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sábado,
15 de
septiembre de
2007 |
Podrá saberse dónde hay huellas de vida extraterrestre
Mauricio Weibel / DPA
Por fin sabremos dónde hay huellas de vida extraterrestre. En qué galaxias nos aguardan tal vez barbaries y civilizaciones que hoy no conocemos. La evidencia irrefutable será obtenida a través del proyecto Alma o gran conjunto de radiotelescopios de Atacama, que construyen en Chile estadounidenses, japoneses y europeos y que se espera esté terminado para 2012.
La iniciativa, de 1.200 millones de dólares, permitirá cartografiar moléculas de agua a lo largo de todo el universo, primer paso para saber en qué planetas habría ozono y, por tanto, probabilidad de vida. Será un gran avance para la astronomía, dijo Massimo Tarenghi, director del proyecto que permitirá observar el espacio a través de ondas milimétricas y submilimétricas.
En total, en su configuración inicial, 66 radiotelescopios serán instalados a 5.000 metros de altura en la cordillera de los Andes, en el desértico llano de Chajnantor. Las oficinas operativas estarán a 3.000 metros.
“Para que podamos respirar y pensar”, bromeó Tarenghi, quien anticipó que unas 300 personas trabajarán las 24 horas del día en la observación estelar.
Las antenas podrán moverse de su base y actuarán como una sola parabólica, capaz de “escuchar” lo que sucedió unos 500 millones de años después del Big Bang, unos 14 mil millones de años atrás.
En detalle, las diferentes configuraciones que podrán ocupar los radiotelescopios actuarán como un zoom. En su disposición más compacta observarán un campo amplio del universo. En la más extendida, de 18 kilómetros, permitirán estudiar objetos muy débiles del universo.
Viaje en el tiempo. Adicionalmente, por primera vez el hombre observará una zona del espacio que no penetran los telescopios ópticos, capaces de mostrarnos el cosmos sólo a partir de unos mil millones de años después de su creación.
Los científicos también podrán determinar la composición química molecular del universo y develar nueva información sobre los movimientos de núcleos galácticos y cuásares, entre otros objetos. En definitiva, la humanidad estudiará el cosmos como nunca lo hizo y averiguará de paso cómo se formaron químicamente las primeras estrellas y galaxias.
La resolución de estas inéditas imágenes superará diez veces la del telescopio Hubble. Las antenas, que pueden llegar a 80, operarán comandadas por dos mega computadoras que procesarán en línea toda la información obtenida.
Dos mil metros de altitud más abajo, científicos de todas las nacionalidades buscarán determinar cuestiones como la obsesiva pregunta por la vida extraterrestre así como la cronología de procesos estelares.
El más poderoso. Alma no será el primero ni el único centro radiotelescópico del planeta, pero sí se transformará en el más poderoso, en el único que revolucionará la astronomía y la fantasía terrícola.
La megainiciativa es financiada por la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Sur, el nipón Instituto de Ciencias Naturales (Nins), en cooperación con la Academia Sinica de Taiwán por parte de Asia del Este, y la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) de Estados Unidos, en cooperación con el canadiense Consejo Nacional de Investigación (NRC).
Chile aporta el suelo y, sobre todo, el cielo, lo que le da derecho a un diez por ciento del tiempo de observación y a participar de todos los avances en la búsqueda de vida y respuestas extraplanetarias.
Sin embargo, la opción de viajar fuera de nuestra galaxia seguirá siendo lejana, aunque ahora al menos se podrá saber dónde alinear los sensores de vuelo de las naves interplanetarias.
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Fotos
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Los componentes del radiotelescopio son trasladados en camiones.
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