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jueves,
20 de
septiembre de
2007 |
Las dos caras de la moneda
Con relación a la carta del pasado lunes titulada "Borrar la memoria", referida al día de la Revolución Libertadora, quería hacer saber a la autora, Natalia Jaureguizahar, mis vivencias en los años anteriores, durante el gobierno de Perón. En un somero resumen muy personal le puedo contar que mis padres perdieron sus trabajos por no adherir al partido y no querer usar el luto por la muerte de Evita. Yo concurría a la escuela primaria y todos los días la maestra debía colocar abajo de la fecha una frase del "plan quinquenal", que por supuesto no entendíamos, pero machacaba nuestras cabezas. Además cada lectura de nuestro libro de clase se refería a las "obras" de Perón y las "generosidades" de Evita. Al volver a casa, comíamos pan negro porque la harina de calidad se exportaba; lo mismo ocurría con el azúcar (ahora se rasgan las vestiduras para proteger el consumo interno). Todo esto no se podía comentar porque había vecinos que denunciaban. La lista es larga de enumerar, pero ya que apelamos a la memoria, es injusto no ver las dos caras de la moneda.
María H. Larguía, DNI 5.336.254
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