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sábado,
29 de
septiembre de
2007 |
Yo Creo
“Cuentas claras conservan el orgullo rosarino”
Orlando Verna / Escenario
Cuatro de doce parece una mala cosecha aunque todos sepan que la propia nominación es ya un premio. Los rosarinos fueron a la entrega de los Martín Fierro del Interior que se hizo en Mar del Plata y volvieron desconcertados. No sólo porque los números mueven al mundo sino porque fueron víctimas de una estrategia mal concebida que no consiguió vender los derechos para la emisión televisiva en directo y optó por filmar un compacto que se vió ayer a través del canal América 24. Sin la presión del vivo y con un aire acondicionado que hizo temblar las soleras, la ceremonia se hizo eterna. Pero más allá de eso, desmenuzar los números puede hacer que la relación no parezca tan desequilibrada. En los premios a las producciones 2006 de TV, Rosario tenía cuatro nominaciones: tres para programas y una por conducción masculina para Gustavo Lorenzatti, que se alzó con su segunda estatuilla. De los tres envíos, dos (“Cables cruzados” y “Gira mágica”) estaban en la misma terna, la musical, y perdieron a manos de un programa de tangos de Puerto Madryn, que según los críticos, no alcanzaba los niveles de excelencia demostrados por los productos rosarinos, sobre todo el primero. Un documental sobre ballenas hecho en Rawson se colgó de la conciencia ecológica y dejó a “El combate de San Lorenzo” de los estudios Serbali sin galardón. En radio, los postulantes eran ocho, dos en la misma terna, y tres volvieron a Rosario con el gaucho, a grosso modo, la mitad: “Radio historias” en el rubro unitario, “Gente de campo” en el agropecuario y “Noches de cine” en espectáculos, que le ganó a su coterráneo “Retrotracks”. Y si bien “Fútbol regional”, “Proyecto 5”, “El informador” y Guillermo Aldunati se contentaron con aplaudir, hay un dato aún más edificante: los nominados son de Radio Universidad, LT2, LT8, Estación del Siglo, Radio Nacional y FM Gran Rosario. Un dial que deja el sabor dulce de la amplitud y la diversificación. Porque las cuentas claras conservan el orgullo rosarino.
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