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Rosario 1905/1910

Por Guillermo Zinni / Fuente: La Capital

El “río Pueyrredón”. Uno de los espectáculos más interesantes de nuestra ciudad se encuentra en el hecho de que cada vez que llueve el agua es expedida hacia afuera por los conductos cloacales, en vez de ser recibida y llevada al río por aquellos. Una pequeña lluvia un poco persistente y ya tenemos al Rosario parcialmente inundado. Esta es una de las bellezas naturales de una ciudad que está situada a treinta metros por sobre el nivel del río, y que por lo tanto podría desaguar en cinco minutos con un buen sistema de alcantarillado. Pero lo que causa más admiración es que después de tantos años ninguna administración municipal se haya preocupado de hacer desaparecer el zanjón de la calle Pueyrredón, verdadero arroyo que amenaza convertirse en un río con sus afluentes y todo. A cada temporal el “río Pueyrredón” -como habrá que llamarlo en adelante- se ensancha un poco, lo mismo que sus afluentes, y tenemos que la pequeña zanja de hace 10 o 12 años es hoy un precipicio causante de no pocas desgracias y un feo lunar para el barrio donde está situado. Y a no ser que se quiera convertir ese arroyo en un canal navegable sin gastar un centavo, sólo por el transcurso del tiempo, no vemos el objeto de no cegarlo cuanto antes, estableciendo en él un sistema de tuberías para evitar el estancamiento de las aguas. (1908)

La fuga de un anarquista. Fue embarcado por la policía de Buenos AIres en el vapor “Luisiana” el anarquista español Máximo Suárez, que fue redactor de “La Protesta”, y a quien se había aplicado recientemente la Ley de Residencia. En dicho buque quedó custodiado por dos agentes de la policía de Investigaciones hasta que partiera, pero parece ser que anoche, no se sabe quién trató de proteger la fuga del detenido simulando un pequeño incendio en el dique donde está anclado ese barco, estratagema que dió resultado ya que Suárez logró fugarse sin que sus dos custodias pudieran evitarlo. (1908)

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