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jueves,
20 de
septiembre de
2007 |
Protesta a cinco meses de la muerte de un chico en el Irar
Familiares de Néstor Salto pidieron que la Justicia defina quién es responsable por su violento deceso
“Quiero que la Justicia me escuche. Que me den bolilla. Que alguien me dé respuestas”. Las palabras las pronunció ayer frente al Instituto de Recuperación del Adolescente de Rosario (Irar) Laura, la madre de Néstor Salto, el pibe de 16 años que murió el 17 de abril último tras prenderse fuego en una de las celdas de ese centro de detención y agonizar 48 horas con el 80 % de su cuerpo calcinado. A cinco meses de esa trágica muerte, la causa del fallecimiento está en un zig zag judicial. El chico era investigado por el asesinato de Luciano Drovandi. “Pero Néstor no estaba condenado a muerte. No estaba claro de qué lo acusaban ni siquiera. Y del Irar se lo llevaron a una tumba”, agregó Carina, tía del pibe muerto.
Las densas columnas de humo negro se levantaban frente al portón de ingreso del Irar como consecuencia de la quema de cubiertas provocada por una veintena de familiares de Néstor Salto. El grupo se reunió frente al ingreso al instituto de menores de Cullen y Saavedra buscando un poco de atención. “Mi sobrino pagó con su vida por la muerte del muchacho Drovandi. Pero no estaba condenado y cinco meses después de su fallecimiento no hay detenidos. Y nadie nos da una respuesta”, reflexionó Carina. Los manifestantes protestaron con pancartas que mostraban las dos caras del pibe muerto: antes de entrar al Irar y con el 80 por ciento de su rostro devorado por la llamas.
Sin respuesta. “Señora, el Servicio Penitenciario intervino el Irar el 25 de abril pasado y no es mucho lo que le podemos decir sobre la muerte de su hijo, algo que sucedió en la otra gestión. Usted debería ir al Juzgado a buscar respuestas”, fue la explicación que brindó a la familia Salto el alcaide Enzo Giménez, director del Irar, al acercarse gentilmente al portón de ingreso al instituto. Mientras las cubiertas ardían y el pedido de explicaciones se iba diluyendo, el comisario Ernesto Dagostino, a cargo de la seccional 19ª, ofreció su intermediación para que Laura y los suyos se fueran del lugar con un poco de paz.
Néstor Salto era investigado por el crimen de Luciano Drovandi, un joven de 25 años al que mataron para robarle la moto en Pellegrini y Provincias Unidas en julio de 2006. Salto se fugó del Irar en marzo y el 17 de abril fue recapturado. Lo trasladaron allí y el chico anunció que se prendería fuego si iba a una celda individual. Y así ocurrió.
Al recibir asistencia ya tenía quemado el 80% del cuerpo y murió dos días después. El primer juez del caso, Javier Beltramone, de Instrucción 9ª, se excusó porque sólo advirtió conductas culposas y se lo giró a su colega Correccional Daniel Acosta.
Ida y vuelta. Este juez, en cambio, evaluó que el caso revestía gravedad como para que se investigara en Instrucción y se lo transfirió. Pero tres meses atrás Beltramone se lo volvió a remitir tras algunas medidas. Esta mecánica se repitió en un ida y vuelta que llevó la causa otra vez al escritorio del juez Beltramone.
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Fotos
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La madre de Néstor Salto ayer frente al instituto de zona oeste.
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