Año CXXXIV
 Nº 48955
Rosario,
sábado  02 de
diciembre de 2000
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Negocios que se llevó el viento

Margaret Orgill

El fracaso de las conversaciones de la ONU sobre cambio climático arruinó las esperanzas de reglas claras sobre la potencialmente lucrativa transferencia de tecnología al mundo en desarrollo y el mercado emergente de intercambio de emisiones de gases de invernadero.
Los negocios están decepcionados con el resultado, dijo el presidente del Grupo de Trabajo sobre Cambio Climático de la Cámara Internacional de Comercio, Nick Campbell. Llegamos aquí esperando una decisión que aclarara las reglas del protocolo de Kioto. Ahora nos vamos con las manos tan vacías como todos los demás y tan confundidos como cuando llegamos, sobre el papel que podríamos jugar para contribuir con soluciones, agregó.
La conferencia de dos semanas terminó sin un acuerdo sobre medidas para combatir el calentamiento global, después que EEUU y la UE no lograron resolver una amarga disputa en torno a medidas para reducir las emisiones de gases de invernadero, considerados responsables del cambio climático.
Muchas compañías dicen que la disputa internacional contra el calentamiento global suministrará oportunidades de crecimiento para construir estaciones de energía limpia en países en desarrollo, especialmente en Asia y Latinoamérica, donde la demanda de electricidad está en aumento.
Tales aperturas serían suministradas por los llamados mecanismos de desarrollo limpio, una medida que permite a los países alentar a las compañías a hacer inversiones en tecnología que no contamine el ambiente para compensar las obligaciones de los países con la reducción de sus emisiones de gases de invernadero.Sin embargo, el fracaso de las conversaciones de La Haya significa que no hay acuerdos.
Los negocios estadounidenses que esperaban las reglas del terreno bajo el protocolo de Kioto se quedaron tirados, dijo Glenn Kelly, director ejecutivo del grupo industrial Coalición de Clima Global.El mecanismo, y otros entre los que se encuentra permitir el intercambio del derecho a contaminar, fue propuesto bajo un acuerdo alcanzado en 1997 en Kioto, Japón, que fija las metas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Inversiones por miles de millones de dólares están en juego, pero las compañías están renuentes a invertir en nuevos esquemas hasta que sepan que los términos del protocolo de Tokio serán implementados, según ejecutivos.
El intercambio de emisiones permite a los países cuyas emisiones estén por debajo de las metas de Kioto vender créditos de carbono a otros cuyas emisiones estén por debajo de sus límites acordados.
Para los negocios, el acuerdo de Kioto abriría las puertas a una vasta gama de proyectos que van desde sistemas de energía renovable hasta plantaciones forestales.
Grupos ecologistas y la UE dijeron que la entusiasta defensa de tales medidas por parte de Washington constituye un plan encaminado a exonerar a Estados Unidos, el primer contaminador del mundo, de tener que hacer reducciones reales a sus emisiones.


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