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jueves,
20 de
septiembre de
2007 |
Falta de solidaridad
El lunes pasado estuve en la obra social del Arte de Curar con mi bebé para autorizar una vacuna. Era demasiado lo que había que esperar y, sabiendo de lo fastidiosos que se ponen los bebés cerca de la hora del almuerzo, me acerco a la secretaria para que se solidarice con mi situación, ya que solo requería de un sello. Pero un hombre poco caballero me trató de ventajera, que utilizaba mi hijo para sobrepasar la espera y que él dejaba a su hijo a su suegra. Claro, porque sostener una hora 11 kilos en la espalda es mi pasatiempo. Le respondo: pobre su suegra y qué fácil es tener hijos si después se los encajás a otro. Para que piense mal de todas las madres, seguramente conoce a alguien cercano que lo hace. Sé que hay gente que se aprovecha, pero no es mi caso. Fue la primera vez que pedí ayuda en mi vida y justo me encuentro con alguien tan egoísta. Lo que me preocupa es que la falta de solidaridad ante la necesidad del prójimo es cada vez más notoria. Sólo me debía regalar un minuto de su tiempo. Ser médico es querer ayudar y eso se traslada en cada quehacer de la vida. La solidaridad es regalar tiempo, paciencia, comprensión, escuchar, trabajar ad honórem, dar el asiento, prestar un brazo, sonreír, educar y no sólo dar ropa usada o plata a los chicos en la calle. Claro que este señor pocos "gracias" de corazón debe recibir diariamente. Gracias a la secretaria del Arte de Curar.
Elisabet Kessler, DNI 23.814.482
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