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 lunes, 24 de septiembre de 2007  
Crece la presión sobre la dictadura de Myanmar

Rangún.— Unas 20.000 personas lideradas por monjes budistas se manifestaron ayer contra la junta militar de Myanmar, en la protesta antigubernamental más numerosa desde un fallido levantamiento democrático en 1988. Según analistas, las marchas de los monjes —que comenzaron como una protesta por el aumento en el precio de los combustibles— se están convirtiendo en un movimiento con mayores bases religiosas contra los militares, que han gobernado la antigua Birmania de distintas formas desde 1962.

   Las manifestaciones llegaron hasta la casa de la líder de la oposición Aung San Suu Kyi, quien se mostró en público por primera vez en cuatro años. Pese a la prohibición vigente por el arresto domiciliario que cumple desde hace más de una década, la premio Nobel de la Paz apareció en público cuando unos 2.000 monjes budistas lograron evitar un bloqueo callejero y se acercaron a su vivienda.

   Suu Kyi, de 62 años, apareció entonces en la puerta, con lágrimas en los ojos y repitiendo “sadhu, sadhu” (“bien hecho”), informaron testigos. Las fuerzas de seguridad, que impiden el acceso a su hogar desde hace años, no intervinieron.



Precios y política. Los monjes budistas, muy respetados en el país, se lanzan a las calles cada día desde hace una semana para protestar contra el drástico encarecimiento de la nafta y el gas, pero los actos han derivado en manifestaciones contra el régimen militar que gobierna el país del sudeste asiático.

   Unos 3.000 monjes se dirigieron ayer en Rangún al lugar considerado más sagrado del país, la pagoda de Shwedagon. Por primera vez llevaban carteles con consignas políticas, como “la justicia vencerá a la injusticia”. Más de 10.000 personas llenaron las calles en torno a la pagoda.

   Allí, Suu Kyi había encabezado en 1988 la resistencia contra la junta militar ante decenas de miles de personas. En aquel momento el levantamiento fue reprimido de forma brutal y hubo unos 3.000 muertos.

   El régimen de la antigua Birmania se encuentra aislado a nivel internacional por sus graves violaciones a los derechos humanos.



Hasta que caiga. Una asociación de monjes que actúa en la clandestinidad hizo ayer un llamamiento a los birmanos para que, en signo de solidaridad, salgan a rezar en público cada tarde en la puerta de sus casas unos 15 minutos. Según los medios, el grupo juró abandonar sólo cuando caiga el gobierno militar. La información, sin embargo, es difícil de contrastar, ya que en un país con cientos de espías nadie se atreve a hablar públicamente.

   Entretanto, el gobierno de EEUU urgió al régimen de Myanmar a iniciar reformas democráticas. La secretaria de Estado Condoleezza Rice declaró ayer que los habitantes de la ex Birmania merecen una vida en libertad.
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Los monjes budistas lideran las protestas, que empezaron como un simple repudio al aumento en el precio de los combustibles.



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