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sábado,
29 de
septiembre de
2007 |
Discos / novedades
Entre las texturas del rock adulto y la música folk
El ex líder del grupo Dire Straits editó un álbum de tono intimista y melancólico
Tras regresar al éxito el año pasado de la mano de “All The Roadrunning”, su trabajo en colaboración con la leyenda folk Emmylou Harris —que les posibilitó a ambos su primer ingreso en el top 20 de Estados Unidos e incluyó además una gira que quedó registrada en DVD—, el genial Mark Knopfler regresa con su nuevo disco “Kill To Get Crimson”. Una sugerente colección de canciones con diferentes matices y texturas que se deslizan entre el llamado rock adulto y el folk, tanto norteamericano como inglés, combinando instrumentos eléctricos con los tradicionales acordeones, flautas y violines.
“En realidad creo que probablemente sólo soy un músico folk a medio hornear, y que siempre lo fui”, reflexionó el ex líder de Dire Straits sobre esta influencia directa de la música que escuchaba y tocaba en su guitarra acústica cuando era sólo un chico; marca reconocible en el sonido de las particulares canciones que componen el álbum.
Ya desde la pintura que atraviesa todo el arte del disco, esa estética pre-mod de fines de los 50 y principios de los 60 se hace presente, anticipando visualmente la calculada simetría de música y letra que construye el clima de cada canción. En ese sentido, la apertura con “True Love Will Never Fade” —primer corte de difusión— es una buena muestra del tono intimista, la fluidez del sonido y el alto grado de lirismo que predomina a lo largo de todo el álbum, contando —casi cinematográficamente— diferentes historias teñidas de melancolía. En palabras de Knopfler: “Probablemente me estoy alejando cada vez más de los tempranos días del rock, pero este disco es una pequeña unidad bastante despojada; es todo material que surge de un grupo rítmico básico: sólo guitarra, bajo y batería”.
“Kill To Get Crimson” fue grabado en Londres, en los British Grove Studios de los que Knopfler es uno de los dueños, una gran ventaja a la hora de trabajar con tranquilidad y de la manera adecuada para logar lo que tenía en mente. “Una de las cosas buenas del disco, y de la forma en la que me gusta trabajar, es combinar el uso de lo mejor de las viejas tecnologías con lo mejor de las nuevas; acá puedo hacerlo”, comentó Knopfler. El disco incluye a su colaborador habitual Guy Fletcher en teclados, compartiendo con él y Chuck Ainlay la co-producción.
Definitivamente, el corazón de “Kill To Get Crimson” se funda sobre la simplicidad a partir de la cual todo cobra sentido.
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“En realidad sólo soy un músico folk a medio hornear”, reflexionó el músico escocés.
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