adicionales para el período 98/99 y de 8.700 millones para el 99/00, señala.
El resultado es que los farmers recibieron en los últimos tres años el mayor ingreso neto promedio de la última década, que rondó los 50 mil millones de dólares anuales, lo que significó que el gobierno de Bill Clinton pagara a los agricultores el 39% de su ingreso total, el doble que al comienzo de los 90.
En los dos últimos años, el productor de soja de Estados Unidos llegó a recibir en algunos momentos hasta 40 dólares por tonelada por encima del precio de mercado, haciendo que el área sembrada y la producción alcancen los valores más elevados de la historia. Para la campaña 99/00 se espera una récord en la producción de soja de 80 millones de toneladas, 20 millones más que dos campañas atrás.
Los préstamos de comercialización permiten a los productores no vender su producción durante el período de cosecha donde los precios son generalmente bajos. Además, cuando los precios de mercado están por debajo de los precios de referencia, el farmers puede optar por recibir la diferencia, que para el 99 significó un desembolso para el gobierno, cercano a los siete mil millones de dólares.
Debido a la estructura de precios relativos existentes en el mercado, todo este esquema de apoyo al sector incentiva la siembra de soja en detrimento del maíz. Los precios garantizados de soja y maíz (loan rate) -cuando son superiores a los del mercado- están dados de tal forma que los márgenes sean superiores para el poroto.
Por otra parte, Estados Unidos posee programas adicionales destinados a expandir sus exportaciones agropecuarias: subsidios directos (EEP), de garantías de créditos (GSM-102 y 103) y de ayuda alimentaria (PL-480). Desde 1985 hasta 1998 se desembolsaron 9 mil millones de dólares en programas de subsidios, 7.800 en ayuda alimentaria y se emitieron garantías de créditos por 53.100 millones de dólares.
Toda esta batería de instrumentos y mecanismos de promoción del agro norteamericano obliga a países como Argentina y Brasil a hacer un ajuste de producción y amenaza con desplazarlos de algunos de los mercados mundiales, concluye el informe.



El complejo oleaginoso procesará menos granos que el año anterior.
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